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Dos cicloturistas pasean por la vía verde con las espectacularesparedes que rodean a la foz de Lumbier.

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Dos cicloturistas pasean por la vía verde con las espectacularesparedes que rodean a la foz de Lumbier. GN

Paseo otoñal por la foz de Lumbier

A pie o en bicicleta, este hermoso rincón del Pirineo navarro muestra la belleza natural tallada por las bravas y frías aguas de río Irati a su paso

Miércoles, 14 de octubre 2020

El tono dorado, amarillo y ocre que tiñe los árboles recuerda la llegada del otoño a los bosques de Irati. Desde allí, tras recorrer varios kilómetros el río del mismo nombre, llega a Lumbier/Irunberri. Sus aguas han sido testigos silenciosas de numerosos episodios que han marcado la historia de los valles del prePirineo navarro. Las limpias y sobre todo, frescas aguas del río Irati han sido las encargadas de tallar las rocas que encontraban a su paso diseñando estrechos y caprichosos pasos. Una obra de arte natural que no pasa desapercibida. Una de sus joyas es la foz de Lumbier. Un paisaje agreste caracteriza a esta foz, esa estrecha garganta labrada por el río Irati y declarada reserva natural en la que los buitres leonados sobrevuelan observando cualquier movimiento que se produzca en tierra.

El tren de Irati

Entre los barrancos calizos con paredes de vértigo hasta hace unas décadas transitaba el tren del Irati. Fue el primer tren eléctrico de pasajeros de España. Tal circunstancia le valió numerosas reseñas en los periódicos de la época y enciclopedias. Entre 1911 y 1955, los vagones del Irati recorrían 58 kilómetros de vías electrificadas para unir Pamplona – Aoiz – Sangüesa.

La principal misión de aquel tren fue la explotación forestal del monte Irati y su aproximación a la fábrica de Aoiz. Sin embargo, pronto se convertiría en un transporte puntero de pasajeros para los valles de la zona. A pesar de su prestigio, a mediados del siglo XX el auge del automóvil supuso el fin del 'Irati'.

En la actualidad, 6 kilómetros de aquel itinerario están acondicionados como vía verde permitiendo al visitante recorrerlos pausadamente. Diversas estructuras recuerdan el pasado ferroviario de la zona. El puente de los hierros sobre las cristalinas aguas del río Salazar, a la salida de Lumbier, anuncia el punto de inicio del antiguo camino férreo.

El puente del diablo

El recorrido conserva pocos tramos de vías y lo más característico son los dos túneles perforados en la roca caliza que permiten entrar en la foz. A la salida del segundo, aguardan las ruinas del Puente del Diablo, del siglo XVI. Un puente de 15 metros de altura que unía las dos orillas de la Foz de Lumbier. El popularmente conocido como 'Puente del Diablo' debe su apodo a una leyenda en la que se cuenta que el puente fue construido por Satanás al hacer este un pacto con una princesa de la zona.

Liédena es el final de la ruta y conserva diversos testimonios arquitectónicos de la época. La estación, los andenes, almacenes e incluso las viviendas del personal parecen mirar al horizonte esperando que llegue el tren

Mucho por ver y descubrir

Su espectacular geología y el aislamiento durante siglos de la foz, han propiciado la conservación de una singular vegetación que puebla los escarpados roquedos sirviendo de morada para grandes rapaces. Un espectáculo sin igual de paredones rojizos de cuyas grietas cuelgan árboles y arbustos y en los que descansan grandes rapaces. Lo que confiere singularidad a esta foz es que sus 1.300 metros de longitud pueden ser recorridos por la vía verde que discurre cerca del río y al pie de los acantilados anunciando las primeras estribaciones del Pirineo oriental navarro.

Este maravilloso entorno ofrece bellos paisajes cargados de historia en el pasar de los siglos. Un legado humano apoyado en una orografía abrupta, pliegues geológicos pirenaicos y pre pirenaicos tallados durante millones de años por las avenidas de agua formando cañones, vegas y valles de montaña, con influencias de cuatro climas que la hacen diversa en paisajes y sensaciones, y que albergan biodiversidad importante, bosques y lugares que reciben diferentes grados de protección.

Impresiona escuchar el rumor de las aguas y los gritos de las chovas mientras se puede admira la belleza de este enclave natural. Una opción para poder disfrutar de todo ello, es realizar paseos por la zona en bicicleta de montaña o eléctrica. La empresa Irati E-bike ofrece el servicio de alquiler de bicicletas y de guía en la zona que une Irunberri-Lumbier con Ledea-Liedena.

Las propuestas son variadas y fáciles de realizar entre las que se encuentra un precioso paseo por el tramo del camino de Santiago con otros caminos cercanos también espectaculares y que acercan a conocer la calzada romana y el lugar donde se encuentran enterrados los restos de una ciudad romana de 4,5 ha, probablemente Iturissa.

Una vez allí, es impensable no acercarse a Irati, uno de los puntos más visitados de Navarra, y transitar en bicicleta por los impresionantes hayedos-abetales que se erigen en las 17.000 hectáreas de superficie de bosque que se encuentran en estos valles, en el principio de los pirineos Atlánticos que cuenta con diversas rutas balizadas de diferentes niveles de dificultad.

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