Las claves que han dado pie a una gran temporada de 'The Boys'
Tercera temporada ·
La ficción prácticamente comienza como termina, pero eso no significa que por el camino no haya habido un mordaz retrato de una parte de la polarizada sociedad estadounidense
Lo 'woke'. Con este término, originario de Estados Unidos, se hacía referencia inicialmente al despertar de la conciencia sobre el racismo. Posteriormente, el significado del concepto se amplió hacia cualquier tipo de desigualdad social como son el género o la orientación sexual. Sin embargo, desde ... hace unos años el concepto se usa de forma despectiva. Cuando cientos de voces claman contra el beso que dos mujeres se dan en 'Lightyear', hablan de «inclusión forzada» y se quejan de la llamada «cultura woke».
La última temporada de 'The Boys', con un Patriota desencadenado, sienta sus bases en torno al término y traza un mordaz retrato de una parte de la polarizada sociedad estadounidense, esa porción que hace apenas un año y medio entendió que tenía derecho a asaltar el Capitolio mientras el por entonces presidente de EE UU, Donald Trump, que acababa de perder el control del país en las urnas, los animaba a ello. El paralelismo es evidente -hay incluso un vikingo vestido con pieles como el que protagonizó, junto a muchos otros, la escalada de locura- pero en la ficción tiene mucha más gracia, claro. Esa capacidad para plasmar en la pantalla algo que acaba de ocurrir es siempre digna de admiración.
Eso sí, hay que dejar clara una cosa: el viaje que plantea 'The Boys' en su tercera temporada -ojo, que se vienen 'spoilers'- empieza casi como acaba: el grupo de chicos que dan título a la ficción vuelven a unirse para acabar con una amenaza superior, que si antes era Patriota, ahora es Patriota, su hijo Ryan y la congresista Neuman, que opta a la vicepresidencia de EE UU. Nada ha cambiado, pero en el camino se han tocado temas muy interesantes.
Para empezar, el que comentábamos de lo 'woke'. Habrán oído a quienes afirman y gritan que el hombre blanco y heterosexual está ahora en una situación de debilidad y que se encuentra perseguido por la sociedad. Pues ese es el 'pobre' Patriota al inicio de la nueva temporada, cuando su romance con la nazi Stormfront hace que su popularidad se resienta y tenga que agachar la cabeza y pedir perdón con frases como «solo soy un hombre enamorado de la chica equivocada» o «soy a prueba de balas pero esto de aquí -dice señalándose el corazón- no lo es. Soy tan humano como cualquiera de vosotros». Pronto, sin embargo, se le cae la careta y pronuncia un discurso que hiela la sangre de todos los espectadores: «Yo no cometo errores. No soy como cualquiera de vosotros. Soy más fuerte, más listo, soy mejor, ¡lo soy! No soy un puto llorica debilucho que va por ahí disculpándose por todo. ¿Por qué coño lo iba a hacer? Llevan toda la vida controlándome, la gente rica, la gente influyente, ha intentado amordazarme, censurarme. Me quieren impotente y obediente. Les ha funcionado y si pueden controlarme a mí, a vosotros os tienen pillados por los huevos. Se acabo del disculparme y el que me persigan por mi fuerza. Deberíais darme las gracias de que sea quien soy porque me necesitáis. Necesitáis que os salve. No sois héroes. El héroe soy yo».
Es un discurso que bien podría haber enarbolado Trump. Tiene, pese a su fuerza, el toque victimista necesario para intentar hacer pasar por buena una relación con alguien que se había codeado con el mismísimo Hitler. Y lo cierto es que, como al expresidente de EE UU, a Patriota le funciona -ojo, que hay espectadores que pensarán que al fascista no le había quedado otra opción; son los fans de Torrente-. Ególatra desmedido, tipo visceral, niñato incapaz de gestionar sus emociones -Anthony Starr lo interpreta tan bien que da auténtico pavor-, generará su buena corriente de seguidores que acabará enfrentándose a los fans de Luz Estelar.
Pero lo 'woke' no es el único tema que sale a la luz en la tercera temporada de 'The Boys'. La existencia de un componente V, la sustancia que convirtió a las personas en superhéroes, transitorio, con un efecto de 24 horas, pondrá a Billy el Carnicero y a Hughie -más a Billy- en un brete ético y moral porque su odio a lo superheróico nace no solo de la desconfianza sino también del prejuicio. En el caso del Carnicero, líder hasta ahora de 'Los Chicos', cree que todo superhéroe es dañino para la sociedad. En el caso de Hughie, el motor que le empuja a actuar así tiene que ver más con su frágil masculinidad. En otras palabras, está harto y avergonzado de que su chica, Luz Estelar, le salve. Por algo similar pasan Frenchie y Kimiko. Cuando ella pierde los poderes, su mundo se desmorona. Había achacado todos sus problemas a una 'maldición' que parecía no ser tal.
Más desternillante es el asunto que lleva a A-Tren a desvivirse, de pronto, por los temas raciales. Ha perdido punch en el mundo superheróico -no puede correr porque podría sufrir un infarto de todo lo que se ha metido en el cuerpo- e intenta contrarrestar que ya no vale como súper con un poco de sensibilidad. El resultado es cómico y terrible a la vez. Al igual que terrible es en lo que se ha convertido Profundo. El hombre pez, que pudo escapar de una secta, será ahora el más fiel y leal seguidor de Patriota. Un Patriota que machaca a un Black Noir desconocido, del que entendemos un pasado remoto que le explota en la cara a Patriota. Por el camino, disquisiciones más que interesantes acerca del amor y de las relaciones paternofiliales.
Lo dicho: 'The Boys' nos ha dejado prácticamente en el mismo sitio, pero con la tontería nos ha hecho pensar en todo.
Las tres temporadas de 'The Boys' están disponibles en Prime Video.
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