De izquierda a derecha y de arriba abajo, un canal en la capital, los célebres molinos de Zaanse Schans, la gente disfrutando de la 'dolce vita' en Leiden y la catedral de Haarlem. M.M.

Viajes | Países Bajos

Molinos, canales, bicicletas, quesos y muchas ganas de vivir

De Ámsterdam a Utrecht, pasando por Haarlem, Volendam, Leiden o Zaanse Schans, recorremos varios rincones de un país fascinante y vibrante que se transforma en primavera

Mikel Madinabeitia

San Sebastián

Miércoles, 24 de abril 2024, 10:31

Molinos, canales, bicicletas, quesos y muchas ganas de vivir. ¿Dónde estamos? Efectivamente, en Países Bajos. Un rincón europeo tan fascinante como vibrante que se transforma en primavera con la llegada del buen tiempo. Tras haber conocido el primer capítulo de esta escapada de abril en ... el parque de tulipanes de Keukenhof, ahora vamos a recorrer los cuatro puntos cardinales del país. Comenzando por una ciudad que deja huella: Ámsterdam.

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La capital de Países Bajos presenta una configuración única en el mundo. Cuando oyes hablar de la 'Ámsterdam del norte o del sur' sabes que, en realidad, la versión original es la holandesa. Con sus canales repartidos por la ciudad, bicicletas por todas las esquinas y su interminable oferta cultural, la ciudad es tan elegante como gamberra (ya saben por dónde voy...).

Lo bueno es que se ve en pocos días. Un recorrido por el centro puede empezar en Rembrandtplein y dirigirse a la plaza del Dam, el centro neurálgico, para continuar por la zona nueva o la antigua. Aquí está el mítico Barrio Rojo, repleto de bares, tiendas, restaurantes, 'coffee shops' y también de varios escaparates donde posan las prostitutas (la actividad es legal en Ámsterdam).

Guía práctica

  • Cómo ir: Vuelos que no llegan a las dos horas de KLM y Vueling desde Loiu.

  • Cuándo ir: Primavera o verano.

  • Un hotel: Hotel V Frederiksplein (Weteringschans 136, Ámsterdam).

  • Dos restaurantes: De Juwelier (Utrechtsestraat 51, Ámsterdam), una estrella Michelin y ganas de agradar. Bistro de la Mer (Utrechtsestraat 57, Ámsterdam), otro local galardonado por la guía para disfrutar con un menú marino.

Si lo que persiguen es una gota de tranquilidad, acérquense a Begijnhof. Un jardín privado algo escondido pero gratuito, rodeado de pequeñas casas tradicionales y una antigua iglesia en medio. Allí permanece todavía la casa más antigua de la ciudad, de madera y de hace más de cinco siglos. Un coqueto rincón en el que sentir el silencio antes de volver al ajetreo típico de cualquier capital europea.

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El museo de Ana Frank también merece la pena. Si han leído la novela o visto la película, les imagino con el corazón en un puño con el desenlace y la vida de sufrimiento que padeció aquella mujer tratando de permanecer oculta en su vivienda mientras los nazis invadían la ciudad. Para visitar el recinto deben reservar con antelación desde la misma página web. Cada martes salen las entradas para dentro de seis semanas. Merece la pena. Y ya que están allí, maten dos pájaros de un tiro y recorran las callejuelas de Jordaan.

Otra recomendación estriba en visitar el Rijksmuseum y el museo de Van Gogh, sobre todo para una de esas mañanas lluviosas en las que el turismo resulta menos atractivo. En la primera pinacoteca destacan 'La ronda de noche' (Rembrandt), 'La lechera' (Vermeer) o el 'Autorretrato' (Vincent van Gogh), mientras que en el recinto dedicado al pintor holandés destacan sobremanera dos cuadros: 'Los girasoles' y 'El dormitorio en Arlés'.

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Punto de encuentro.

La plaza de Rembrandt es un buen lugar para tomar algo. M.M.

Museo

Visitar el Rijksmuseum es un gran plan para pasar la mañana, sobre todo si el tiempo no acompaña. M.M.

Centro neurálgico.

La plaza del Dam es el corazón de la capital. M.M.

Nueva plaza del mercado.

Nieuwmarkt es otro rincón del centro que se llena de gente. M.M.

Barrio Rojo.

El barrio más gamberro de la ciudad se llena de gente y de curiosos cuando el día oscurece... M.M.

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En nuestras incursiones europeas hay otra cosa que nos llama la atención. Les hará gracia, pero es la manera en la se sientan en las terrazas. Es decir, aquí lo habitual es hacerlo en círculo o frente a frente si uno está con su pareja o un amigo. En Europa, en cambio, basta que salga el sol para que todos se pongan mirando al cielo pero en paralelo...

Ya saben que este país es el de las bicicletas. Una gozada para andar sobre ellas, pero vayan con cuidado si son peatones porque ellas tienen la preferencia. En los pasos de cebra miren bien, porque verán que son legión las de dos ruedas. Y van rápido, Muy rápido. Sorprendentemente rápido.

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Distancias

El país es ideal para recorrerlo, porque las autovías son gratuitas aunque el litro de gasolina supera los 2 euros

A la hora de plantear excursiones, les sugeriré algunas. El día que visiten Keukenhof pueden ir posteriormente a Leiden, a 20 kilómetros, una ciudad universitaria con mucha vida. Verde y con canales, es una delicia pasear por sus calles centrales, que se llenan con buen tiempo. De hecho, aquel viernes 12 de abril estaban a rebosar. Merece la pena subir a Burcht van Leiden, la fortaleza desde la que divisarán la ciudad. Muy cerca, está la iglesia de Hooglandse. Y no se pierdan la calle Kijfgracht, muy coqueta.

También cerca de la capital, apenas a media hora, está otro enclave que merece la pena visitar. Es Haarlem. Conocida por su arquitectura histórica, sus canales y su ambiente relajado, se recomienda dar un paseo por el río Spaarne hasta alcanzar el molino de Adriaan. De vuelta en el casco histórico, les llamará poderosamente la atención las dimensiones de la catedral de San Bavón, una de las más impresionante de Países Bajos. La Grote Markt, al lado, es el lugar ideal para comer, aunque a nosotros nos tocó con fiestas y barracas de por medio, lo que deslucía el panorama.

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De postal.

El centro de Utrecht también es muy fotogénico. M.M.

De tardeo.

Volendam es un destino muy cercano a Ámsterdam cuyas terrazas se llenan con buen tiempo. M.M.

Más molinos.

El molino de Adriaan es uno de los iconos de Haarlem. M.M.

Edam.

Esta apacible localidad se puede visitar el mismo día que vayan a Volendam. M.M.

Molinos de postal.

Zaanse Schans es una excursión agradable para hacer una tarde. M.M.

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Para otro día pueden dejar la excursión a Utrech, una perla holandesa situada en el centro del país. Más atractiva que Haarlem, para el arriba firmante, es grande pero conserva un encanto especial. También con sus canales, les diría que paseando por sus calles uno se siente en una versión más pequeña y menos concurrida de Ámsterdam. Tiene una catedral gótica y, separada, la emblemática torre Dom, desde cuya cúspide disfrutarán con una vista de pájaro. ¡Qué feliz es uno contemplando la ciudad desde las alturas!

Más postales

Para un par de tardes que tengan libres, o les apetezca salir de Ámsterdam, pueden conocer primero la zona de molinos de postal de Zaanse Chans. Como si fuera un museo al aire libre, cuenta con una fábrica de zuecos, fundición de estaño, granja de quesos y molinos artesanales. Además, hay un sendero muy bonito desde donde sacar una de esas fotos que recordarán con el tiempo con la sucesión de molinos de viento posando para la eternidad.

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Para otra tarde está el plan, también muy cercano desde la capital, de combinar Volendam con Edam. El primero es ideal para tomar algo en una de sus terrazas concurridas del paseo marítimo cuando sale el sol. Este pueblo pesquero tradicional conserva su encanto aunque se llene de gente. Apenas a tres kilómetros está Edam, el pueblo que dio nombre al famoso queso. Y en comparación con su vecina Volendam, lo cierto es que es más tranquila.

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