ANÁLISIS

Autocentrados

La apuesta por el 'marco vasco de relaciones comerciales' exigiría que empresas e instituciones se alinearan con el 'decrecimiento' como idea fuerza

Kepa Aulestia

Sábado, 28 de enero 2017, 08:41

El martes el presidente de Cebek, Iñaki Garcinuño, sorprendió al proponer un «marco vasco de relaciones comerciales», solicitando que tanto las empresas como las administraciones públicas prioricen sus compras a proveedores de aquí y especialmente a los vizcaínos. El mismo Garcinuño advirtió de que nada ... tenían que ver sus palabras con el airado proteccionismo de Trump. Pero imaginemos que la patronal bávara opinase lo mismo y lo propagase. La consecuencia inmediata de tal proclama es que quien la esgrime no puede, al mismo tiempo, abogar por la exportación sin límites de los bienes que produce. Esta es la gran contradicción del modelo sugerido. Si todas las regiones económicas se sumaran a la consigna acabarían colapsando en la inanición a cambio de sortear el examen de competitividad.

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Asistimos a un auge de las posiciones que demandan levantar algún tipo de barrera para preservar la producción propia, el bienestar o la identidad. Se trata de una reacción cíclica que va mucho más allá de formulaciones económicas o industriales. Ocurre tras las crisis, en el tiempo de la recuperación. Garcinuño dijo lo que muchos están pensando en Europa y el resto del mundo. Se trata de una respuesta comprensible ante las incertidumbres que plantea la propia reactivación. Gente de distintas ideologías e intereses coincide en el deseo de que el comercio se rija desde un prisma local. El problema estriba en que nadie puede arrogarse tal privilegio en exclusiva, ni siquiera Estados Unidos.

Durante los años 70 y 80, las izquierdas alternativas a la socialdemocracia manejaron el concepto de «economía autocentrada», versionándolo para un sinfín de voces, desde los movimientos guerrilleros en América Latina hasta los grupos libertarios, pasando por formaciones independentistas que han llegado hasta nuestros días. La «soberanía alimentaria» a la que dice aspirar la izquierda abertzale es una de sus variantes. Aunque hoy la idea podría ser ideológicamente más transversal. Ocurre con los entusiastas del Brexit, sin ir más lejos. Habrá quien objete que en realidad se trata de una sola ideología, la del nacionalismo sin adjetivos.

Uno de los puntos de acuerdo a los que llegó la última Conferencia de Presidentes, a la que no asistió el lehendakari Urkullu, fue avanzar en la 'unidad de mercado' entendida como la superación de aquellas barreras normativas o administrativas que dificulten el intercambio y el desarrollo de empresas y negocios entre las comunidades autónomas. Cabe preguntarse si se trata de un movimiento en sentido contrario al propugnado por el presidente de Cebek, o solo se diferencian en cuanto al ámbito que debiera abarcar una 'economía nacional de mercado'.

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No es necesario ser muy ducho en cuestiones de economía para suponer que el «desarrollo autocentrado» exige, por coherencia, inclinarse hacia el «decrecimiento» como compromiso colectivo. El «marco vasco de relaciones comerciales» contribuiría a la inflación desde el mismo momento en que el precio dejara de ser el factor determinante para acordar una transacción. Asistiríamos a un estreno dulce, pero fugaz. Máxime con una demografía a la baja. Al principio se recaudaría más por la misma razón de que la plantilla del Athletic sale más cara en términos relativos porque tiene que ser 'de aquí'. Pero la liza industrial nada tiene que ver con la competencia de once contra once y un árbitro en medio junto a dos linieres. Pronto la idea de consumir de lo nuestro hasta que se agote conduciría a una situación imposible. Sobre todo si los demás responden con la misma moneda.

El 17 de enero patronal y sindicatos suscribieron un acuerdo interprofesional que prioriza los convenios de ámbito vasco frente a los que rijan para toda España. Sin embargo, la negociación colectiva sigue varada frente a la costa, cuando el primer 'marco vasco de relaciones comerciales' debería ser el laboral. Anteayer el Parlamento de Vitoria acordó volver a los trabajos para la actualización del autogobierno, y no podrá hallar resquicio legal alguno para acotar el ámbito vasco del libre mercado. Es imposible 'autocentrar' la economía de Euskadi cuando los inversores y ahorradores de aquí no dudan en colocar su dinero donde sea más rentable.

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