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Traslado de restos al cementerio de Polloe 1887
Traslado de restos al cementerio de Polloe 1887
LA CALLE DE LA MEMORIA

Traslado de restos al cementerio de Polloe 1887

MIKEL G. GURPEGUI

Sábado, 17 de junio 2006, 02:00

El día 18 de junio de 1887, cuando yo tenía 8 años, presencié el traslado de los restos mortales del Cementerio de San Bartolomé (...). Me emocionó, a mí que venía de un pueblo, (...) la solemnidad del acto».

Manuel Celaya Cendoya, en Fragmentos de la autobiografía de un nonagenario dedicados a una nonagenaria, daba detalles del traslado celebrado en 1887. El cementerio de Polloe, diseñado una década antes por Goicoa, dio entonces un importante paso para convertirse en el gran cementerio donostiarra que es.

A la necrópolis de Egia se habían trasladado anteriormente los restos de los antiguos cementerios de San Martín y El Antiguo. En junio de 1887 serían llevados los del de San Bartolomé. A partir de entonces, Polloe quedaba como necrópolis donostiarra de referencia.

El alcalde Gil Larrauri y las principales autoridades presidieron una comitiva que no es de extrañar que impresionase al niño Celaya Cendoya: «La Comitiva, salió de la Casa Consistorial en dirección a la Parroquia de Santa María, donde se cantó la misa de Sagasti. La oración fúnebre estuvo a cargo del señor Aristizabal, Párroco del Antiguo. Terminado el acto se incorporó a la comitiva el clero de todas y cada una de las parroquias».

Formaban el cortejo, además de los representantes religiosos y políticos, escolares, los clarines del Ayuntamiento, así como los portadores de pendones y estandartes. Tres carros portaban los restos fúnebres.

Manuel Celaya escribiría: «Cuando la procesión atravesaba la Avenida de la Libertad, cuyos faroles, así como los del Puente de Santa Catalina, se hallaban encendidos y cubiertos de gasas negras, eran las once de la mañana y sus aceras se hallaban materialmente cubiertas de gente».

Polloe sería ampliado en los años 1922, 1946 y 1960. Ha quedado como el gran cementerio donostiarra, junto al de Altza y el pequeñito de Igeldo frente al mar.

La historia de la ciudad cuenta también con cementerios fantasmas, esto es, con proyectos de camposantos que no acabarían de ver la luzr. Así, existe un proyecto de Ugartemendía para modificar el primitivo cementerio de San Martín por otro de planta circular, y tanto en 1969 como en 1985 se planearon amplios camposantos al estilo de los prados cementeriales norteamericanos, que no llegarían a materializarse.

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