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Cerdeña: aquí nació la dolce vitaViajes
Cerdeña: aquí nació la dolce vitaEn 1960 sólo las vacas pastaban en Costa Esmeralda. Hoy en día, en cambio, sólo lo hacen los yates. Los yates, sus adinerados dueños y las celebrities. Cerdeña es una isla que siempre está de moda. Y no de es extrañar. Sus calas y playas paradisiacas invitan a soñar despierto. En este recorrido de diez días les vamos a llevar por los cuatro puntos cardinales de un islote que enamora. Y donde es muy fácil vivir bien. Aquí nació la dolce vita.
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Aprovechando la conexión con el aeropuerto de Loiu, les aconsejo establecer dos campamentos base: uno al norte (Olbia) y otro al sur (Cagliari). Empezando por el primero, esta ciudad está estratégicamente situada para conocer el paisaje granítico y las aguas turquesas de esta vertiente septentrional. Como llegarán el primer día, pueden dar un paseo por el centro, que tiene mucho ambiente. Y empezamos con las excursiones.
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Como primera excursión, tienen cerca el golfo de Aranci. Y una cala recomendable es Moresca, a la que se accede andando desde un parking en apenas diez minutos. A 12 kilómetros se halla Porto Rotondo. Un lugar cuyo centro es su plaza con empedrado local, calles estrechas con decoración auténtica mediterránea, bares populares...
Cuándo ir: En cualquier época del año.
Cómo ir: En avión desde Loiu.
Dos hoteles: Jazz Hotel (Via degli Astronauti, 2, Olbia), al lado del aeropuerto, con piscina y precios competitivos. Smy Sighientu (Via Serchio, 139, Quartu Sant'Elena), clásico resort a las afueras de Cagliari con todo lo imaginable para pasarlo bien en buen ambiente. Eso sí, el wifi en las habitaciones debe mejorar.
Restaurantes: Lucina (Via Sa Conca, 55, Porto Cervo), enclave elegante con gran servicio y comida refinada. Nautilus (Forte della Maddalenetta, 4, Alghero), para comer langosta a la catalana en un homenaje a la vida. Sa Cardiga e Su Pisci (Piazza Sardegna, 10, Costa Rei), para una comida marina.
Y de Porto Rotondo a Porto Cervo, perla de la Costa Esmeralda. Caracterizado por su propio estilo particular de arquitectura, en este pequeño centro turístico pasearán por un laberinto de callejones, porches, pórticos, escalinatas y accesos que convergen en el puerto viejo conectado a su Piazzetta central por un puente de madera.
En Porto Cervo verán glamour. Elegancia. Boutiques exclusivas. Tiene un aire a Puerto Banús (Málaga) con sus cochazos desfilando por ahí. Así que ya saben. Dense un paseo. Y cuiden su cartera. Porque todo es caro. Carísimo. Pero merece la pena verlo una vez.
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Aquí pueden invertir todo un día o, al menos, medio para conocer el archipiélago de La Maddalena, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los ferris para llegar se toman en Palau, a 60 kilómetros de Olbia. ¿Y qué se van a encontrar? Un archipiélago compuesto por siete islas, sólo tres de ellas habitadas, y un gran número de islotes rocosos que conforman un puzle de una belleza fuera de lo común.
Lo más recomendable es visitar La Maddalena y Caprera, unidas entre ellas por un puente. Con el coche de alquiler, pueden dar una vuelta por ambas islas mientras eligen un sitio paradisicaco para bañarse. Calas hay a raudales. Si se sabe buscar, también tranquilas. Ya se sabe que en las accesibles en coche, hay mucha gente. O oncluso se abona el parking. Si hay que andar un poco, se encuentra tranquilidad. En ustedes está la decisión.
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Portobello e Isola Rossa forman parte de la costa septentrional de Cerdeña. Es una zona de la isla poco explorada, donde las playas de arena blanca muy fina y agua cristalina no tienen nada que envidiar a las más famosas de la Costa Esmeralda. El recorrido en coche es amable, además, con el paisaje embriagador surcando la mirada.
Con todo, el pueblo más evocador se halla al final de esta escapada de medio día. Castelsardo es uno de los secretos mejor guardados de Cerdeña. Es el clásico pueblo transalpino con las fachadas de las casas de colores pastel y encaramado en la cima de una colina junto al mar.
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Castelsardo se presenta como un compendio de estrechas callejuelas en las que las escaleras se alternan con empinadas cuestas de suelos empedrados y algún que otro pasaje. Su zona más bonita, aquella que se desparrama bajo la fortificación medieval, es la que no se ve: queda escondida en el lado de la colina que cae al mar. Caminar por sus calles, no sin algún esfuerzo, es algo que hacer a conciencia, fijándonos en los detalles que delatan que aquí, en este pedacito de isla, la vida transcurre mucho más pausada. Para comer con vistas al núcleo desde la distancia, pueden ir a Rocca Ja. Comerán bien.
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Sassari es la segunda localidad más poblada de la isla. A pesar de que es un destino menos visitado, como por ejemplo Alghero (que está muy cerca y al que pueden ir después), es una ciudad interesante y, si por casualidad se encuentran deambulando por el norte de la isla, pueden añadirla perfectamente a su itinerario. Como destino turístico, Sassari cuenta con numerosos edificios y monumentos históricos, pero también se beneficia de una excelente ubicación.
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Muy cerca de esta ciudad se halla la iglesia de Santa Trinita di Saccargia, posiblemente el edificio religioso más valioso de la isla. A la belleza de su construcción románica pisana, combinando la piedra negra basáltica con la clara de caliza, con un estilizado campanario, añade los frescos de su rico interior. Merece la pena una parada. La entrada vale 4 euros, pero la pueden contemplar únicamente por fuera camino de Sassari.
La verdaderamente atractiva es Alghero. Un tesoro medieval. Un pueblo pesquero fortificado del siglo XII lleno de historia, patrimonio y en un entorno natural irresistible. Con su piazza Civica, las iglesias y el encantador perímetro del centro histórico que se recorre sobre su fantástica muralla a orillas del Mediterráneo. El catalán se expandió hasta estos límites; por eso hay carteles en esta lengua y platos en homenaje. ¿El más suculento? La langosta a la catalana. La degustamos en el Nautilus. Y salimos volando del restaurante...
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En el trayecto entre nuestros dos campamentos base, de Olbia a Cagliari, se puede hacer un recorrido pasando por Bosa. Otro núcleo curioso. Con casas coloreadas junto al río Temo, el único navegable de Cerdeña. El castillo de Malaspina preside la población, que cuenta con una playa muy cerca, por lo que pueden combinar el paseo cultural con la pura relajación en la arena y el agua.
Cagliari es la capital de la isla. Como veníamos de estar cada día bañándonos en aguas azules turquesas y disfrutando, en general, de días tranquilos, la llegada a Cagliari nos impactó. De repente, coches, avenidas y tumulto. Pero una vez dentro, empezamos a descubrir una ciudad de estrechas calles, edificios de colores, animadas plazas y calles peatonales que invitaban a vagar sin rumbo.
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Lo más bonito de la ciudad se concentra alrededor del bastión de Saint Remy, una de las construcciones más emblemáticas de la ciudad. La vista más completa se obtiene desde la Piazza Constituzione. Desde ella se puede acceder al bastión y la escaleras que se abren a derecha e izquierda para alcanzar la terraza panorámica sobre el edificio. Desde lo más alto, las vistas de la ciudad alcanzan el puerto, el mar y permiten contemplar el mar de tejados de los edificios a los pies del castillo.
Recorrer las estrechas calles encerradas dentro de la fortaleza construida por los pisanos permite disfrutar de uno de los lugares más encantadores de la ciudad. Torres de la muralla, palacios, iglesias, plazas, ropa tendida en los balcones. Todo ello forma parte de una barrio vivo en el que los habitantes de la ciudad llevan siglos viviendo.
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El paseo por la catedral de Santa María continúa hacia el anfiteatro, pasando por algunas calles y edificios con ese aire decadente italiano, ya saben. Pero cuando vuelvan a bajar al centro, se encontrarán con las calles abarrotadas y gente con ganas de vivir. Italia es así.
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Una vez instalados en Cagliari, conoceremos el sur de la isla. Para un día pueden acudir al este, donde la población central es Villasimius. Su principal atractivo radica en contar con hermosas playas de arena dorada y aguas transparentes, rodeadas por una maravillosa y aromática naturaleza.
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A partir de ahí, pueden recorrer el litoral hacia el norte por una zona denominada Costa Rei. Y la parada para comer la sugerimos en Sa Cardiga e Su Pisci, con un excelente servicio y una cocina deliciosa especializada en todo lo relacionado con el mar.
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Una de las excursiones más recomendables desde Cagliari estriba en recorrer la carretera panorámica entre Chia y Teulada. 25 kilómetros de absoluta belleza. Muchas calas, playas de arena blanca y mar cristalino. La carretera incluye varias subidas y bajadas entre caminos y tramos un poco más internos que casi literalmente tocan el mar. Imposible no parar en el camino en una de estas playas.
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Al igual que desde Olbia un día fuimos al archipiélago de La Madalena, desde el sur hay una doble posibilidad que consiste en visitar la isla de Sant'Antioco, unida a Cerdeña mediante un puente y un istmo artificial. También se puede visitar la isla de San Pietro, aunque en este caso hace falta coger un ferry.
Sant'Antioco ofrece una extraña belleza muy apreciada entre los visitantes. Y es que esta isla no tiene el típico paisaje, sino que no son muchas las playas de arena fina que se encuentran en su territorio. Quien vaya a Sant'Antioco tiene que esperar pequeñas calas rocosas donde reina el silencio y la tranquilidad, aunque también cuenta con playas más cómodas como las de Maladroxia, Coe Quaddus o Calasetta, algo más bulliciosas con chiringuitos donde refrescarse.
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La costa oeste de Cerdeña esconde también un enclave natural llamativo. Son las dunas de Piscinas, que llegan a superar los 50 metros de altura y que impactan cuando se contemplan después de haber accedido a ese paraje desde el interior montañoso.
No muy lejos está Buggerru, otro punto idóneo para darse un baño y comer. Sus sugestivas casas coloreadas pegadas de tal manera que los callejones apenas respiran, le otorgan el aspecto pintoresco a este pequeño pueblecito turístico.
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Siguiendo por la costa se darán de bruces con el Pan di Zucchero, uno de los monumentos naturales más impresionantes y espectaculares de la isla, símbolo de la costa de Iglesias.
Aquí tienen un breve resumen de diez días (Olbia más nueve excursiones) por la isla sarda. Como siempre, les damos pistas, pinceladas para que indaguen por su cuenta por una de las islas más bellas del Mediterráneo. Cerdeña, donde nació la dolce vita.
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