De puente a puente… siete rutas diferentes

Cuentan viejos mitos que este puente fue construido en tan solo una noche por las 'sorginak' que habitaban el lugar, por eso los lugareños lo llaman el Puente de las Brujas. Que las lamias descansan en el fondo del río desenredando su cabellera con un peine de oro, para provocar el arco iris. La realidad es que se encuentra junto al paraje de Otegieta, a solo dos kilómetros de Andoain. Hecho en piedra, con mampostería en seco, tiene tres ojos y mide 31 metros. Tres pilares abandonados en el agua hablan quizá de un puente anterior o un canal para transportar arena.

Puedes conocerlo gracias a una ruta de 37 kilómetros que parte de la localidad guipuzcoana, en Behekoplaza. Pasa el túnel bajo la línea del ferrocarril y elige el camino que asciende. Gira a la derecha por la Bertxin hacia el camino rojo de acceso al Trentxiki hasta el segundo túnel. Gira a la derecha y sigue entre árboles. Cruza la zona recreativa de Otita. Te toparás con él y sigue un sendero cuesta arriba hasta un cruce. Sube de frente hasta Txertota. Elige la derecha al núcleo del barrio.

En el kilómetro 4,4 espera el alto de Mandabide. En el cruce ve a la izquierda, toma el camino principal a la sombra de robles americanos. Dejarás una pista a la derecha y algo más adelante, por un sendero, sigue de frente para contemplar el valle del Leitzaran. Llegarás a las mil escaleras. En el kilómetro 6,2 empieza el canal. De ahí en adelante no hay pérdida, basta seguirlo.

Peculiar donde los haya, recuerda a esos que penden entre rocas en la selva, salvando distancias. Para conocerlo debes dar un paseíto muy sencillo, perfecto para ir con críos: 3,8 kilómetros, ida y vuelta. Desde Lukiano a La Encontrada, sobrepasando el río Baias. La zona tiene hasta leyenda. Dicen que en el caserío que encontrarás al final, antaño ferrería y casa-torre, la princesa Blanca, hija de la reina de Navarra, decidió cobijarse mientras su hermano Carlos, heredero al trono, era apresado por el padre, Juan 'El usurpador'. Un culebrón. El caso es que Blanca, partidaria de su hermano, esperó allí hasta que él acudió a buscarla. Que al encontrarla junto a la torre de Gereña debió gritar «¡encontrada!», y ese nombre quedó.

El camino parte de la iglesia de San Juan. Para hallar la pista hay que seguir por la calle del mismo nombre, tras la bolera, unos metros hacia el norte, y escoger el camino de hormigón con murete de piedra que asciende a la izquierda. Deja a la derecha un abrevadero y sigue la senda que desciende hacia el bosque. En la bifurcación pasarás a la derecha un pequeño puente sobre el arroyo y seguirás por la izquierda. Y en el siguiente cruce, toma la pista derecha para llegar al puente colgante. El entorno encantará a los peques.

Saca el móvil porque la imagen merece ser retratada, inconfundible la silueta. Tendrás delante un puente fortificado bajomedieval, conocido también como Puente de la Muza, datos en el siglo XV, construido sobre los cimientos de uno anterior del XII. Tres arcos desiguales lo adornan, además del torreón desde donde se defendía la villa. Por allí entraban antiguamente, ahora une los barrios del Cristo y San Lorenzo con el antiguo barrio judío. Y en él pagaban impuestos los mercaderes. Pisa sus adoquines, imagina lo difícil que resultaba recorrerlos a carros y caballerías. El paseo que te proponemos usa la GR 123 hasta Gordexola a lo largo de 21,5 kilómetros. Sale de la plaza San Severino y asciende hasta la sierra de Trasmosomos, que ofrece una panorámica espectacular. Después baja hacia el río Ayega y, tras un tramo de ascenso por pinar, alcanza el río Herrerías para acercarse a los palacios y casas señoriales presentes en el destino.

Facilita el tránsito por el Camino de Santiago sobre el río Arga y da nombre a la localidad que lo acoge. Dicen que lo mandó construir una reina, no queda claro cuál, si Doña Mayor, esposa de Sancho el Mayor, o Doña Estefanía, mujer de García el de Nájera. Contarás hasta seis arcos originales del siglo XI, estilo románico pues. Después de enamorarte de sus formas, únete al recorrido Arga-Nekeas-Cañada Real, un paseo circular sencillo de 13 kilómetros. La primera mitad de la ruta transita por la orilla izquierda del río, hacia la zona de huertas de Campollano. Descubre el Rincón de Aizpea, paraje natural en el meandro. Pasarás junto al Árbol Gordo, imponente chopo. Por Nekeas, que comparte parte de su trazado con la Cañada Real Milagro-Aezkoa. Durante las Guerras Carlistas, los cerros que rodean Puente la Reina acogieron fuertes militares y quedan restos, por si quieres echar un vistazo a la vuelta.

Perfecto para el lugar que lo acoge: Potes. Preciosa villa y preciosa pasarela. Bañada por los ríos Bullón, Quiviesa y Deva, fueron los romanos quienes llamaron Pontes, debido a tanto baño acuático, a la actual Potes. Medieval, emplazado en pleno casco antiguo de la localidad lebaniega, el puente une los barrios de Fuente la Riega y el Tullo con el barrio del Sol, el más antiguo, a la altura de la ermita de mismo nombre. Desde el municipio podrás andar hacia el monte Arabedes, sumando casi 13 kilómetros, ida y vuelta. Sus laderas han regalado leña durante siglos y acogido viñas. Empieza en el colegio público para discurrir por el clásico camino viejo de Rases. Llegarás hasta la ermita de La Magdalena, en las cercanías de Rases, pequeño barrio colgado sobre la pendiente, donde abandonarás el asfalto. Camino cómodo en general, espera fuerte pendiente en la primera parte, con pasos de madera para superar el desnivel. Contemplarás Potes desde lo alto.

Medieval también, luce sus formas asentado sobre los restos de otro romano que facilitaba el tránsito hacia Portus Victoriae, la actual Santander. En el arco central peraltado del 'puentón', como lo denominan los vecinos, cuelga una representación de la cruz de la victoria. Impacta verla allí, vigilante, suspendida en el vacío. Caminarás 6,7 kilómetros por una ruta circular sencilla, la Ruta Histórica de Favila. Empieza en las inmediaciones de la Capilla de Santa Cruz y discurre por la ribera del río Sella hasta el pueblo de Villanueva.

Allí espera el monasterio de San Pedro, con representaciones escultóricas de la vida del rey Favila en los capiteles. Carballos, abedules, arces, acebos, castaños, avellanos... la vegetación es variada. Conocerás Llueves, una aldea que trepa hasta media ladera con vistas sobre Cangas de Onís, el valle del Sella, los picos del Cornión, el Pierzu, el cordal de Ponga, la Sierra del Sueve y el valle del Güeña con los Urrieles. Tras unas casas se encuentra la estela grabada en piedra que conmemora la muerte del monarca, en el lugar donde supuestamente se topó con el oso.

La aguas del Ebro fluyen por debajo, enamoradas de este puente de origen romano que mejoraron en la Edad Media. De toba caliza, igual que el resto de Frías, se alarga 143 metros sobre nueve arcos apuntados. La torre pentagonal se sumó durante el Medievo para custodiar el paso por el vado. Elige la ruta que asciende desde el aparcamiento por la calle San Francisco. Entre pinares y campos de cultivo llegará a Quintanaseca. Una ancha pista forestal acerca más tarde a Cillaperlata. Volverás por camino ancho a la pista por la que saliste de Quintanaseca. Y desde allí ascenderás hasta Frías por la senda por donde arrancaste esta marcha de 13 kilómetros de dificultad media.