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A. GONZÁLEZ EGAÑA
Domingo, 26 de marzo 2017, 17:01
Jesús Eguiguren cree que el anunciado desarme de ETA debería ser mucho más discreto. El expresidente del PSE-EE y protagonista del fallido proceso de paz de 2006 no comparte que se pretenda hacer una especie de celebración de la entrega de armas. «El acto de Baiona no puede convertirse en una especie de reconocimiento de lo que fue ETA», asegura.
-¿Qué le vino a la cabeza cuando conoció el anuncio del desarme de ETA?
-Me pareció que era una buena noticia. Pensé que, por fin, la cosa seguía dando los pasos lógicos que tenía que dar y que era importante de cara a la opinión pública, porque no es exactamente desarme, ETA ya está desarmada, es entrega de armas, que son dos cosas distintas. Me pareció, sobre todo, que iba en serio. Aunque, no sé, viendo la que están montando estos 'artesanos de la paz' de aquí al 8 de abril, no sé si ellos no serán los que lo vayan a estropear con tanta rueda de prensa y concentración de gente.
-¿Es el final que imaginó?
-Más o menos está siendo parecido.
-¿Teme, como han criticado algunos, que el acto del 8 de abril en Baiona pueda ser propagandístico?
-No conozco los intríngulis, pero lo que no se puede pretender es hacer de la entrega de armas una especie de acontecimiento, de celebración. Parece que ETA nos lo quiere vender como si fuera un regalo, olvidando que esas armas están llenas de sangre. No se puede convertir el acto en una especie de reconocimiento de lo que fue ETA. Además, las armas que deben tener no serán nada del otro mundo, algo tendrán, pero... ¡En fin! Ha adquirido todo un tinte extraño.
-¿Cómo cree que debería hacerse?
-Mucho más discreto. Tenían que hacer la entrega y después contarlo.
-¿Por qué cree que han tenido que pasar más de cinco años para poder llegar hasta aquí?
-Cinco años es mucho, pero nosotros y ETA actuamos con tempos distintos. Ellos para todo necesitan muchísimo tiempo. Y, como el Gobierno no ha movido un dedo ni ha hecho ningún gesto que pudiera interpretarse como que quería un final rápido del problema, se han quedado con el asunto solo para ellos, y la verdad es que les ha costado. Lo que van a hacer ahora podían haberlo hecho hace tres años tranquilamente. Pero bueno, digamos que tampoco pasa gran cosa porque los únicos perjudicados han sido ellos, porque esa ha sido la justificación para decir que no se acercan los presos y demás.
-¿Este desarme se puede entender como una salida digna para ETA?
-Hubiera sido más digno que cuando anunciaron el cese de la lucha armada hubieran entregado las armas al día siguiente.
-¿Se puede hablar de una derrota de la organización terrorista?
-Lo que está claro es que la democracia ha resistido y se ha impuesto, y que el terrorismo, al final, ha desistido. Cada uno que le ponga el nombre que quiera a eso.
-¿En este final quién se tiene que poner la medalla de este logro?
-Ha sido producto de muchas cosas. Si las fuerzas de seguridad del Estado durante años no hubieran mantenido su presión sobre ETA, la organización se hubiera hecho dueña del país. La aparición del terrorismo islamista fue un factor clave también para que ETA ya no pudiera competir en el mercado del terrorismo con los yihadistas.
-¿Qué le parece la terminología de 'artesanos de la paz'?
-Yo siempre digo que la paz ya está hecha. Desde que dejaron la lucha armada vivimos en paz y en libertad. Otra cosa es que el terrorismo deja muchas secuelas.
-¿También se ha preguntado, como Iñaki Arriola, «dónde estaban estas personas cuando ETA mataba»?
-Es curioso, cuando ETA actuaba no había tanta parafernalia ni tanto voluntario para hacer la paz. Ahora que hay paz, parece que todo el mundo quiere participar en hacer una paz que ya está hecha, porque de lo que estamos hablando es de otra cosa, del desarme y de la disolución. 'Artesanos de la paz' es un nombre que no sé a quién se le habrá ocurrido, pero que, desde luego, la discreción no es su fuerte.
-¿Qué cree que se debe hacer con las armas?
-Francia las trasladará a España. Y como dicen que algunas pueden dar pistas para esclarecer atentados, intentarán hacerlo. En eso soy muy escéptico porque no sé si ETA sabrán con qué armas se ha hecho no sé qué cosa, pero, si lo supiera, bastaría con no entregarlas.
-¿Qué quedará por hacer tras el 8 de abril?
-Lo que viene es la disolución. ETA, como ente operativo, está disuelta desde hace tiempo porque ya no tiene comandos, no tiene información y no va a tener armas. Supongo que la declaración de disolución la harán y será la que más les cueste. De las conversaciones con 'Josu Ternera', me acuerdo que él no contemplaba la disolución, tampoco me lo explicó nunca, pero más bien intuía que lo que decía era que iba a quedar como una fuerza más dentro del conjunto de la izquierda abertzale, no sé si para guardar las esencias o para lo contrario. Las cosas han cambiado mucho, ETA hoy no tiene sentido ni para la izquierda abertzale ni para nadie.
-¿Tardarán otros cinco años en hacer esa declaración?
-Al ritmo que hacen estos las cosas, creo que van a tardar, salvo que les presionen mucho Batasuna y los familiares de los presos.
La actitud del Gobierno
-¿Cómo ve la actitud que está teniendo el Gobierno español?
-En todos los textos de resolución de conflictos se dice que negociar siempre sale caro. Y creo que el Gobierno no va a hacer gran cosa porque no le da un solo voto.
-¿Teme que este modelo de desarme influya en el relato?
-Tal y como lo están planteando, es como si buscaran un final con reconocimiento hacia ETA, pero creo que eso es imposible, la historia es la que es y la gente ya sabe lo que ha hecho la organización. Es una pretensión que va a molestar a las víctimas y a los demás, porque, aunque no lo van a conseguir, se ve la intención que hay detrás.
-¿Le preocupa la existencia de grupos como ATA?
-Me temo que no es un reducto pequeño, pero creo que Sortu hará lo posible para que quede en la mínima expresión.
-¿Cabe una ETA civil?
-Creo que ellos albergaron esa idea en un momento dado, pero con la evolución tan acelerada que ha tenido el mundo con la izquierda abertzale, incluso una ETA cultural también les molesta. Creo que la izquierda abertzale quiere que desaparezca ETA y que la gente se olvide de ella además.
-¿Ha hecho bien el PSE en promover con el PNV, en el Parlamento Vasco, la proposición no de ley para respaldar la entrega de armas?
-Creo que el PSE ya estaba cambiando su actitud antes de entrar en el Gobierno porque éramos muchos los que pensábamos que no tenía sentido seguir diciendo las mismas cosas que cuando ETA actuaba. El hecho de entrar en el Gobierno Vasco y tener que pactar las cosas con el PNV, digamos que nos ha venido muy bien porque nos ha obligado a adaptarnos a las circunstancias. La dirección supongo que estaba deseando hacerlo, pero no encontraba el momento.
-En este terreno, sin embargo, hay diferencias entre el PSE y el PSOE.
-Ya era hora que allí dijeran una cosa y aquí se hiciera otra, ya era hora.
-¿Qué va a pasar políticamente en Euskadi después de estos pasos?
-Esto oficializará lo que ya de facto es Euskadi. Ya ha desaparecido el miedo, algo quedará, pero la gente habla con libertad. Euskadi es muy plural y lo que ahora tiene que reaparecer es el pluralismo de la sociedad vasca que ha sufrido con una ETA que quería una cultura y un pensamiento uniformizador. En gran parte, la sociedad es víctima de esa presión sufrida.
-¿Con el desarme, el PSE se puede ver favorecido en el nuevo escenario político?
-Depende. Como se suele decir: camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Creo que el PSE tiene que hacer un gran esfuerzo de adaptación a la nueva situación que no es fácil porque ha vivido en una situación de desventaja, ha tenido que resistir, que imbuirse de una mentalidad de resistencia y de no cuestionar determinados principios. La división entre nacionalistas y no nacionalistas se está difuminando y hoy en día hay una gran parte de la sociedad que no sabría definirse si es nacionalista o no lo es. En Euskadi estamos haciendo la transición también, entonces el PSE tiene mucho trabajo que hacer ahí. Tiene que ser un partido mucho más independiente respecto al PSOE.
-¿Sería oportuno que el lehendakari asistiera al acto del día 8?
-Depende, si lo plantean como una cosa institucional, tendría sentido, pero si va a ser una celebración nacionalista, no.
-¿Usted acudirá si le invitan?
-No. Yo el desarme lo doy ya por amortizado. Era necesario para que la ciudadanía quedara tranquila, pero ni tienen tantas armas ni pinto yo nada cuando se produzca el desarme.
-¿Y después de todo esto, qué?
-A vivir. La gente quiere que pase algo extraordinario cuando ETA se disuelva, pero no va a ser así, pasará lo mismo que cuando el cese, que vamos a poder vivir en paz.
-Entonces dijo: «La paz era esto». ¿El desarme era esto también?
-Así es. Poder coger el autobús tranquilamente, andar sin escoltas... La paz no es la felicidad absoluta, porque la vida tiene otros muchos problemas y seguirá habiéndolos.
-¿Qué cree que estará pensando 'Josu Ternera' sobre este anuncio del desarme?
-Imagino que e estará a favor de todo esto porque durante el proceso hizo un esfuerzo importante de flexibilidad para llegar a acuerdos. De hecho el proceso fracasó porque desapareció él de la negociación. Lo lógico es pensar que todo esto va a ir bien porque 'Josu Ternera' era consciente de que el tiempo de la lucha armada había acabado y también de que el terrorismo yihadista era inadmisible; entonces si una cosa es inadmisible no puedes defender la otra.
-¿Corregiría algo de lo que hizo en el fallido proceso de paz de 2006?
-Yo, personalmente, haría todo lo que hice entonces porque agoté hasta el máximo todas las posibilidades que había. No me arrepiento de nada.
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