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Ni animadversión ni condescendencia

Análisis ·

En la última celebración de la Diada, la esperanza de la independencia quedó sustituida por la espera de la sentencia que sobre los presos emitirá el Tribunal Supremo

Domingo, 15 de septiembre 2019, 09:54

Resulta entre ridículo y vergonzoso que, a estas alturas de la negociación, si de negociación puede hablarse, haya quien se pregunte si se producirá la sorpresa de última hora que evite la convocatoria de elecciones. Como si se diera, sería causa de alivio y no ... nos encontraríamos, más bien, con un gobierno aceptado de mala gana por sus integrantes, que no sería mejor que la repetición electoral. Pero, sea esto como fuere, me niego a entrar en este juego de sorpresas y apuestas con el que los negociadores tratan de que llenemos el vacío hasta llegar al final de un proceso cuyo desenlace, me temo, está escrito de antemano. Y, aunque a algunos les parezca que cambio lo malo por lo peor, prefiero volver la mirada a ese otro asunto que esta farsa de negociación ha ocultado y que la Diada del pasado miércoles ha vuelto a poner de actualidad.

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