Feijóo salva el plebiscito

Los buenos resultados del PP gallego no solo mantienen la primacía popular en el territorio sino que blindan a Feijóo de los adversarios, también los internos, a la hora de forjar la alternativa de poder viable que espera que llegue su tiempo. Al líder del PP, que había españolizado la campaña al límite, le ha salido bien la estrategia y en términos políticos ha salido vivo de la prueba. Sobre todo porque el traspié sobre la amnistía y los indultos amenazaban con desmovilizar a una parte de su base social. Con el resultado gallego encima de la mesa el PP extrae más madera para su política de choque frontal en su carrera por llegar a la Moncloa.

Feijóo gana esta partida y Pedro Sánchez sale debilitado por diversos flancos. Su candidata en la práctica era más Ana Pontón, del BNG, que ha capitalizado mucho voto útil contra el PP. La caída electoral del socialismo gallego envía una señal de alarma a Ferraz. Un PSOE que juega en la periferia sin perfil competitivo compromete su futuro. Por eso mismo la fotografía gallega de ayer podría ser un aviso a navegantes en Euskadi, en las que las autonómicas se mueven también en un tablero de relevo generacional y de colisión de modelos.

Es verdad que el BNG no es para nada EH Bildu. Ni tampoco el PNV es el PP gallego. Pero algunas polarizaciones las carga el diablo.

Las derivadas en la izquierda resultan también clarificadoras. El soberanismo del BNG sube mucho y atención al crecimiento del voto nacionalista entre los más jóvenes y en las ciudades. Además, la división entre Sumar y Podemos ha fragmentado más el voto y ha debilitado las débiles expectativas que tenía el bloque progresista. Nada nuevo bajo el sol. Pero confirmado en las urnas.