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Zakopane, al sur del país, es el perfecto campamento base para disfrutar de diversas excursiones, como la de subir al lago Morskie Oko. M. O.
Hel, Malbork y Zakopane: Polonia, más allá de sus capitales

Viajes | Polonia

Hel, Malbork y Zakopane: Polonia, más allá de sus capitales

Varsovia y Cracovia son las grandes ciudades, pero el país ofrece la opción de una ruta muy completa empezando en la costa en Gdansk y terminando en las montañas Tatra pasando por Wroclaw

Beñat Arnaiz

San Sebastián

Viernes, 6 de octubre 2023, 19:14

Varsovia y Cracovia son las grandes ciudades de Polonia. La primera, la capital, es la más grande del país y fue reconstruida casi en su totalidad después de la Segunda Guerra Mundial. La segunda fue la capital hasta 1596, y además de ser la más visitada de Polonia, es considerada el corazón de los polacos. Sin embargo, más allá de las dos capitales, hay mucha Polonia. Desde la costa del norte de Gdansk hasta las montañas Tatra del sur, el país ofrece la posibilidad de dibujar una ruta muy completa que permite conocer su sociedad e historia, marcada muchas veces por el pisoteo de sus vecinos.

La Puerta Dorada de Gdansk nos da entrada a una Stare Miasto, parte vieja en polaco, que transmite autenticidad a pesar de su reconstrucción tras la guerra, algo que no sucede con la de Varsovia. La Ruta Real nos lleva entre los tradicionales edificios con fachadas de diferentes colores y al lado de la fuente Neptuno hasta alcanzar el puerto histórico, referente durante siglos en el Báltico por su comercio y transporte de ámbar. No debemos perder la oportunidad de callejear y encontrarnos la Basílica de Santa María, una de las más grandes construida a ladrillo en el mundo.

Datos prácticos

  • Moneda local Zloty. Un euro equivale a 4,6 zlotys.

  • Transporte PKP Intercity para viajar en tren y FlixBus.

  • Vocabulario para sacar una sonrisa Dzień dobry (buenos días), Do widzenia (agur), Dziękuję bardzo (muchas gracias), Przepraszam (perdón), Piwo (cerveza).

El puerto no perdió su poder nunca y fue en el astillero Lenin donde surgió el sindicato Solidaridad en 1980, liderado por Lech Wałesa. Promovió la huelga, ilegal por entonces, y fue seguida por millones de trabajadores en toda Polonia para comenzar el movimiento que tumbó el régimen comunista. La ciudad recibió el Premio Princesa de Asturias de la Concordia en 2019 y en el Centro Europeo de Solidaridad se puede conocer con más detalle el movimiento Solidaridad.

A escasa media hora en transporte público está la localidad costera de Sopot, que no solo cuenta con una de las mejores playas del país, sino también con un muelle que poco tiene que envidiar al de Santa Mónica de California. Se puede todavía ir un poco más al norte, a la península de Hel. Si se opta por la opción del ferry se puede avistar desde la embarcación un punto que vio cambiar el curso de la historia: la península de Westerplatte. Allí inició el ejército alemán el 1 de septiembre de 1939 su ofensiva sobre Danzig (Gdansk en alemán) y Polonia para dar comienzo a la Segunda Guerra Mundial. En lo alto de la colina luce un monumento de piedra en honor a los soldados que resistieron una semana el ataque.

Monumento en honor del ejército polaco en la península de Westerplatte de Gdansk, donde comenzó la Segunda Guerra Mundial.

En Hel también se pueden apreciar los restos de la guerra. Fue primero un lugar de la resistencia polaca y después la última esperanza de supervivencia de los nazis. Es el motivo por el que se pueden encontrar en los senderos del bosque torres, búnkers y trincheras de la época.

Estructura de la guerra que continúa en Hel y al que se puede acceder. B. A.

Vuelta a tierra firme y hora de poner rumbo a Wroclaw, pero antes no podemos saltarnos la visita al pueblo de Malbork para cumplir con la tercera excursión. Allí se encuentra el castillo medieval de Malbork, fundado por la Orden Teutónica en el siglo XIII, declarado Patrimonio de la Humanidad y considerado el edificio de ladrillos más grande de Europa.

Ahora sí, nos trasladamos a la región de Silesia, en el suroeste del país. Quizás les suene Wroclaw o Breslavia, su nombre en castellano. Compartió la Capital Europea de la Cultura en 2016 con Donostia. El río Oder es el gran protagonista de la ciudad, con más de 120 puentes que lo sobrepasan. Si le parecen muchos, espere a la cantidad de gnomos (pequeñas estatuas de bronce) que hay repartidos por las calles: más de 300. Es una ciudad muy agradable de pasearla junto al río o alrededor de la gran Plaza del Mercado, donde está el Ayuntamiento.

Al comienzo de este viaje mencionaba lo duro que han sido los vecinos con Polonia, y seguramente por eso dedicaron en Wroclaw un enclave asombroso al relato de unas de sus escasas victorias militares. En el Panorama de Racławice se puede visitar la narración visual de la batalla de ese mismo nombre, ganada en 1794 por el pueblo polaco contra el Imperio Ruso, en forma de pintura de 15 metros de altura y 114 de largo dispuesta de forma panorámica. El visitante se ubica en el centro y puede seguir el relato de una manera muy inmersiva mientras completa los 360°.

Panorama de Racławice, en Wroclaw. B. A.

Nos dirigimos al sur pasando por Katowice, Oswiecim –obligatorio detenerse en el museo de Auschwitz y el campo de concentración de Birkenau– y Cracovia para llegar a Zakopane, la principal ciudad de las montaña Tatra. En verano e invierno está turísticamente masificada, por lo que primavera y otoño es la época ideal para plantar el campamento base y realizar varias salidas al monte. Mi favorita, la subida al Morskie Oko. Un paseo apto para todos los públicos hasta los 1.395 metros de altitud, donde nos espera un precioso lago protegido por las altas montañas.

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