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Santo Cristo, en Aizkorri.
Santuarios pegados al cielo

Santuarios pegados al cielo

Los fieles construyeron estas ermitas en balcones paisajísticos, lo más cerca de Dios posible

Iratxe López

Sábado, 13 de mayo 2023, 02:00

Para disfrutar de grandes vistas lo obvio es ascender. A veces en coche, otras, como en este caso, empleando las piernas. Coronadas las alturas, la soledad de la cima aumenta el encanto de lo que desde ella se divisa pero, en ocasiones, el pico espera acompañado de una ermita. Piedra sobre piedra, ladrillo a ladrillo, fueron levantadas en el lugar más cercano a la deidad que adoran dentro. Más grandes o más pequeñas, ponen el punto a la 'i', la guinda al pastel.

Aitzkorri (Gipuzkoa)

Ermita de Santo Cristo

¡Santo Cristo!, precisamente, es lo que vas a exclamar cuando llegues a 1.528 metros de altitud en la cima del Aitzkorri. Con vistas a toda la sierra. Junto a la ermita. Tras haber superado el ascenso por sendero rocoso. Pero vamos antes con la leyenda. Dicen que el Cristo del templo era milagroso, por eso se lo disputaban vecinos de Zegama y de Araia. El caso es que por mucho que se lo llevaran al pueblo, volvía a aparecer, sin remedio, en el monte. Y allí quedó.

Santo Cristo, en Aizkorri.

Caminarás por la ruta que usaban antaño peregrinos, sacerdotes, trashumantes e incluso monarcas. Suma 16 kilómetros circulares dentro del maravilloso parque natural de Aizkorri-Aratz. Y atravesarás la cueva de San Adrián, túnel de 70 metros de largo, otro espectáculo, donde hasta el emperador Carlos V debió bajar la cabeza, ya entenderás allí la razón.

Arranca en Aldaola. Camina entre verde y rocas. Recuerda que cerca, en la cueva del Aketegi, tiene una de sus moradas la diosa Mari, así que muestra respeto, no vayas a enfadar a la dama. Disfruta la panorámica sobre las campas de Urbia, el valle extendiendo sus lindes al oeste. La majada de Arbelar. Los rebaños de ganado que pastan a sus anchas. La calzada del siglo XI. Mucho e interesante por descubrir.

Kolitza (Bizkaia)

Ermita de San Roque

Se alza majestuosa sobre la montaña, en plan aquí estoy yo, fijaos las vistas que regalo. Es una de nuestras favoritas, sin desmerecer al resto. El bocinero monte Kolitza cedió un terrenito en las cumbres de Enkarterri. Allí, el edificio se siente parte y arte, románico en concreto. Vigila el mundo desde 879 metros de altura sin perturbaciones alrededor. Nada por aquí, nada por allá, magia, salvo la panorámica de 360 grados sobre Balmaseda y los valles circundantes.

Ermita de San Roque. Fernando Fernández

Acoge una romería la víspera de la Pascua de Pentecostés. Hacia el templo suben los balmasedanos para participar. A él se dirigieron en el siglo XVI, cuando terribles pestes diezmaron la villa, para rogar protección a San Sebastián y, al ver que el asunto no mejoraba, el Concejo reforzó la santidad dedicándolo también a San Roque. Tú ve cuando puedas, hay diversos senderos, aunque es recomendable la ruta tradicional desde la trasera del Ayuntamiento de Balmaseda hacia el barrio de Pandozales. Serán 6,5 kilómetros entre coníferas, hayedos y marojales; caseríos, viñas de txakoli y con otra ermita en el camino, la de San Isidro de Labrador. Obedece las señales blancas y negras hasta coronar esta frontera natural con Artzentales y el burgalés Valle de Mena.

Valderejo (Álava)

Ermita de San Lorenzo

No está altísima, pero sí en lo alto. De la sierra de Anderejo, el patrono del valle. Desde abajo, la distinguen todos los habitantes, orgullosa de su emplazamiento. Cuenta la leyenda que los antiguos moradores se empecinaron en construirla en otra ubicación que al santo no parecía gustarle. Lo que ellos levantaban de día, él lo deshacía de noche... un poco desagradecido ya era. Hasta que eligieron el nuevo lugar.

El acceso más sencillo sale de Villamardones, donde antaño hubo gran tradición monástica, aunque ahora el lugar resulte fantasmal. Comenzarás a caminar en Lalastra, centro de acogida del Parque Natural de Valderejo, antes de toparte con las misteriosas ruinas. Pide información allí. Por la misma ruta vas a descubrir El Cubo, pequeña poza de la que beben los animales. Y aves, muchas, ya que su ubicación frente a los farallones de Vallegrull ofrece cobijo a, entre otros, buitres leonados. Serán unos 7 kilómetros con dificultad media.

Urregarai (Bizkaia)

Ermita de Santa Eufemia

La humildad no siempre tiene buena prensa, como si poseerla fuese una tara. Reivindicamos su valía, de ahí que traigamos a estas líneas este edificio fortificado de piedra que se aferra a lo alto de la roca, humilde pero firme. Hasta él ascienden exactamente 222 peldaños incrustados en la peña, preciosos, pero los tres patitos, que decíamos de niños. Por si consuela, los montañeros los cubren a pie, los muy devotos de rodillas para asegurar el favor de la santa. El 16 de septiembre la gente acude a celebrarla. Suben los 704 metros de monte para pedir menos dolores de cadera.

Santa Eufemia. Pedro Carpe

Puedes ascender desde Aulesti andando; los vagos que se acerquen en coche cubrirán solo quince minutos a pie. También desde Markina, 5 kilómetros no complicados. Vamos, que existen alternativas para llegar al precioso paraje. Ya arriba, domina el estuario de Urdaibai, los montes del Duranguesado, la costa vizcaína y guipuzcoana, si el cielo amanece despejado. Ojalá tengas suerte para apreciar todo.

Beriain (Navarra)

Ermita de San Donato

Quieren que les digamos que el rincón es muy chulo... lo es. Que vale la pena sin duda... vale la pena, no lo duden. La forma del monte, situado en la Sierra de Andía, impresiona desde abajo, pero cuando llegas arriba, a la campa de la cima, y te asomas a la panorámica, en fin, hay que verlo. Respecto a la ermita, dedicada a San Donato y San Cayetano, se distingue como la ubicada a mayor altitud de la provincia, a 1.492 metros exactamente, así que hazte a la idea de la foto... y de lo que cuesta subir. Se acumulan las pendientes, pero al que algo quiere, mucha subida le cuesta.

La ruta menos complicada parte de Unanu. Guía hasta el edificio del que, se sabe, existía en el siglo XVIII, aunque debió ser reconstruido a mediados del XX. Tras contemplarla, puedes continuar hasta la punta del Ihurbain. Ten en cuenta que toca afrontar un cresteo, precioso, sí, pero para el que hay que estar preparado. Total, algo más de 9 kilómetros con desnivel negativo de 848 metros y dificultad técnica moderada. Pisarás, por supuesto, bosque. Y collado desde donde admirar las sierras de Urbasa y de Aizkorri.

Arriba, saborea la tranquilidad. Como siempre, cuanto más cansa un camino, menos gente vas a toparte, ventajas y desventajas de un mismo asunto. Recuerda que antaño allí encendían una enorme hoguera para comunicar los puestos de guardia instaurados por los reyes navarros en puntos estratégicos. Vigilaban el territorio y avisaban sobre ataques de las tropas castellanas.

A pesar de lo que hemos comentado antes, es muy posible que en la explanada encuentres vida... cabras, suelen pastar en este idílico entorno porque todos sabemos que a ellas lo de ascender de roca en roca se les da bien. Junto a los rebaños, pétreos y contundentes, aguardan los muros del templo, con mampostería de formato alargado y potentes contrafuertes. Un tejado a dos aguas protege del mal tiempo a los santos.

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