Pablo Malo, en Donostia con el Goya que ganó con 'Frío sol de invierno'. usoz
Pablo Malo | Ganador del Goya al Mejor Director Novel en 2005

«Yo sé que en los Goya hay mucha gente que no tiene ni para pagar la hipoteca»

El realizador donostiarra rememora la noche de hace diecinueve años en la que ganó con 'Frío sol de invierno' y analiza las repercusiones del premio

Alberto Moyano

San Sebastián

Jueves, 9 de febrero 2023, 07:37

Hace dieciocho años que Pablo Malo (Donostia, 1966) se llevó por sorpresa el Goya al Mejor Director Novel por su 'ópera prima', 'Frío sol de invierno'. Dos largometrajes, un documental y una serie después, el realizador donostiarra relativiza mucho la importancia de aquel reconocimiento. «Yo ... sé que hay mucha gente en los Goya que no tiene ni para pagar la hipoteca. A una persona que lo ganó le tuve que dejar dinero dos meses antes para que pagara la luz porque se la cortaban. He visto el escenario por delante y por detrás».

Publicidad

– ¿Quién era Pablo Malo en 2005?

– Alguien que no sabía muy bien qué hacer con su vida y que decide intentarlo en el cine. Había hecho los cortometrajes 'Jardines deshabitados' y 'El ángel de mármol' con los que me fue muy bien y que ganaron muchos premios. Me contactó el productor Luis Goya, mi gran salvador, y nos pusimos a preparar mi primera película, que fue 'Frío sol de invierno'.

– Le nominan al Goya al Mejor Director Novel y allí que se ve metido en la gala.

– Éramos Paco Martínez Soria llegando a un sitio en el que no sabes qué te va a ocurrir. El único convencido de que íbamos a ganar era Luis porque la película había funcionado bien en el boca-oreja, pero no nos conocía nadie. Sí recuerdo que al sentarme en el auditorio empecé a pensar que sería muy bonito ganar y subir al escenario.

– Y de repente, suena su nombre.

– No tenía nada preparado. Bajé a toda mecha las escaleras y me entregaron el premio Pastora Vega y Santi Millán, y estoy muy orgulloso de que no fui nada pesado, tuve cierto sentido del espectáculo y no me puse a leer el listín del teléfono, que es lo que hace mucha gente de manera absurda. Pronuncié un par de agradecimientos, saludé, cogí y me largué.

Publicidad

– Y vuelta a Donostia.

– Y hay unos días en los que los medios te hacen mucho caso y a partir de entonces queda como un recuerdo extraordinario y una anécdota muy bonita. Tienes el premio por excelencia al que todos aspiramos en esta profesión porque conseguirlo te reafirma en que no lo haces tan mal. En aquellos años, el Goya te daba la posibilidad de hacer una segunda película muy rápidamente. Fue un empujón muy grande.

– Vista ahora, ¿cómo recuerda aquella experiencia?

– Soy bastante descreído con esto de los premios porque compiten películas que no tienen nada que ver entre sí. A partir de ahí, con el tiempo te das cuenta de que hay mucha gente en la profesión obsesionada con tener el Goya. No es lo mismo que lo reciba Agustí Villaronga con 'Pa negre' que un actor revelación. Esa euforia de los chavales, llorando con sus expectativas de futuro, no ocurre con la gente que lleva años en la profesión.

Publicidad

– ¿Por qué?

– Porque los segundos saben que eso es un oasis. Tú le ves a Enrique Urbizu recoger el Goya por 'No habrá paz para los malvados' y da las gracias, pero sabe que eso no es la realidad, sino que tendrá que pelear mucho para hacer otra película. Urbizu no ha vuelto a hacer cine, lo cual me parece una anomalía.

Trayectoria

«Mi vida no es el cine. No me gustaba tanto como para hipotecar todo lo que tenía aquí marchándome a Madrid»

– ¿Le ha decepcionado lo que supone ganar un Goya?

– Sí, pero es que yo no he sido nunca tan ambicioso como para irme a Madrid a hacerme una carrera. Mi vida no es el cine. Es mi profesión y de lo que afortunadamente sigo viviendo y tras una pausa por cuestiones familiares, volveré ahora a la dinámica de antes. El cine no me gustaba tanto como para hipotecar todo lo que tenía aquí, así que he seguido haciendo cosas y el Goya se convirtió en algo circunstancial.

Publicidad

– ¿En ningún momento llegó a tenérselo un poco creído?

– No, porque me pilló con una edad. Si todo eso te pasa con veintidós años, a lo mejor te piensas que eres el rey del mambo, pero siempre tuve claro que el Goya estaba muy bien, pero que detrás hay un trabajo que no conoce nadie. La alfombra roja son treinta metros, pero nuestro trabajo es una maratón. Además, cuando gané el Goya el cine aún era un acontecimiento y tenía una repercusión, mientras que ahora sólo es una pantalla más. Te das cuenta que muchas de las películas nominadas han hecho unas taquillas testimoniales y las que han recaudado mucho, como las de Santiago Segura, no están ahí.

– ¿Tiene la sensación de que no todos los académicos que votan han visto las películas?

– Eso lo noté en 'Frío sol de invierno'. Hasta que no mandabas la copia en VHS a todos y cada uno de los académicos, no veían tu película. Se notaba que incluso los de la profesión no iban mucho al cine. Ahora, con las claves es más fácil el control de los visionados y tienes una huella de agua para que no se piratee.

Publicidad

– Casi veinte años después, ¿se siente un poco desencantado con el mundo del cine?

– Lo que pasa es que le ves las costuras de la profesión, que es como cualquier otra y te gusta mucho, pero es de desgaste. Esto es talento, suerte y perseverancia, y si te falla una de las tres cosas es seguro que lo dejarás. Y yo sé de mucha gente con mucho talento en el mundo del corto que desapareció porque no quiso insistir o porque tuvieron un hijo y necesitaba dinero todos los meses. Esa incertidumbre en torno a los ingresos te hace bajar los pies a la tierra. Yo sé que hay mucha gente en los Goya que no tiene ni para pagar la hipoteca. A una persona que lo ganó le tuve que dejar dinero dos meses antes para que pagara la luz porque se la cortaban. He visto el escenario por delante y por detrás.

– ¿Qué le parecen las galas de los Goya?

– Me parece muy aburrida si no eres del mundo del cine. Es una fiesta que hay que tomarse en serio hasta cierto punto, pero sin pensar que eso te va a dar una trayectoria.

Noticia Patrocinada

– ¿Pensaba hace veinte años que su trayectoria sería la que ha sido?

– Me hubiera dado con un canto en los dientes porque sabía lo difícil que era sacar adelante un proyecto.

–¿Nunca pensó que tras el Goya su carrera iría como un tiro?

– Nunca lo pensé porque siempre me he fijado mucho en la gente y he visto a alguien con tanto talento como Villaronga, que había hecho 'Tras el cristal' y estuvo seis años en un obrador haciendo pasteles. Sé que hay gente por encima de mí que hace las cosas muy bien, soy uno más y mi trabajo lo puede hacer mucha gente, unos mejor y otros peor que yo.

Publicidad

– ¿Qué les diría a todos los nominados este año por primera vez?

– Que disfruten de la experiencia y que tengan en cuenta que esto es circunstancial.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad