El frente de Monzón

EH Bildu se mete en un jardín complicado. Hacer oposición en Euskadi –y pedir la supresión de las haciendas forales– e ir de la mano en Madrid es un ejercicio teóricamente compatible, pero encierra sus incoherencias. El dato fundamental fue reconocido ayer por Otegi cuando admitió que ha habido un acercamiento con el PNV en relación con el debate del estatus. La presión política para fraguar primero un acuerdo entre nacionalistas al que luego se incorpore el PSOE está en el fondo de esta jugada que repite algunos errores históricos en los que la izquierda abertzale siempre ha incurrido.

Fue Telesforo Monzón quien acuñó la idea de que «para ir de Bergara a Eibar hay que pasar por Maltzaga. A nadie escondemos que nuestro destino es Eibar. Pero con mucho gusto aceptaremos la compañía de los que, sin llegar hasta Eibar, se propongan apearse en Maltzaga». Monzón fijaba así la metáfora de la unidad de abertzales y de quienes no querían llegar tan lejos, los demócratas que solo defendían el derecho a decidir. Fue hace 40 años y Otegi vuelve a la carga inasequible al desaliento.

En este caso no solo se trata de conformar un bloque soberanista para empujar hacia un nuevo marco político que supere el Estatuto de Gernika y permita a EH Bildu tener por fin aliados. Se trata de evitar que el PNV pueda en un futuro tener las manos libres para acordar, por ejemplo, un pacto con el PP. ¿Se trata de un 'frente amplio' con los mismos que se oponen a prorrogar el gravamen para las grandes empresas eléctricas?, se preguntará alguno con malicia. Sorber y soplar a la vez puede confundir al personal.