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Anomalías del sistema

El Partido Popular, obsesionado con su pasado, se ha quedado anclado en un país que no es ya el que fuera

Domingo, 21 de febrero 2021, 09:19

El vicepresidente segundo del Gobierno lo habría añadido a su larga lista de hechos que probarían la «anormalidad democrática» en que, según él, el país está instalado. Y, en verdad, sólo de anormal cabe calificar el hecho de que, a ocho días de elecciones tan ... relevantes como las que se celebraron el pasado domingo en Cataluña, la atención pública se haya centrado, no en sus resultados y trascendentales efectos, sino en la crisis que el escrutinio ha desatado en el último de la fila. Pero, por anómalo que sea el hecho, no sería justo endilgárselo a la ya demasiado sufrida democracia. La anomalía, que lo es, se explica mejor por la torpeza de los propios actores y los intereses de unos medios que encuentran en la extravagancia su manjar preferido. Y, para extravagante, nada como la pata de banco con que salió el partido aludido para escabullirse de su fracaso electoral y desviar la atención hacia una medida tan peregrina como la de convertir su sede en el chivo expiatorio sobre el que cargar la corrupción. No es en el inmueble, sino en los muebles que lo habitan y que la mudanza se lleva consigo, donde se oculta la carcoma.

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