Espectacular imagen del crómlech de Oianleku con Aiako Harria al fondo.

El misterio de la paz en Oianleku

Numerosos monumentos megalíticos pueblan los rincones más hermosos del parque natural de Aiako Harria

Sábado, 31 de octubre 2020

Oianleku es para muchos, uno de los lugares más mágicos de Gipuzkoa. Esa energía especial que algunos aseguran reconocen sentir en este precioso rincón del parque natural de Aiako Harria, debía despertar las mismas sensaciones entre los antiguos pobladores de Gipuzkoa. De hecho, eligieron este lugar para el descanso eterno de sus seres queridos y prueba de ello son los crómlechs y túmulos que se encuentran en la zona.

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En los alrededores de este paraje que se encuentra en tierras de Oiartzun, Lesaka y Goizueta, hay unos 20 crómlechs más, lo que confirma la teoría de que algo de especial guarda este paraje para que aquellos hombres y mujeres que habitaban Gipuzkoa determinarán situar en la zona las tumbas de sus familiares.

El termino crómlech proviene del Bretón en el que 'crom' significa círculo y 'lech', lugar. Un crómlech es un monumento megalítico formado por piedras o dólmenes introducidos en el suelo y que adoptan una forma circular similar a un muro o elíptica, cercando un terreno.

Su función como tumba ha llevado a realizar diversos estudios arqueológicos en la zona y destaca el dato de que de todos los crómlech excavados, se han hallado restos en cinco, siendo el de Oianleku uno de estos.

Aunque siempre se habla del crómlech de Oianleku, en realidad, en este lugar se encuentran dos círculos de piedras. Uno de ellos, cuenta con un diámetro de 9,5 metros y 29 piedras o testigos que marcan la circunferencia de uno de los crómlechs mejor conservados en Euskal Herria.

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El segundo monumento funerario prehistórico es algo más pequeño. 18 piedras marcan el círculo de 6,8 metros de circunferencia.

No se puede negar que bien merecen la pena una visita a estas antiquísimas tumbas de la Edad del Hierro que han permanecido, en este caso, tal cual las construyeron hace miles de años. En concreto, los crómlechs de Oianleku fueron localizadas por P.M. Soraluce a comienzos del siglo pasado, en 1909 y posteriormente excavados. Se realizaron diferentes excavaciones arqueológicas en ambos crómlechs, de las que se extrajeron fragmentos de cerámicas, un raspador, numerosos fragmentos de huesos calcinados junto a los que se encontraban un anillo fragmentado de bronce y un botón, así como algunos poquitos trozos de carbón, piezas de sílex, cantos rodados, entre otros objetos.

En el crómlech menor, según un informe de Jesús Altuna y Pablo Areso de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, la búsqueda no fue tan fructífera como el de mayores dimensiones. En todo caso, los expertos especifican que ambos crómlechs parecen haber sido construidos a la vez, tal como lo indica el pequeño murete de bloques que lo separaba.

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Lugares estratégicos

En todo caso, los restos de huesos calcinados localizados en el interior de las tumbas prehistóricas demuestran que fueron utilizados para el enterramiento directamente en tierra a diferentes profundidades lo que hubiera hecho que en uno de ellos permanecieran allí después de miles de años y en el otro no.

Los estudiosos indican que pudo haber un tercer enterramiento en una vasija de cerámica en el círculo mayor, en la que introdujeron junto a los huesos del difunto algunos trocitos de carbón.

Desde el conocimiento, pero reconociendo el mérito de aquellos hombres y mujeres, uno se pregunta cómo los construían. El fin parece estar claro para muchos estudiosos, su función era sepulcral, pero no se puede obviar el esfuerzo y la dedicación que brindaban a la hora de levantarlos ni de diseñarlos y sobre todo de ubicarlos, ya que en su mayoría se encuentran en lugares con unas vistas y perspectivas perfectas de los valles y montes que les rodean y los crómlechs de Oianleku son un perfecto ejemplo de ello.

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Conjunto de Aiako Harria

La estación megalítica del Parque natural de Aiako Harria, además del crómlech de Oianleku conserva restos de diversas épocas de la prehistoria.

Las muestras más antiguas las encontraremos en la cueva Torre, ya que pertenecen al Paleolítico Superior (más de 12.000 años). Asimismo, existen testimonios funerarios de la Edad del Hierro, entre los que destacan los crómlechs Arritxurrieta, Munerre y Egiar, entre otros.

La ruta comienza en Oiartzun y asciende hasta el monte Bianditz, hasta el que su ascenso es fácil. También se puede acceder siguiendo la carretera entre Oiar-tzun y Artikutza que nos lleva hasta un merendero y a pocos minutos de un aparcamiento. Poco antes de llegar al alto de Bianditz, hay que coger un desvío a la izquierda. El paso posterior es apto para cualquier persona.

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