ALBERTO MOYANO
Viernes, 14 de abril 2006, 02:00
SAN SEBASTIÁN. DV. Inspirado en la comedia del arte que representaban las compañías callejeras por toda Italia, Bob Dylan ingenió en 1975 una suerte de espectáculo ambulante que bautizó como Rolling Thunder Revue. Con este espectáculo, el músico recorrió veintidós ciudades del noreste de Estados Unidos en compañía de músicos como Joan Baez, Joni Mitchell, T-Bone Burnett o Roger McGuinn; poetas, como Allen Ginsberg; o personalidades como Muhammad Alí. También estuvo allí, en calidad de autor del guión de una película que jamás llegaría a realizarse el escritor, músico y dramaturgo Sam Shepard. A pesar de la frustrada experiencia cinematográfica, el marido de Jessica Lange recopiló sus escritos bajo el título de Rolling Thunder: con Bob Dylan en la carretera. El libro se publica ahora en castellano de la mano de Anagrama.
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Vaya por delante que el libro es una apasionante aproximación a una de las figuras más enigmáticas de la escena del siglo XX, pero a pesar de la multitud de historias y anécdotas recogidas en el volumen, el misterio en torno al músico no se aclara. Es más, esta lectura lo hace aún más espeso. El propio Shepard reconoce su fracaso: «Si se resuelve un misterio, el caso se archiva. En este caso, en el caso de Dylan, el misterio no se resuelve nunca, de modo que el caso sigue en marcha. Sigue produciéndose una y otra vez. Durante años y años. ¿Y quién es este personaje de todos modos?»
La historia comienza hace algo más de treinta años. Dylan y su troupe se embarcan en una gira semiclandestina que les llevó a actuar en pequeños locales de ciudades de provincias después de haberse anunciado bajo un nombre falso. «Con la Rolling Thunder Revue nos divertíamos más de lo que permite la ley. Mucho más. Era un autobús repleto de músicos y cantantes y pintores lanzado a toda pastilla a altas horas de la noche, haciendo una película, escribiendo canciones y tocando uno de los roncanroles más incendiarios, intensos e inspirados de antes o de después», escribe T-Bone Burnett en el prólogo del libro.
Ilustrado con las fotografías en blanco y negreo de Ken Regan, el libro muestra a Dylan tumbado en el suelo y jugando al backgamon, junto a Allen Ginsberg ante la tumba de Jack Kerouak, maquillándose en el camerino, en la cola del buffet para comer, a bordo del Mayflower o sobre el escenario. Desde una esquina, Shepard toma nota con discreción, sumergido en la misma vorágine que sus compañeros de viaje. «Este libro no ha adoptado una forma tan fragmentada en beneficio del arte y la experimentación, sino más bien porque esa forma es el resultado directo de una memoria fracturada», aclara el propio escritor. «El propósito de este libro no es mostrar una laboriosa relación pormenorizada de la secuencia de los acontecimientos, ni fisgonear en las vidas privadas de las estrellas, sino transmitir a los lectores el sabor de toda la experiencia. Si lo consigo, el libro está vivo», concluye. Tras el tumultuoso Tour del 75, «ninguno de nosotros volvió a ser completamente el mismo», sentenció T-Bone Burnett.
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