Conocí a Mario, o más bien le vi pasar entre aplausos espontáneos y sinceros de los transeúntes que por allí nos encontrábamos, con apenas trece años. Me encontraba enfrente del edificio de la Diputación de Bizkaia, en la Gran Vía, la verdad es que no ... recuerdo el motivo. Acababa de producirse su famoso debate televisivo con Martín Villa, que yo había visto con mi familia, y mis ojos, como los de todos los demás, le siguieron con admiración, reverentes ante aquel héroe joven y brillante, la mejor representación de la nueva Euskadi que emergía. Mario, ya entonces, estaba haciendo grandes servicios por su patria, lo que sería una constante en su vida.

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La siguiente vez que lo vi en persona fue en la negociación de un acuerdo, en el que una empresa vasca compraba a una italiana. Mario, por supuesto, representaba a la empresa vasca; yo a la italiana. Porque Mario fue también el que mejor defendió a nuestras empresas en sus acuerdos mercantiles. Abogado de primerísima línea, su prestigio llegaba mucho más allá de nuestras fronteras. Prestigio que también le llevó al BBV, como responsable de su Asesoría Jurídica.

Para mí Mario ha sido un referente ético y profesional desde que tenía trece años

Y pasados los años, estas dos constantes, su prestigio y su voluntad de servicio a Euskadi, le llevaron a la presidencia de la BBK. Muchos pensamos lo mismo: quién mejor que Mario para lograr realizar la fusión de las cajas vascas, que con ahínco pero sin éxito se había intentado ya un par de veces. Y así fue, Mario logró la tan deseada fusión y nació Kutxabank.

Años más tarde, y por carambolas del destino, yo me he encontrado en esa misma silla que él ocupó, la de la presidencia de Kutxabank, y no es desde luego el menor de los honores para mí el hecho de que la haya ocupado él anteriormente. Porque Mario ha sido un referente ético y profesional desde que tenía trece años.

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Mario, allí donde estés, todo mi reconocimiento y admiración. Y a todos los tuyos, mi cariño y el de todas las personas que formamos Kutxabank.

Goian bego.

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