Islas Baleares
Un paraíso para descubrir sin prisasSecciones
Servicios
Destacamos
Islas Baleares
Un paraíso para descubrir sin prisasKino Verdú
Martes, 4 de abril 2023, 07:03
Declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 1993 (este año celebra su 30 aniversario). Más de cien playas y calas (algunas más vírgenes, otras menos). Isla que pertenece al archipiélago balear y destino anhelado, codiciado… como el queso de Mahón, bandera culinaria que enarbola con orgullo esta ciudad.
Su puerto natural, el más grande del mundo después del legendario Pearl Harbour norteamericano, dibuja una inmensa lengua de agua que se abre camino entre rocosas paredes y culmina en una animada calle salpicada de bares, tiendas y restaurantes. En el centro de la ensenada surge del mar el islote del Rey, donde en el puerto se alza el Mirador de Sa Plaça (una las mejores vistas que tiene la ciudad).
Con los aromas salinos impregnados en la piel y el tintineo incesante que la brisa martillea en los palos de los barcos uno tira hacia arriba, camino del casco histórico, plagado de edificios que reflejan el legado de los pueblos que han dejado huella en la isla (un puñado de fenicios, romanos, bizantinos, musulmanes…), la iglesia de Nostra Senyora del Carme, los vestigios medievales del Portal de Sant Roc o el Teatre Principal de Maó (el coliseo operístico más antiguo que tiene España).
A unos ocho kilómetros se alza la Fortaleza de La Mola (imprescindible) y, hacia el norte, se extiende el Parque Natural de s'Albufera des Grau, en el que se arraciman cinco reservas: las islas d'Addaia, bassa de Morella, Es Prat, isla d'en Colom y s'Estany. Regresamos, con apetito, al cogollo de Maó para trastear el estómago en el Mercat des Peix o el del Claustre, con sus puestos de tapas, pinchos, vinos, quesos (claro) y demás productos menorquines. La digestión con un chupito de su célebre Gin Xoriger, la ginebra más antigua que se produce en España (fue introducida por los británicos en el siglo XVIII).
En Ciutadella, lo más recomendable es dejarse ir por sus callejuelas empedradas y toparse con un, por así decirlo, tour ya más o menos establecido: la Plaza des Born, acceso al casco histórico, con su ayuntamiento y los palacios Salort y Torressaura; la catedral de Santa María; la calle Ses Voltes y sus arcos porticados; la Plaza Nova, la barroca Can Saura y la iglesia del Roser.
Como estamos en estas cosas buenas del comer, entre la ingente oferta de la ciudad, tiramos al 'Racó Des Palau Comellas Cardona' y nos saciamos de ternera ecológica y pescados que descansan en su parrilla y, para el tardeo, el aperitivo y abastecer la despensa, la Plaza del Mercado (Plaza des Peix), en la que puestos y barras se desnudan con maravillosa lujuria como un delicioso banquete pantagruélico. De postre, el obrador 'Forn Curniola', que comenzó su andadura allá por 1900 y en el que bollos, pasteles y tartas de la zona (y artesanos) te están esperando.
En el corazón de la isla se encuentra el municipio de Es Mercadal, coronado por el Monte Toro y sus 358 metros de altura desde los que otear unas esplendorosas vistas panorámicas de 360 grados, es todo un placer.
Al norte aparece la población de Fornells, con su coqueto puerto de pescadores y una generosa bahía idónea para la práctica de deportes náuticos: kayak, vela, submarinismo… Y una torre defensiva (que presume de ser la mejor conservada de la isla) en cuyo interior vive un espacio museográfico desde el que se accede a un mirador.
No lo dudes y hazte una caldereta de langosta y finaliza el ágape con los carquinyols de turno. Una siesta y al municipio de Ferreries, en el interior, aunque sus límites llegan al Mediterráneo y, de hecho, en sus territorios anidan algunas de las mejores (y desconocidas) playas y calas de la isla de Menorca, menos transitadas que otras de renombre, como Mitjana y Galdana (con sus blancos acantilados). En su valioso patrimonio natural y paisajístico se encuentran enclaves de 'no-fina-arena' como el Camí Reial, el Barranc d'Algendar y el Castillo de Santa Águeda.
Alaior cuenta con empinadas calles que desembocan en el punto más elevado de la villa, donde se alza la iglesia de Santa Eulalia y en cuyos alrededores siempre hay algún rincón para degustar caracoles con alioli de patata.
Enfilamos hacia Es Castell, que entre sus atractivos patrimoniales se encuentran el Castell de Sant Felip (siglo XVI) y el Museo Militar de Menorca.
Existen multitud de rincones desde los que contemplar el firmamento menorquín, pero algunos mágicos son los que 'sobrevuelan' sus yacimientos talayóticos, de los que se enumeran más de 1.600 en todo el territorio.
El pasado año la isla fue declarada Región Europea de Gastronomía 2022 por el Instituto Internacional de la Gastronomía, la Cultura, las Artes y el Turismo, galardón que reconoce los valores culturales de la gastronomía como valor en sí mismo y estímulo para empoderar a la comunidad local y promover un turismo sostenible. En este marco, su recetario es relajado (como la propia isla), afín a los productos de cercanía, inspirado lógicamente por el mar y sin desmerecer su carne, como la de la autóctona vaca vermella, la de cerdo negro y su longeva afición a los embutidos variados.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Ángel López | San Sebastián e Izania Ollo | San Sebastián
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
Fernando Morales y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.