«Enorme ovación» para la comparsa de Caldereros 1966

Tenemos excitantes noticias, en forma de dos invitadas, las hermanas Hairston,... pero no debo adelantarme. Entremos primero en lo que trata hoy, lógicamente, esta calle de la Memoria, la comparsa de Caldereros.

Nos trasladamos al año 1966, casi al final de una época, puesto que la comparsa, con Joshé Aldanondo como jefe de la tribu, compuso la vanguardia del alegre Carnaval sin interrupción hasta 1968. Después, el incierto clima político dejó la fiesta en suspenso... hasta su recuperación en 1972.

En 1966, según publicó DV, «el buen tiempo acompañó ayer a la tradicional jornada del desfile de Caldereros. La temperatura, 16 grados, permitió anoche que un mundo se lanzara a la calle para presenciar el vistoso cortejo y escuchar, acompañar y hasta cantar las populares y saladísimas páginas de nuestro inolvidable maestro Sarriegui».

Saladísimas canciones que pudieron oír Lynn C. y Jordan Hairston, norteamericanas ellas, que fueron agasajadas en Donostia porque... Perdonen que me acelere, que aún no se lo puedo contar. Sigamos en que «sobre las diez y media de la noche salió de la calle Igentea la pintoresca caravana, capitaneada por José Aldanondo, para recorrer el anunciado itinerario, cubierto por numeroso público. En la Plaza del 18 de Julio se formó el campamiento, siendo acogida la reina zíngara, carros y demás cortejo con una enorme ovación. Luego vinieron las populares canciones, bien cantadas por los representantes de diversas entidades corales de la capital (...). El ritmo, proyectado con martillos sobre sartenes y perolas, fue perfecto y espectacular».

Señala la crónica de DV del 6 de febrero del 66 que «en el balcón central de la antigua Casa Consistorial estuvieron diversas autoridades e invitados, así como las dos señoritas norteamericanas...». Que sí, que son ellas, las hermanas Hairston y que por fin se lo cuento.

Recordarán los seguidores de esta sección que por Navidades recordamos una original campaña promocional del CAT. Soltaron grandes globos con invitaciones. Quien recogiera una de ellas, estaría invitado a vivir con todos los gastos pagados las fiestas de San Sebastián. No había noticias de los globos. Pasó la tamborrada. Hasta que aparecieron las Hairston, que, de vacaciones por España, encontraron un globo del CAT cerca de Illescas, provincia de Toledo. Fueron las invitadas de la fiesta de Caldereros y hasta se les montó un baile en su honor al día siguiente en los bajos del Ayuntamiento.