El Castillo de Guadalest, a la izquierda, desafía al vacío. A la derecha, el peñón de Ifach y la cala Granadella. M.M.

Viajes | Costa Blanca

Más allá de Benidorm

Los alrededores de Altea ofrecen al viajero una irresistible combinación de mar y montaña en un destino que se puede visitar en cualquier estación gracias al buen clima

Mikel Madinabeitia

San Sebastián

Domingo, 10 de diciembre 2023, 09:51

La Costa Blanca es un lugar muy conocido por los amantes de las playas y los acantilados salvajes. Los guipuzcoanos también lo conocen bien, aunque ... suele ser Benidorm el destino más socorrido, especialmente por los de mediada edad y el colectivo de jubilados. En esta ocasión vamos a ir más allá y, tomando Altea como campamento base, realizaremos un recorrido muy completo alternando dos de nuestras pasiones: el mar y la montaña. Venga, vamos allá.

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El municipio de Altea será la primera sorpresa que se lleven. De aire bohemio, con la cúpula de su iglesia dominando el horizonte, sigue pasando desapercibido para bastante gente pese a que su belleza se ve reflejada en sus solitarias playas de grava y en las silenciosas callejuelas tranquilas que estructuran el casco antiguo. Los extranjeros, sobre todo alemanes, ingleses y noruegos, lo conocen bien. Y es que tras cada esquina se abre un mirador o un rincón con encanto.

A partir de ahí, las excursiones. Que hay unas cuantas por hacer, por cierto. Comenzando por el interior, apúntense el nombre de Guadalest. Situado a apenas 21 kilómetros que se recorren en media hora en coche, tiene una estratégica posición, en lo más alto de una escarpada peña rocosa, desde la que desafia al vacío. Su origen se remonta a la época musulmana, cuyo mayor legado lo vemos en el castillo de San José, al que se accede desde la Casa Orduña, con antepasados vascos. Desde ahí se puede contemplar a la perfección el embalse de Guadalest. Ya ven, por tanto, que Guadalest pone a disposición del viajero la posibilidad de disfrutar de la fuerza de la montaña y de conocer sus raíces históricas.

Datos prácticos

  • Cómo ir: Vuelo de Bilbao a Alicante y luego 70 kilómetros en coche hasta Altea.

  • Dónde dormir: Cap Negret (Altea, N-332, km 159), magnífico hotel ideado para disfrute del cliente. Gran piscina.

  • Dónde comer: Ca Joan (Partida la Olla, 146, Altea), gran asador para amantes del producto. El Raset (calle Bellavista, 7 Denia), elegante atención y excelente cocina del mar en clave moderna.

Si son amantes de la naturaleza, aunque parezca mentira por estar en estas latitudes, también están de enhorabuena. Porque a un cuarto de hora de Altea se halla Calpe, que cuenta con una montaña modesta en altura pero que les llamará la atención. Es el peñón de Ifach, una roca calcárea de 332 metros de altura y les garantiza una gran combinación de mar y montaña.

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Lo único, una advertencia. Recibe tantas visitas que la roca ya está muy pulida. Resbala. Y aunque hay cables en las zonas más expuestas, hay momentos en los que el avance puede llegar a ser un tanto comprometido. Absténganse, por tanto, en días húmedos o si van con niños. Y vayan preparados. Con todo, en nuestra excursión vimos a la mayoría de la gente –muchos extranjeros– sin el calzado apropiado...

Una vez arriba disfrutarán de una panorámica impresionante hacia los acantilados, la costa, las playas, los rascacielos de Calpe y varias montañas del interior. Subir y bajar desde Calpe –hay que hacer una reserva previa en el centro de interpretación– les llevará menos de tres horas a ritmo tranquilo.

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Tienen otra excursión que les sugiero, un poco más lejana, que combina la visita a Jávea con Denia. Respecto al primer emplazamiento, aquí al lado pueden ver la cala Granadella, de cantos rodados y agua cristalina, idílica aunque masificada en las horas centrales de la temporada alta. Ya saben, para verla como está en la foto, madruguen...

Luego, para la manduca, a tres cuartos de hora tienen Denia, cuna de uno de los manjares de este país: la gamba roja. La pueden degustar, a la plancha o hervida, en el restaurante El Raset. Si prefieren la carne, a las afueras de Altea tienen uno de los asadores más afamados de la región: Ca Joan. En cualquiera de los dos sitios serán felices.

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Como lo serán en una Costa Blanca accesible en avión o en coche, donde el clima es benigno durante todo el año. Allí está Benidorm, sí, pero también todas estas joyas.

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