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Otro año volátil

La consecuencia más nefasta de la incertidumbre es que se lleva por delante la verdad de las cosas. Dado que nada está claro, todo resulta verosímil

Domingo, 30 de diciembre 2018, 00:01

La política española está experimentando una 'segunda transición'. Hace años que se había descrito su advenimiento como resultado de transferencias de poder; del Estado hacia la Unión Europea y del Estado hacia el ámbito territorial y local, dando lugar a la 'geometría variable'. Más tarde ... eso de la 'segunda transición' fue utilizado para hablar de regeneración. Primero, en cuanto a la superación de la divisoria ideológica tradicional entre izquierda y derecha. Luego la acepción se refirió al restablecimiento de la separación de poderes a cuenta de la corrupción y otros males que señalaban el acaparamiento de atribuciones en el bipartidismo imperfecto. # Pero nadie hubiera imaginado que la incertidumbre podía adueñarse hasta tal punto del escenario político. No solo mediante su fragmentación electoral; también a causa del estado gaseoso al que ha dado lugar la prolongada crisis de representación y de mediación institucional. La incertidumbre es global en todos sus sentidos. Hasta las elecciones a la presidencia del Athletic han sido expresión de la volatilidad general.

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