Viajes

Letonia de punta a punta

Lo más lógico es que se instalen en la propia Riga, una joya de ciudad, muy elegante, con aire centroeuropeo en el suelo por los adoquines y a París en el cielo, debido a la profusión de edificios 'art nouveau'. Su casco histórico es Patrimonio de la Humanidad y no es de extrañar, ya que aunque caminen sin rumbo no podrán dejar de contemplar una atractiva combinación medieval y modernista. La arquitectura de los edificios es muy fotogénica, especialmente cuando el sol baña las fachadas.

Como sucede al atardecer en la Casa de los Cabezas Negras, situada en el centro neurálgico: la plaza del Ayuntamiento. Este edificio fue sede del gremio de comerciantes alemanes solteros y, aunque fue derruido en la Segunda Guerra Mundial, fue reconstruido conservando su estilo gótico. Se llevarán de recuerdo su encuadre fotográfico junto a la iglesia de San Pedro, cuyo mirador es ideal para contemplar la ciudad a vista de pájaro. Otro edificio religioso que merece la pena visitar es la catedral, cuyo interior presenta rasgos románicos, góticos, barrocos y 'art nouveau'. Y fuera del casco histórico tienen un templo, en esta ocasión, ortodoxo y de estilo bizantino, que les recordará a los de Rusia. Se trata de la catedral de la Natividad, que pueden visitar con recato de forma gratuita.

En cuanto a las plazas, las hay muy coquetas, como la de Livu, quizá la más bonita de Riga. Y desde este punto no quedan lejos el castillo, la Torre del Polvorín –vestigio de la muralla–, y los Tres Hermanos –las casas más antiguas de la ciudad–. Luego, ya saben, fuera del anillo de la mayoría de ciudades europeas suele haber zonas ajardinadas y acuáticas donde es una delicia pasear. También las tienen en Riga.

¿Y fuera de la capital, qué se puede hacer?Pues en primer lugar, tener paciencia para conducir porque apenas se puede circular a 110 km/h en la circunvalación de Riga y a 90 o a 70 por el interior del país, por lo que los desplazamientos cuestan. Pero hay varios que merecen la pena. Empezando por el oeste, a 150 kilómetros, está Kuldiga, donde se halla una curiosidad geográfica:la cascada más ancha de todo elcontinente. Un aviso. No se piensen en una imagen vertical, porque es todo lo contrario: hasta 270 metros de anchura de agua...

El punto turístico de interés del sur se halla muy cerca de la frontera con Lituania. El palacio de Rundale es denominado el 'Versalles de Letonia'. Un ejemplo del arte barroco y rococó que se disfruta junto a sus jardines. Desde Riga se puede hacer una excursión de medio día, visitando el complejo palaciego y comiendo después en Bauska –el Aveņi es una buena opción–.

Al este tienen un paisaje más boscoso: el parque nacional de Gauja. Cesis y Sigulda, con sus castillos, son las localidades donde se suele hacer parada y fonda. Es el verdadero pulmón del país, muy frecuentado por los amantes de la naturaleza, aunque no se esperen grandes altitudes.

Nos queda el último punto cardinal, al norte de Riga, donde se halla Jurmala, la playa más cercana a la capital, atestada en temporada alta de rusos elitistas que, digamoslo así, no disimulan su poder adquisitivo. Si se animan a bañarse en aguas del Báltico, están más frías aunque en Jurmala la playa es un estanque.