Andoni Ortuzar ya ha colgado la ikurriña en el balcón de su casa de Sanfuentes para celebrar hoy un Aberri Eguna especial, con los vascos ... confinados en sus hogares por una pandemia que nadie esperaba. El presidente del EBB recela de que propuestas como unos nuevos Pactos de la Moncloa puedan ser la panacea para superar esta crisis y llama a Pedro Sánchez a recuperar una mínima confianza entre todos los actores políticos para poder alcanzar cierta unidad.
-¿Están decepcionados con la gestión que ha hecho el Gobierno de Sánchez de esta crisis?
-No sé si diría decepcionados, pero despistados sí. La gestión está siendo un poco errática. Hay atenuantes como que nadie había tenido que hacer frente a una pandemia así o que es un Gobierno nuevo que aún no está ahormado internamente, pero hay cosas que se podían haber hecho de una manera diferente. Sánchez optó por un estado de alarma de concentración del poder y del mando, cuando podía haber buscado una distribución del mando, como hizo el Gobierno alemán con los länder. Prefirió un estado de alarma férreo, pero para asumir una responsabilidad tan grande hay que tener una maquinaria muy potente. En este caso, ha habido fallos en la gestión.
-El PNV mostró su enfado por la falta de comunicación.
-Nadie tiene una varita mágica para enfrentar una situación así, pero precisamente por eso se echa de menos una mayor colaboración y comunicación con las administraciones autonómicas y los partidos. Esa es la mayor objeción que le hacemos.
-El lehendakari se ha quejado también de la falta de concreción de algunas medidas. ¿Está habiendo algo de improvisación?
-Más que improvisación, el Gobierno está enfocando esta crisis como si toda la situación del Estado fuera la misma que vive Madrid. Cuando a lo mejor lo que es indicado para esa ciudad no es lo ideal para Valencia o Euskadi. Y luego están los diferentes globos sonda que se lanzan, como el del confinamiento de los asintomáticos, que pueden provocar una alarma social contraproducente. Ese tipo de cosas hay que medirlas mucho. No es solo la improvisación, es que esa técnica de lanzar globos sonda pone a otras instituciones en un compromiso.
-Sánchez se especializó en hacer comparecencias los sábados por la noche. ¿Suelen estar temblando por ver qué anuncia?
-De eso ya nos quejamos y creo que tomaron nota de que no era un proceder correcto y respetuoso, sobre todo hacia los presidentes autonómicos con los que se reúne los domingos. Espero que no vuelva a suceder.
-¿Las últimas conversaciones que han tenido con Sánchez, tanto usted como el lehendakari, han permitido recuperar parte de la confianza perdida?
-Bueno, la confianza se gana día a día con el proceder más que con llamadas de teléfono o con peticiones de disculpas. Hay que ir recuperando esa confianza, pero esas conversaciones sirvieron para dejar claro cuál es la posición del Gobierno Vasco y del PNV. Nosotros queremos colaborar, ser propositivos y cooperar. Esto es una crisis tan gigantesca que no podemos permitirnos el lujo de jugar a pequeña. Pero para eso hacen falta unos mínimos de comunicación, sentirnos partícipes y escuchados. Eso le transmitimos a Sánchez, él tomó nota y esperemos que aquella situación de crisis sirva para mejorar.
-Después de aquellas diferencias, ¿Sánchez ya no puede contar con el PNV como un socio tan preferente como antes?
-Nosotros somos fiables en política, y está en su mano que el PNV coopere. El pasado jueves nos abstuvimos en el Congreso en dos decretos: el del parón económico, que era un disparate en el fondo y en la forma, y en el que incluía la incautación de los fondos de las políticas activas de empleo de las autonomías. Ese no es el camino correcto, es justo lo que no hay que hacer. Hay que ir a un camino de concertación con otras instituciones. Seremos todo lo socios leales y preferentes que Sánchez quiera, pero para eso tendrá que actuar en consecuencia.
-El presidente anunció el jueves que esta semana convocará una cumbre para reeditar los Pactos de la Moncloa. ¿A usted le ha concretado algo más?
-No, no tenemos ninguna noticia más allá de lo que dijo el jueves en el Congreso. Tampoco sabemos si va a ser una iniciativa con tres mesas, una política, otra social y otra con comunidades autónomas, o qué pretende hacer.
-El PNV ha anunciado que estará presente. ¿Irán solo a escuchar o con ánimo de proponer?
-Nosotros siempre vamos a las reuniones a las que nos convocan con ánimo de acordar. Aunque yo no soy muy optimista de cara a esa iniciativa, porque con la crispación política que tenemos, me da la sensación de que tiene pocas posibilidades de cuajar. Creemos que hay una situación radicalmente distinta a la del año 77, cuando ni siquiera había instituciones autonómicas ni modelo de Estado y se salía de una dictadura. Ahora tenemos instituciones y hay un modelo de Estado descentralizado. No sé si el nombre de Pactos de la Moncloa es el más indicado o tenemos que ir a algo mucho más sencillo, que es a un diálogo sobre cuáles son los Presupuestos Generales del Estado que harán falta a partir de septiembre. Igual es mejor empezar a hablar de eso que ir a mesas que pueden tener un significado simbólico, pero poco efectivo.
-Parece que espera poco del foro que quiere montar Sánchez.
-Sobre todo por lo que vi en participantes que deberían ser importantes de esa mesa, como el PP, que el jueves salió con los pies por delante del Congreso. Si el principal partido de la oposición tiene esa actitud, si los empresarios ponen pegas y los sindicatos están quejosos, pues no se quiénes vamos a sentarnos ahí. Ojalá se reconduzca, pero creo que el Gobierno tendría que trabajarse más al resto de participantes en ese posible acuerdo de Estado.
-¿Ustedes acudirán seguro aunque haya bajas en la mesa?
-Sí, nosotros iremos. Pero manifestaremos con sinceridad, sin crispación pero con firmeza, cuáles son nuestras posiciones.
-¿Será necesario lograr un mínimo de unidad política para afrontar la crisis que viene?
-Sería muy deseable y no lo digo solo para el Estado español sino también para Euskadi. Sería importante que fuéramos capaces de distinguir el grano de la paja y aparcar las diferencias políticas para acordar unos mínimos de salida de esta situación de emergencia sanitaria que pronto va a trocar en crisis económica.
-¿Cuál sería la forma ideal de articular esa unidad?
-Hay que recuperar unos mínimos de confianza que están perdidos de manera multilateral. Entre los dos grandes partidos del Estado no hay confianza. Tampoco veo una situación muy empática de unos hacia otros. Habría que recuperar esa confianza, objetivar cuáles son las prioridades, que después de la sanitaria debería ser el mantenimiento del empleo, y también habría que aprovechar esta situación para analizar si el modelo de Estado que tenemos se adecúa a situaciones de crisis como esta o hay que cambiar los parámetros.
-Algunos partidos, como EH Bildu, han anunciado que no van acudir a la mesa de Sánchez y además alertan contra un peligro de «recentralización». ¿Usted también ve ese riesgo?
-Claro que existe ese riesgo de centralización, pero precisamente por eso hay que ir a la mesa a trabajar para que no suceda. Bildu tiene una actitud un poco bipolar en su relación con Madrid. Hay días que saca su discurso tradicional de 'no hace falta ir a Madrid', pero a la vez está siendo partícipe por acción, omisión o abstención de las políticas del Gobierno de Sánchez. Vete a la mesa, plantea lo que tengas que plantear y, en función de lo que salga, súmate o no. Esa es al menos nuestra forma de ver. Es evidente que hay un peligro de recentralización y que este tipo de acuerdos solo piensan en un modelo de Estado muy focalizado en Madrid, pero precisamente por eso hay que estar presente en esas mesas para que no campen a sus anchas y plantear alternativas.
-¿Existe el riesgo también de que Sánchez quiera lograr una especie de cheque en blanco?
- Pues sería un error por su parte, porque eso no se lo va a dar nadie. A la gente solo le dan cheques en blanco cuando hay muchísima confianza, algo que ahora mismo no existe. La clave para recuperar la confianza es fijar bien para qué puede servir ese acuerdo. Que no puede servir para todo, tendrá que ser concreto.
-Con esa falta de confianza que percibe, ¿Sánchez podría tener problemas para lograr apoyos para los próximos Presupuestos?
-Los Presupuestos tienen la ventaja de que son objetivables en números. Aunque también habrá que ver con qué recursos vamos a contar, porque la fiscalidad va a sufrir un severo retroceso por esta crisis y habrá que ir a ingresos extraordinarios... Nosotros negociaremos con la mejor de las voluntades. Y creo que lo deberíamos hacer todos, porque los próximos Presupuestos van a ser la auténtica herramienta para poder salir de esta situación de una manera buena o menos buena.
-¿El estado de alarma deberá alargarse más allá del día 26?
-Es otro globo sonda, pero quizá puede tener una cierta justificación porque el Gobierno de Sánchez aún no tiene un plan de desescalada. Somos conscientes de que del estado de alarma no se sale de la noche a la mañana, pero por respeto a la gente tendríamos que ir ofreciendo seguridades y tender a una flexibilización para que la gente pueda ir recuperando cierta normalidad en sus vidas. Aunque se siga en alarma más allá del 26, hay que ir pensando ya en cómo poner fin al confinamiento de una manera ordenada.
-Algunos partidos de la oposición han acusado al PNV de defender a la patronal al exigir que no se parase la economía.
-Nosotros lo que defendemos son los puestos de trabajo y el empleo. Algunos partidos parece que mantienen los discursos de las barricadas del año 76, pero en la realidad de hoy la empresa es mucho más que el empresario, y la cuestión es cómo evitamos que desaparezcan los menos puestos de trabajo posibles. En los países de alrededor nadie ha parado la industria y, en un entorno tan competitivo, mientras nosotros parábamos, el resto se frotaba las manos. El PNV no ha defendido a la patronal, sino el empleo de este país y la generación de recursos para que los impuestos soporten unos buenos Presupuestos.
-¿La urgencia de esta crisis puede relegar cuestiones como las transferencias pendientes?
-No, no, no, porque supongo que el Ministerio de Política Territorial no se va a dedicar a la crisis del Covid o a la economía. Son temas compatibles y deben trabajarse con absoluta normalidad.
«No es un drama no celebrar el Aberri Eguna de forma unitaria»
-¿Qué significa para usted el Aberri Eguna?
-Yo soy abertzale y para mí es el día de mi patria, de mi país, de mi pueblo. Y como nuestra identidad nacional no está plenamente reconocida y aceptada, también es un día de reivindicación para conseguir ese reconocimiento del carácter nacional del pueblo vasco y de los derechos políticos que tenemos.
-¿Por qué no es posible una celebración unitaria de todos los abertzales?
-Pues porque probablemente cada uno tenemos una manera de sentir Euskadi y, sobre todo, de reivindicarlo y de hacer efectivo ese reconocimiento nacional. Ahí cada cual tiene su acento diferenciado, pero no me parece un drama que no haya una celebración unitaria. Tampoco los franceses celebran unidos el 14 de julio o los españoles el 12 de octubre. Más que una división entre abertzales, creo que aquí hay una división con los que no aceptan la nación vasca aun siendo vascos. Ahí sí veo una brecha.
-El PP vasco les ha acusado de «querer señalar a los no nacionalistas» con la iniciativa de colgar ikurriñas en los balcones.
-Nosotros llevamos toda la vida pidiendo a la gente que ponga la ikurriña en el balcón en este día. Que cada uno que haga lo que quiera: los que somos abertzales pondremos la ikurriña y quien no la ponga, pues no pasará nada. Nadie va a ir apuntando que el balcón del cuarto izquierda no ha puesto ikurriña (risas). Parece que a Carlos Iturgaiz alguien le ha dicho que el PNV es el que le quita los votos al PP vasco y va a leche diaria contra nosotros.
-¿Cómo están las relaciones con su socio, el PSE? ¿Las diferencias con el Gobierno de Sánchez han abierto alguna brecha?
-No, porque las diferencias han sido más de comunicación pública que otra cosa. Yo estoy seguro de que el PSE no solo entendía nuestra posición en el tema del parón económico sino que la compartía. Aunque se han sentido en la obligación de defender a Pedro Sánchez.
-¿En Euskadi se está notando que esta crisis ha llegado en un ambiente preelectoral?
-Sí, es evidente que se está notando, porque se intuye que hay unas elecciones cerca, aunque aún no sepamos cuándo, y es hasta lógico que los partidos se vuelvan egoístas y caigan en la tentación de la crítica fácil.
-La oposición ha acusado a Urkullu de ningunearles.
-El Parlamento está disuelto y la Diputación Permanente tiene los poderes que tiene. Pero, sobre todo, hay que atender a una crisis enorme y no se puede gobernar de forma asamblearia.
-¿Cuándo podrán celebrarse las elecciones vascas?
-Pues no lo sé. Hay que ser cautos y realistas por la situación en la que estamos, aunque somos partidarios de celebrarlas en cuanto se den las condiciones sanitarias y democráticas.
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