![Murumendi, un bello regalo a la vista](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/201806/18/media/cortadas/murumendi-k9a-U6078281164w5H-624x385@Diario%20Vasco.jpg)
![Murumendi, un bello regalo a la vista](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/201806/18/media/cortadas/murumendi-k9a-U6078281164w5H-624x385@Diario%20Vasco.jpg)
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eli belauntzaran
Sábado, 30 de junio 2018, 12:59
Algo mágico guarda Murumendi en sus praderas, bosques, caminos... El silencio envuelve a esta cima de 868 metros de altitud que se sitúa sobre Beasain y que según cuentan, Mari ha elegido como lugar de cobijo. No conseguimos verla, pero lo que sí percibimos fue su poder en un entorno tan bonito que sea cierto o no, la diosa vasca ha hecho popular.
De hecho, los lugareños siguen contando la leyenda que recuerda que Mari reside en Murumendi, al igual que los gentiles y las lamias. Durante las Loinatz Jaiak, Mari se dirige a Beasain al empezar las fiestas a saludar a todos sus vecinos. Estos bailan y cantan en torno a una hoguera, donde es quemada la imagen de la jainkosa que regresa a su morada.
En su vertiente oriental, sumamente escarpada, se encuentra precisamente la que dicen es la cueva de Mari o Marimunduko, que envuelta en una bola de fuego cruzaba de Murumendi a Larrunarri o a Aketegi, donde tenía otras cuevas-morada. A veces, de forma más discreta, lo hacía en forma de nube o incluso en forma totalmente humana. Los gentiles subieron a esta montaña. Un gentil quería lanzar una gran piedra hasta Salamanca usando una honda. Otro gentil intentó detenerlo, pues en esa ciudad vivía su abuela y no quería que sufriese daño. El gentil atendió el ruego y dio menos fuerza a la honda. El peñasco se dividió en dos partes en el aire, cayendo uno en el monte Ausa-Gaztelu, en la sierra de Aralar encima de Zaldibia, y el otro en el prado de Alo-tza, siendo este el supuesto menhir de Saltarri.
Mitología, leyendas, ritos paganos rodean a Mari y Murumendi, donde también se pueden ver varios monumentos megalíticos como la enorme roca de Larrarte. Un dolmen situado en el centro de un prado que fue descubierto en 1980. A su lado se encontraron materiales de cerámica, puntas de flecha de caza, marítimos campaniformes, lascas de silex, amen de huesos humanos de unas diez o doce personas, siendo dos de estas niños.
El monumento tiene unos diez metros de diámetro, y en la parte central, un recinto formado por una gran piedra colocada de pie para enterrar a los habitantes que vivían allí. Hoy en día la techumbre la forman dos grandes piedras, puestas a través una de otra, de 170 y 100 cms. de largura.
Murumendi es una de las cimas del macizo que lleva su nombre y se extiende en dirección N-S formando parte de la divisoria Urola-Oria. Al norte, el Alto de Santa Ágeda (698 m.) lo conecta a los Altos de Urraki (825 m.) para converger con el macizo de Hernio. Al suroeste de Murumendi se halla la pequeña loma y fuente de Arrapaitz (790 m.). Al oeste, el cordal sigue hacia la cumbre de Txarabeltz (695 m.). En esta vertiente se encuentra una curiosa peña rocosa de extravagante forma denominada Atxipi o La Muela (781 m.). En dirección norte la sierra de Murumendi desciende a Domiko Mugarria (602 m.), punto de unión de Beizama, Bidania-Goiatz, Itsasondo y Beasain, al que sigue la apuntada cota de Maramendi (711 m.).
El ascenso hasta Murumendi frecuentemente se realiza siguiendo la ruta que nos acerca desde Mandubia. Se encuentra doblemente balizada en su casi totalidad. Las marcas blancas y amarillas del PR-Gi 55, entre el puerto de Mandubia y el collado Urrezpara-tze, lugar cercano a la fuente y collado de Arrapaitz, y punto en el que confluyen las rutas a Murumendi desde Beasain y Ordizia, nos llevarán a nuestro objetivo.
Partiendo desde el aparcamiento del puerto de Mandubia, alcanzamos el área de mesas y juegos, accediendo a una clara pista que viene de la carretera. Tras cruzar la puerta que tenemos a la izquierda llegamos en un par de minutos a una triple bifurcación. Tomamos ahora el camino del centro, que cruza una segunda puerta metálica y gana altura por el pinar (ENE). Más arriba, dejamos a la izquierda un desvío que accede al túmulo Trikuaizti I y bordeamos la loma (ENE) hasta llegar al collado en el que se asienta la ermita de San Gregorio.
Ermita que durante los últimos años ha sido escenario de una romería organizada por los vecinos beasaindarras, rememorando una tradición que los mayores del lugar conocieron en su infancia. Según la costumbre la romería en la ermita de San Gregorio se celebraba el segundo día de Pentecostés. El pasado siglo se sabe al menos de dos reformas, en 1951 y en 1993, cuando un grupo de jóvenes voluntarios beasaindarras con la ayuda del Ayuntamiento rehabilitaron la ermita. Desde entonces se ha reformado el tejado y en el interior pintado y adecentado el altar y las paredes. Al parecer esta ermita fue la primera parroquia de Astigarrieta. El recuerdo de una epidemia de cólera que ocurrió el siglo pasado está en el recuerdo de algunos vecinos. Dicen que en Astigarreta, murieron más de treinta personas, entre ellos el entonces párroco del pueblo, Don Pedro Eizagirre, que enfermó a consecuencia de ayudar a los demás vecinos. Su cuerpo y el de los demás fallecidos fueron enterrados en esta ermita. Tiempo más tarde, cuando los vecinos acordaron trasladar los restos al cementerio, el cuerpo del párroco que estaba enterrado junto al altar, apareció incorrupto.
Siguiendo nuestro camino, después de rebasar la ermita, se debe girar a la izquierda (indicador), subiendo por el pinar (NE, más adelante brusco giro al SSE), mientras se flanquea por el norte el monte Txoritegi, hasta acceder al collado Pagota.
El camino balizado gira a la izquierda, entre una campita y un bosquete de cipreses, y toma rumbo E mientras flanquea, también por el norte, el monte Portamosegi. El camino desciende ahora con fuerte pendiente (ESE) por unos extensos prados hasta el dolmen que precede al collado Larrarte, donde se localiza una txabola en ruinas. Algo más alejado, a la izquierda, se ve un pabellón ganadero.
Desde el collado Larrarte hay que afrontar (E) un pronunciado repecho por el borde derecho de las campas hasta desembocar en una ancha pista (indicador). Estamos en el collado Urrezparatze. A nuestra izquierda, a pocos metros, finaliza la ancha pista en un bosque de alerces y se divide en tres ramales. Continuando por el del centro (NNE), enseguida salimos a terreno despejado y en apenas 4 minutos llegamos a la fuente de Arrapaitz. En 2 minutos más, alcanzamos el collado homónimo, donde dejamos las marcas del GR y tomamos la clara senda que remonta (NE) por hierba corta y pronunciada pendiente hasta la panorámica cima de Murumendi (unos 8 ó 9 minutos desde el último collado). Espléndidas vistas en todas las direcciones si el día está despejado. Volvemos al puerto de Mandubia por el mismo itinerario.
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