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Viajes | Región de Murcia
Murcia, qué desconocida eresLa Región de Murcia es una de las grandes incógnitas de España. Ubicada lejos de Euskadi, a 800 kilómetros de San Sebastián, no pilla de paso a otros territorios. Pero como saben quienes me conocen, todo lugar merece al menos una visita. Siempre hay motivos culturales, naturales o gastronómicos por descubrir. También en Murcia. También en la Región. Su lema turístico es 'Murcia, qué hermosa eres'. Y también qué desconocida.
Si son unos animados, pueden hacer la escapada en coche. Son ocho horas... (sin paradas). Si prefieren gastar más pero viajar más cómodos, pueden ir en avión vía Alicante. Con un coche de alquiler llegarán a la capital murciana en menos de una hora.
Y una vez allí, ¿qué hacer? Lo ideal es alojarse en la misma capital e ir moviéndose con el coche para las excursiones. Como la ciudad se puede ver rápido, les recomiendo dejar las tardes para ello, mientras que por las mañanas es preferible conducir hasta los lugares de interés. Aquí hemos seleccionado unos cuantos.
Cómo ir: En coche son ocho horas para 795 kilómetros. Se puede ir en avión vía Alicante desde Loiu y coger luego un coche de alquiler.
Época: Cualquiera menos el verano para evitar el calor sofocante.
Un hotel: Sercotel Amistad (calle Condestable 1, Murcia). Muy bien ubicado, tiene unas habitaciones amplias, buen desayuno y mucha amabilidad en el servicio.
Tres restaurantes: La Tropical (calle de Santa Teresa 66, Los Alcázares), para cuando quieran darse un homenaje. Ganó el concurso de carne en Gastronomika. El Casón de los Reyes (avenida Carretera de Granada 11, Caravaca de la Cruz), comida casera a precio razonable. El Cantón (calle Carretera de la Baronesa 1, Cartagena), para tapas y raciones.
Comenzando por el Cabo de Palos. Un enclave privilegiado de la Región. Tengo una compañera a la que le brillan los ojos cuando me habla de este rincón. Perteneciente al municipio de Cartagena, destaca por su emblemático faro y su paisaje se compone de pequeñas calas y acantilados que le otorgan una belleza inusual. Quizá les pueda sorprender, pero aquel 21 de marzo hasta el normalmente apacible Mediterráneo golpeaba con fuerza en la orilla...
De lo natural a lo artificial. Seguramente camino del Cabo de Palos se habrán percatado de que, a mano izquierda, al noreste, llaman la atención una serie de edificios desordenados, ocupando una estrecha lengua de tierra. Se trata de la Manga del Mar Menor, 24 kilómetros de tierra bañados por dos mares: el Mediterráneo y el Mar Menor.
Seremos elegantes. No se trata de hacer daño. Pero digamos que el sentido estético no primó a la hora de construir todo aquello. Eran tiempos del aperturismo, cuando España se abría a un horizonte en el que todo eran promesas y sueños después de décadas de sufrimiento y oscuridad. Alguien vio un negocio que explotar y se perdió la mesura. ¿El resultado? Un destino turístico en el que se mezclan apartamentos, hoteles, residencias, bares, restaurantes, discotecas y comercios. Ya que están allí y si nunca lo han visto, es para verlo. Porque la 'foto' impresiona. Impacta. ¿Nuestra opinión? Seremos elegantes...
Eso sí, pueden acabar esta primera excursión a lo grande. Con un homenaje gastronómico. ¿Saben dónde? En La Tropical, el restaurante que se llevó el premio a la mejor carne en la edición de San Sebastian Gastronomika del año pasado. También me han escuchado los que me rodean que la vida por ahí es más barata que por aquí. Que una pareja puede abonar 20 o 30 euros menos por un banquete si está a unos cientos de kilómetros de Gipuzkoa. Así ocurrió. Mojama de almadraba, alcachofas con foie y jamón, chuleta para dos (a 60 euros el kilo), un vinazo Jumilla y dos postres. ¿Por cuánto? Por 120 euros. Aquí ya les digo que de 150 no bajaría...
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Del mar a la montaña. Para un segundo día pueden desplazarse al interior de la Región. Si son aficionados a la montaña, pueden ascender a Los Obispos, el techo de la región con sus 2.014 metros. Sí, no es una errata. En Murcia hay un dosmil. Para que se hagan a la idea, la montaña más alta de Euskadi no llega a los 1.600 metros.
Pueden apurar en coche hasta Puerto Alto, de Cañada de la Cruz para arriba, y completar un itinerario por paisaje mediterráneo (pinos, encinas, enebro, tomillo...) en unas dos horas. No son montañas espectaculares ni de perfiles abruptos, pero en la variedad está el gusto.
Si simplemente prefieren pasear por callejuelas e impregnarse de postales rurales, tienen un par de localidades que merece la pena visitar: Cehegín y Caravaca de la Cruz. Separadas por apenas seis kilómetros, ambas poseen un encanto especial. Seguramente porque la naturaleza ha sido generosa con ellas al dotarles de un mayor tono verde. Y es que en esta comarca los bosques de coníferas y el rumor del agua cincelan el día a día.
Además, sepan que Caravaca de la Cruz es una de las cinco ciudades santas para los cristianos en todo el mundo junto a Roma, Jerusalén, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana (Cantabria). Con un gran patrimonio cultural y religioso, allí está el santuario de la Vera Cruz, con su llamativa fachada barroca, que alberga en su interior la reliquia de la Cruz de Caravaca y atrae a multitud de peregrinos.
Para otro día pueden combinar el interior con la costa. Lorca con Cartagena. Al primero, que reivindica con fervor su pasado sefardí, no le faltan rincones e historias. Carácter y luz, tampoco. Ubicada en una llanura impresionante, debajo de una fortaleza, locales y foráneos acuden como un imán a la plaza de España, donde se ubica la colegiata de San Patricio. El terremoto de magnitud 5,1 provocó en 2011 nueve muertos y un daño considerable en el patrimonio de la localidad. Pero la vida sigue y esta gente, lo comprobamos in situ, se levanta cada día con dignidad.
A una hora de Lorca tienen Cartagena, donde pueden comer. Caminen por los alrededores del puerto deportivo, paseen por delante del Ayuntamiento y visiten el Teatro Romano. Es una ciudad con una historia milenaria y que tuvo un próspero fin del siglo XIX gracias a la explotación minera y el auge de los astilleros y de la base naval. Y es que el centro de la ciudad está plagado de grandes casas particulares, palacetes y edificios de corte civil y militar fruto de aquella época, con estilos barroco, neoclásico y modernista. Se darán cuenta de ello con un simple paseo.
Ya ven que hemos dejado para el final la propia capital de la Región. Murcia es una ciudad, digamos, discreta. Hay algunas en España que son así: Huelva, Castellón, Soria, Badajoz... No pasa nada, porque pueden tener otras virtudes, como estar cerca de otros lugares turísticos, tener mucho ambiente callejero o un buen clima.
Murcia tiene mucho de eso. ¡Qué manera de saborear la calle! ¡Qué expresividad a la hora de vestir! ¡Cuánto descaro frente a nuestra sobriedad! En fin, que ya en marzo las terrazas estaban llenas aunque en cinco días apenas vimos el sol con tanta calima...
El centro se ve rápido. De la catedral al casino pasando por la plaza de las Flores, el teatro Romea, el puente Viejo y Nuevo, el convento de Santa Clara y el monasterio de Fuensanta, a las afueras, desde donde obtendrán una magnífica panorámica de Murcia y su entorno. Una buena despedida para una comunidad autónoma que les puede servir como una escapada para unos cinco días. Murcia, qué desconocida eres.
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