![Escapada por el Valle de Belagua](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/201903/04/media/izaba.jpg)
![Escapada por el Valle de Belagua](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/201903/04/media/izaba.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
El buen tiempo anima a disfrutar de la naturaleza. El día cada vez es más largo y esta primavera temprana que nos acompaña invita a realizar rutas algo más alejadas de casa. En familia, con amigos o en pareja, el Pirineo navarro es un destino ... muy apetecible en el arranque de una nueva estación en la que los tonos marrones y grises desaparecerán ante la presencia de la infinidad de verdes que poblarán las hayas, abetos y demás especies que pueblan la segunda selva más extensa de Europa, repartida entre el norte de Navarra y los Pirineos Atlánticos.
Al norte del valle pirenaico del Roncal, a los pies del Valle de Belagua, bañada por las aguas del río Esca y rodeada de agrestes montañas, se encuentra Isaba. En esta hermosa localidad navarra las calles estrechas y empedradas en torno a las que se alzan armoniosas casas señoriales de piedra y madera se pueden ver los empinados tejados a dos o cuatro aguas que evitan que la nieve se deposite en ellos. Desde Isaba se puede acceder a las pistas de esquí de fondo que este año apenas han sido cubiertas por el manto blanco que atrae a tantos aficionados de este deporte, pero su escasez permite recorrer múltiples senderos que nos acercan a los hermosos rincones del valle. Un valle, el del Roncal, con alturas que oscilan entre los 1.100 metros del denominado Rincón de Belagua y los 2.428 metros de la Mesa de los Tres Reyes, la cumbre más alta de Navarra y de Euskal Herria.
Uno de esos rincones es la cascada de Belabartze, un tesoro paisajístico con sus sonidos y silencios, dentro del hermoso valle de los Secretos. El recorrido hasta esta cascada es de unos 9 kilómetros, que se puede realizar en unas dos horas desde Isaba. También se puede iniciar en el km. 35 de la carretera NA-637, en el Puente de Otsindundua, sobre el río Belagua. Se trata de un puente del siglo XVI, y otro románico que se sitúa en el Camino Real que unía los valles de Roncal y Baretous en Francia.
En ese punto existe un panel explicativo y se puede dejar el coche. Si iniciamos la ruta en el Puente de Otsindundua, solo tendremos que caminar unos pasos para llegar hasta la cavidad de la cueva del Ibon. En invierno, primavera, y los días de tormenta de verano, es posible que no se pueda penetrar en la sala, ya que recoge un gran caudal de agua del macizo Ezkaurre.
Una vez visitada la cueva, seguiremos el sendero en sentido ascendente. Cruzaremos un denso bosque donde predominan los pinos, abetos y hayas hasta alcanzar el valle de Belabartze. Una vez en la cumbre, siguiendo la señalización en azul y rojo, y, tras un descenso, arribaremos en la zona más bonita del recorrido.
Se trata de la Cascada de Belabartze, que desliza su torrente de agua desde un arco tallado en la roca. Cabe destacar que el río Belabartze serpentea todo el valle fertilizando los campos de siega, patatales, y pastos que existen en el llano. Además, permite a los visitantes más atrevidos bañarse en sus gélidas aguas. Es una zona acondicionada con pasarelas de madera y apta para el baño. Tras haber disfrutado con calma de esta zona, sólo hay que seguir la senda descendente, a través del bosque, hasta una pista forestal que abandonaremos pronto.
Después hay que seguir un sendero a la derecha, correctamente señalizado, hasta un bonito collado en el que se podrá ver una montaña al fondo. A partir de este momento, un último descenso hasta llegar al punto de partida.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.