Estancia central de la Casa Víctor Hugo en Pasai Donibane.

Aquí se alojó Víctor Hugo

La muestra permanente recrea su estancia en Pasaia a través de luz y sonido

ELENA VIÑAS

Viernes, 5 de febrero 2016, 07:46

El sonido recurrente de las olas evoca la imagen de estas rompiendo contra la costa, salpicando de agua salada los cimientos de piedra de esa construcción que se hunden en las profundidades de la bahía de Pasaia. El trinar de las gaviotas se suma a la sinfonía que parece penetrar a través del ventanal hasta el dormitorio. En la habitación los muebles son escasos. Apenas una cama del siglo XIX, con cabecero policromado y baldaquino, una silla y una jofaina de la misma época. Sobre ella, un espejo refleja el diminuto estante situado enfrente, sobre el que descansan pequeños frascos de vidrio coloreado, un libro y lo que podría ser un candil.

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La luz se apaga. En la penumbra, una sombra se dibuja en la pared. Es la silueta de un hombre que empuña una pluma, igual que si se dispusiera a escribir. Las contraventanas se cierran solas como por arte de magia. A la escena se incorpora una voz que relata cuanto ve más allá del cristal que sirve de frontera entre la calidez de la estancia y una fría tarde de invierno. La voz masculina describe ese mismo paisaje, pero tal y como era siglos atrás, cuando las bateleras cruzaban a remo el estrecho brazo de mar que separa San Pedro de San Juan, transportando viajeros y las más diversas mercancías.

El relato es en realidad el que Víctor Hugo realizó en 1843, durante su estancia en Pasai Donibane. La misma casa en la que se hospedó por espacio de unos días es en la actualidad un museo, la Casa Víctor Hugo, que le rinde homenaje. Gracias a las descripciones tan detalladas que el literato francés incluyó en sus anotaciones, se ha logrado reconstruir y ambientar la estancia que habitó y las del resto de la vivienda tal como las describió, creando, al mismo tiempo, una atmósfera que permite al público trasladarse en el tiempo y percibir las impresiones que el insigne visitante tuvo entonces.

El que fuera su dormitorio, situado en la planta principal del edificio del siglo XVII de claro estilo renacentista, ha sido equipado con mobiliario de época recuperado en una subasta y de "atrezzo". Otro tanto sucede con la habitación contigua, de menor tamaño, en la que dormía la familia propietaria del piso. Un tocador de caoba comparte espacio con una cama barco con cisnes, un sillón de castaño con orinal y una mesilla de caoba.

Ambas estancias se abren a una sala, en la que al mobiliario compuesto por una mesa redonda, sillas y un piano patrimonio de Kutxa, se suman otros objetos cargados de significado que recrean el universo del escritor cuyo nombre quedó ligado para siempre al de esta población. Llama la atención la pareja de plumas de ave de 1871, acompañadas de un texto manuscrito por su amigo Paul Meurice, en el que se asegura que son las empleadas por Víctor Hugo para escribir en su hogar "L"Année Terrible" durante el sitio de París.

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También se muestran, entre otros artículos, dos reproducciones digitales de dibujos que él mismo realizó a plumilla, una edición de 1910 del libro "En voyage, Alpes et Pyrénées" y el álbum de fotografías perteneciente a la colección de la inauguración de este museo en 1902. Fueron dos exiliados franceses quienes lo fundaron, aunque en la actualidad está gestionado por la Agencia de Desarrollo Comarcal Oarsoaldea.

A lo largo de los años se han ido dotando de contenido otras estancias, como el pasillo de la planta principal y la entrada, en la planta baja, donde se ha habilitado la oficina de información turística de Pasaia. Todo ello conforma la exposición permanente "Víctor Hugo, viaje a la memoria". El edificio se dota, asimismo, de una sala audiovisual y otra destinada a exposiciones temporales que ocupa la segunda planta.

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Turista accidental

El literato galo llegó a Pasaia por casualidad. Paseaba por el monte Ulia desde San Sebastián cuando se vio sorprendido por la belleza de un paisaje que le invitó a quedarse un tiempo. "Este pequeño edén resplandeciente adonde llegué por azar, y sin saber dónde estaba, se llama en español Pasajes y en francés Le Passage", escribió.

Numerosos personajes ilustres dejaron constancia escrita de su estancia en Pasaia y Euskal Herria. Humbold, Flaubert, Navagiero, Sthendal y Gautier, entre otros, realizaron grandes descripciones. Hugo lo hizo, además, con extrema precisión.

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Más de medio siglo antes, otro francés, el marqués de Lafayette, compañero y amigo de Washington, también estuvo en Donibane, de donde zarpó hacia Estados Unidos, convirtiéndose en una de las figuras más destacadas de la Revolución Norteamericana. De su partida queda constancia en una placa situada en el edificio que se erige a pocos metros de la Casa Víctor Hugo, en la misma calle que une así dos capítulos cargados de historia.

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