La caja de herramientas

Durante la restauración democrática fuimos capaces de entender que Euskadi necesitaba aprovechar su ventana de oportunidad democrática, para configurar un sistema institucional propio, fundamentado en la legitimidad de los derechos históricos, por medio de un pacto entre los representantes legítimos de nuestro Pueblo y las instituciones del Estado español. La aprobación del Estatuto de Autonomía de Gernika y del Amejoramiento del Fuero Navarro vinieron a impulsar y consolidar un proceso de modernización de Euskadi que empieza a partir de la década de los 60. Frente a esquemas insurreccionales que ofrecían una tierra prometida en un horizonte temporal cercano y la posibilidad de construir 'todo' estableciendo un nuevo punto de partida reiniciando la historia, una generación que sufrió la guerra y la posterior dictadura fue capaz de establecer y transmitir que el futuro de nuestro país pasaba por dos condiciones: los valores y la cultura democrática y la idea de la legitimidad y la continuidad histórica como base esencial para la construcción del futuro. Los valores de aquella generación fueron capaces de conectar con el centro neurálgico de nuestra sociedad y poner la caja de herramientas (personas, organización, discurso y acción política) al servicio del Pueblo Vasco. Seguro que la caja de herramientas no era perfecta, aunque ahora tengamos una cierta tendencia a la idealización de algunas épocas pasadas; ni siquiera era lo más relevante; lo fundamental era la definición de una visión acertada de las necesidades de la sociedad vasca.

La condición de posibilidad de la continuidad histórica de los pueblos pasa por acertar en cada momento histórico sobre sus condiciones de desarrollo político, económico y social, y los valores que garantizan su unidad en las cuestiones fundamentales. Hoy, lo que está sucediendo es que se está produciendo una modificación sustancial de las características políticas, económicas, sociales y demográficas que configuran nuestro Pueblo y nuestra sociedad, y una alteración de la ecuación de valores que empastan el sistema de convivencia. Estas transformaciones condicionan totalmente pilares fundamentales de nuestra sociedad como son nuestra lengua o nuestro capital social. Lo sustancial sigue siendo acertar tanto en la visión y la dirección de la respuesta como en los valores que dan sentido a la comunidad. Por supuesto, necesitamos ajustar nuestra caja de herramientas: mejorar nuestra organización política, regenerar el capital humano y fortalecer el discurso y la acción política que nos permita la comunicación con la sociedad vasca y gestionar con eficacia las instituciones. Pero no hay caja de herramientas que pueda cumplir su función si no acertamos en la visión que conecte con un nuevo tiempo político. El PNV ha pasado por muchas y muy diferentes vicisitudes; con todo, es el instrumento más potente, democrático e integrador que ha tenido el Pueblo Vasco desde finales del XIX hasta nuestros días para representar y gestionar su voluntad política mayoritaria.

Hoy asistimos a un profundo cambio en las condiciones de desarrollo del Pueblo Vasco. El increíble desarrollo tecnológico y el modelo de globalización económica han configurado nuevos actores y marcos que cercan a los Estados provocando una crisis de rendimiento de las democracias liberales y de su capacidad como productores de la sociedad del bienestar. Somos sociedades de consumo cada vez más individualistas, complejas y diversas en las que el mercado se ha convertido en el productor principal de valores. Crecen el populismo y la tecnocracia en un contexto de polarización política y de desafección hacia los partidos; asistimos a la configuración de un nuevo orden internacional basado en una pelea por los recursos básicos entre los países más poderosos. Este es el nuevo terreno de juego y, de nuevo, debemos acertar en la definición de la visión y en la configuración de la caja de herramientas.

Llegamos a la IX Asamblea General con el convencimiento de un nuevo tiempo político y de una nueva agenda política y social; con la determinación de fortalecer nuestro vínculo con una Euskadi cada vez más plural y compleja, y un liderazgo renovado al servicio de la causa nacional vasca.