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La última joya de GaliciaEs la Ribeira Sacra. La comarca dominada por el cañón del río Sil que se visita entre monasterios perdidos, miradores vertiginosos, pueblos pequeños con encanto y una viticultura heroica que invita a soñar despierto. Está en Galicia, entre Lugo y Ourense, y cada año es ... más conocida, también entre nosotros. Los amantes de la naturaleza están de enhorabuena. También los apasionados del vino. Y quien guste de conducir y adentrarse con el coche por lugares inverosímiles, también disfrutará. ¿Se animan? Bienvenidos a la Ribeira Sacra. Bienvenidos a la última joya gallega.
El camino más corto para llegar hasta Monforte de Lemos, la capital del valle, es vía León, aunque les recomiendo hacerlo así y volver en cambio por la costa, por Lugo y Gijón. De esta manera, tienen un aliciente para la vuelta y pueden conocer la playa de las Catedrales y comer, por ejemplo, en San Vicente de la Barquera.
Pero volviendo a la Ribeira Sacra, ahí el que manda es el Sil. En la cuenca de este río, frontera natural entre las provincias de Lugo y Ourense, espera un paisaje salvaje donde el tiempo se ralentiza entre bosques que parecen de cuento, pequeñas aldeas y unos viñedos que se trabajan entre escarpadas pendientes que producen vértigo. Y aunque ha sido su viticultura heroica la que ha puesto en el mapa a la Ribeira Sacra, recorrer sus nada rectas carreteras ofrece un viaje con la vid de compañero que va más allá de enamorarse de sus bodegas.
Cómo ir: Seis horas en coche de Donostia a Monforte de Lemos vía Vitoria-Burgos-León.
Dónde dormir: Parador de Monforte de Lemos (Plaza Luis de Góngora y Argote). Histórico edificio con la elegancia que destilan estos establecimientos.
Dónde comer: O Curtiñeiro (Parada de Sil, Praza da Fonte, 6), comida casera. A Nosa Xente (Castro Caldelas, Avenida Orense, 22), menús económicos con raciones abundantes.
Existen muchos miradores para contemplar el cañón a vista de pájaro. Personalmente, nuestro preferido es el que acompañamos en la imagen: el de Vilouxe. Se trata de un enclave natural, sin ninguna intervención, por lo que se recomienda acercarse con cuidado a cualquiera de los dos puntos desde donde se puede divisar la imagen más icónica del valle: el meandro conocido como Coto das Boedas, impresionante mole granítica de más de 700 metros de altitud que cae vertical al río en un desnivel que supera los 400 metros. Un meandro más bonito en nuestro país sólo lo hemos visto en Las Hurdes: el del Melero.
También visitamos el mirador de la columna y los de A Cividade y el de Soutochao, estos dos ya en la vertiente lucense. Cada uno con sus características, a la mayoría se llega en coche o hay que caminar unos minutos, pero todos merecen la pena para contemplar las panorámicas a vista de pájaro. Y si quieren navegar. también pueden hacerlo con barcos que organizan excursiones.
Si les gusta el románico rural, también tienen motivos para sonreír. Por su buen estado de conservación destacan los monasterios de Santo Estevo de Ribas de Sil, hoy convertido en Parador, y el de Santa Cristina de Ribas de Sil, en cuyos interiores esperan unas pinturas murales renacentistas.
En cuanto a las poblaciones, les recomiendo encarecidamente acercarse a Castro Caldelas, cuyo casco antiguo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1998. Sus callejuelas estrechas, empedradas y empinadas te conducirán al castillo. A menos de media hora en coche se halla Parada de Sil, otro núcleo muy visitado con todos los servicios y donde la gente suele parar a comer. El pulpo se cotiza alto; también la carne o caldeiro (falda de ternera con hueso, unto, patatas y pimentón).
Claro, este plato tradicional y contundente conviene mojar con algún vino atractivo. Pues están de enhorabuena, porque aquí nace el Ribeira Sacra, una de las cinco denominaciones de origen existentes en Galicia. Los tintos se elaboran con la varidad Mencía y tienen un color brillante, con ese característico e intenso color cereza con dejes de tono púrpura. Los blancos, por su parte, se hacen con Godello, que son de aroma intenso, frescos en boca.
Como campamento base, ya les digo, pueden elegir Monforte de Lemos. De 19.000 habitantes, tiene restos de una muralla, el castillo reconvertido en Parador, muchos bares y el Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, conocido como El Escorial gallego.
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