Una deuda pendiente

Andueza sabe bien que la gran fuerza del socialismo vasco hasta ahora ha sido la marca PSOE. Se quedó fuera del Gobierno Vasco para preservar su autonomía. Su objetivo pasa por ampliar esa base social de centroizquierda y crecer. No es fácil. Las lealtades a las siglas tienen cada vez menos incondicionales. Se necesitan trabajo, ambición y reflejos para conectar con la gente. Y empatía. Andueza lo llama 'espíritu eibarrés'. Seriedad y apertura, una receta que contrasta con los aires de contrarreforma que obligan a la socialdemocracia a renovarse a fondo en la práctica para no parecer anticuada y perder influencia.

El PSE debe adaptar su estrategia para ganar terreno y no quedarse limitado en sus fronteras tradicionales. El temporal de la política española coloca a Sánchez en el ojo de la tormenta perfecta, para lo bueno y lo malo. La polarización feroz PSOE-PP le permite al PSE un terreno de juego favorable en Euskadi. Pero su alianza con el PNV le complica jugar en el territorio de la izquierda con un adversario –EH Bildu– con el que libra una batalla ideológica y con la que cada vez va a competir más en las urnas. El crecimiento de Bildu como alternativa al PNV también interpela a los socialistas. Todavía hay partido y lo ganará quien al final sea más competitivo y sepa colocar bien el 'marco' en el centro del debate.