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NEREA AZURMENDI
Martes, 30 de mayo 2006, 02:00
SAN SEBASTIÁN. DV. Los tomos granates de la Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco, la Enciclopedia Auñamendi, forman parte del paisaje cotidiano de miles de hogares vascos que, en muchos casos desde finales de los años sesenta, han visto cómo crecía poco a poco una obra que se aproxima a su fin. La última voz que se incorporará al Diccionario Enciclopédico Vasco -uno de los tres Cuerpos de los que ha constado el proyecto y el único inconcluso- corresponderá al lingüista alemán Ernest Zyhlarz, que cerrará a principios del próximo año el último tomo, el quincuagésimo octavo, de un proyecto que el escritor y editor Bernardo Estornés Lasa (Isaba, 1907-San Sebastián, 1999) concibió en los años treinta del pasado siglo y puso finalmente en marcha a finales de los sesenta.
En las próximas semanas, por otra parte, se distribuirá entre los suscriptores y se pondrá a la venta en librerías el penúltimo volumen, que consagrará gran parte de su contenido a Zuberoa. «Creo que se ha hecho un trabajo magnífico -afirma Idoia Estornés Zubizarreta, directora de redacción de la Enciclopedia-, porque hemos reunido a los mejores especialistas y han confeccionado el artículo más extenso y completo sobre Zuberoa realizado hasta la fecha».
Sobrevivir al naufragio
Desde los años 30, Bernardo Estornés Lasa acariciaba la idea de dotar a la cultura vasca de una gran enciclopedia, al estilo de precedentes como la Grand Larousse Encyclopèdie, la Encyclopaedia Britannica o, recurriendo a referencias más próximas, la Enciclopedia Espasa (oficialmente, Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-americana), cuyo cuerpo principal se había publicado entre 1905 y 1930.
En 1933, fundó en San Sebastián la entidad cultural Zabalkundea y la editorial Beñat Idazkiak, a través de la cual editó numerosas y destacadas obras de tema vasco. Pero su proyecto más ambicioso rebasaba los límites de aquella inicial Colección Zabalkundea. Para 1935 ya tenía muy avanzado su proyecto de Diccionario Enciclopédico Vasco, y contaba con medio centenar de colaboradores, entre los que se encontraban personalidades como José Miguel de Barandiarán, Arturo Campión, Pierre Laffite, Telesforo de Aranzadi, Resurrección María de Azkue, Nicolás Ormaetxea Orixe... Asegurada la participación de los mejores especialistas del momento, pensaba en una enciclopedia que «iba a constar de 6 u 8 tomos de 700 a 1.000 páginas con una cabida de unos 10.000.000 de artículos y unos 40.000 grabados»; un trabajo para cuya promoción llegó a imprimir un completo folleto informativo.
En 1936, el estallido de la Guerra Civil cortó las alas al folleto y al proyecto, y puso en grave riesgo los archivos que constituían la materia prima de la enciclopedia, además de obligar a Estornés a tomar el camino del exilio. Algunos archivos desaparecieron, otros sobrevivieron al naufragio custodiados en muchos casos en casas particulares, y Bernardo Estornés regresó a finales de los años 50 dispuesto a continuar el trabajo que había dejado pendiente.
Tal como recuerda Idoia Estornés, «al volver del exilio su primera preocupación fue instalar a la familia, y la segunda recuperar los archivos y retomar el trabajo donde lo tuvo que dejar».
Junto con su hermano Mariano, en 1958 fundó en San Sebastián la Editorial Auñamendi, que ha dado frutos como la Colección Auñamendi -más de un centenar de obras que recogen el trabajo de las firmas más brillantes del siglo XX- y ha establecido hitos como el que supuso en 1963 la publicación del Quosque tandem de Jorge Oteiza. Y estaba, por supuesto, la Enciclopedia, el proyecto en el que nunca había dejado de trabajar sistematizando temas, seleccionando bibliografía, poniendo en marcha el banco de datos...
El primer tomo terminó de prepararse a principios de 1969, en pleno estado de excepción. No correspondía al Diccionario Enciclopédico Vasco, sino a la Historia de la Literatura que, junto con la Historia General de Euskal Herria, la Prehistoria y Juegos y Deportes Vascos, constituye el denominado Cuerpo Sistemático, dedicado a ampliar las grandes monografías. El tercer Cuerpo del proyecto recogió la Eusko Bibliographía elaborada durante décadas por el profesor de la Universidad de Reno (Estados Unidos) Jon Bilbao.
Desde entonces, la Enciclopedia -que también puede consultarse en internet de la mano de Eusko Ikaskuntza- , no ha dejado de crecer en todos los sentidos. Si en el primer volumen del Diccionario se leían los nombres de medio centenar de colaboradores, en el último publicado la lista se extiende hasta los 357. En total, más de medio millar de personas han tomado parte en la realización de una obra colectiva sin precedentes en la cultura vasca que, el próximo sábado, recibirá el Premio Manuel de Irujo en reconocimiento a la «labor infatigable por recopilar y difundir la cultura, historia y tradiciones de todos los rincones de Euskalerria».
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