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Estreno en La Moncloa. Mertxe Aizpurua se estrenó el jueves en la primera visita a la sede del presidente del Gobierno. E.P.
EH Bildu, el aliado menos conflictivo para un presidente bajo la tormenta

EH Bildu, el aliado menos conflictivo para un presidente bajo la tormenta

La coalición soberanista conjuga la moderación y el posibilismo con Sánchez, del que es socio decisivo, con un perfil más exigente en el País Vasco orientado al desgaste del PNV

Alberto Surio

San Sebastián

Domingo, 16 de marzo 2025, 00:04

Una de cal y otra de arena. EH Bildu ha acentuado esta semana un doble registro político que combina con habilidad y que le permite dirigirse hacia un amplio espectro electoral entre las clases medias vascas. Es su principal desafío en los próximos meses: llegar a este sector social bien asentado sobre todo en las ciudades y que hasta el momento era especialmente acariciado por el PNV, por los socialistas, por el PP o por Elkarrekin Podemos. Se acabó, o al menos, eso pretenden, el estereotipo de una Bildu 'carlista', con un ADN más bien esencialista, abertzale y guipuzcoano. Eso es ya el pasado.

El objetivo es claro: surfear la gran ola que se empieza a levantar -un auténtico cambio de era- con la máxima destreza; hacerlo con guante blanco y, a la vez, puño de acero. En Madrid, su portavoz parlamentaria en el Congreso, Mertxe Aizpurua, visitaba el jueves por primera vez el Palacio de La Moncloa y se reunía con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras una foto en la entrada del edificio ante numerosos fotógrafos y cámaras de televisión.

El encuentro, en un ambiente cordial, arrojaba luz sobre el paisaje anteriormente descrito. Y proyectaba una imagen moderada, con un compromiso desde la Mesa Política de definir «una decisión integral» en las próximas semanas. No gusta nada eso del gasto militar pero se evita el trazo grueso y la consigna. Se recuerda la posición crítica con la OTAN pero se exhibe una actitud contenida ante el Gobierno de Sánchez tras su propuesta de aumentar el presupuesto en Defensa, una apuesta que rompe el corazón de una parte de la izquierda europea que siempre ha mirado con envidia el antiguo pacifismo de los países nórdicos gobernados por socialdemócratas durante décadas. Una posición templada que le obliga a mirar de reojo a su electorado, claramente antibelicista, pero sin romper del todo la cuerda con Sánchez porque se considera que el dique de contención de PP y Vox es imprescindible. EH Bildu, a pesar de esta última tormenta, se mantiene como aliado para que el Ejecutivo PSOE-Sumar desarrolle la legislatura y cumpla sus compromisos.

Llama la atención el registro pragmático de EH Bildu en Madrid con una posición más exigente de oposición al Gobierno Vasco PNV-PSE y a los gobiernos forales, y que ha tenido como exponente el rechazo al acuerdo sobre fiscalidad cerrado con Podemos en los últimos días, que se considera «insuficiente».

'Química' con el Gobierno

La reunión del presidente con Aizpurua fue un revelador testimonio de que la 'química' entre el Gobierno y la izquierda soberanista no se ha roto a pesar de las turbulencias. La izquierda independentista vasca utilizó en todo caso un tono conciliador al referirse al clima «respetuoso, constructivo y cordial» de la cita.

El fondo y la forma de EH Bildu es sustancialmente diferente a los empleados por Podemos, que sostiene que Sánchez se ha convertido en 'señor de la guerra' por su apoyo al aumento del Presupuesto militar y que considera que este asunto rompe por completo el eje de la legislatura y el relato progresista frente al bloque de PP y Vox. Podemos ha llegado a la conclusión de que su única tabla de salvación pasa por radicalizar su mensaje frente al PSOE y, sobre todo, frente a Sumar. Desde EH Bildu se hace una lectura diferente porque, a su juicio, no puede existir el más mínimo margen de maniobra que posibilite la llegada del bloque PP-Vox al poder. En su opinión, lo que pesa en este momento es el tacticismo y un pulso entre los morados y Sumar por el espacio electoral. En la izquierda independentista se recuerda que en la pasada legislatura, con Podemos en el Consejo de Ministros, la oposición al incremento al gasto en Defensa, que también se registró, provocó una respuesta contenida. Pero la diferencia es que tanto Unidas Podemos como EH Bildu y ERC compartían una estrategia de dirección política con la complicidad directa de Pablo Iglesias. Y ahora ya no.

El distanciamiento EH Bildu -Podemos se ha acentuado esta semana en Euskadi con el acuerdo fiscal de estos últimos con PNV y PSE. Se argumenta que EH Bildu hace oposición directa al PNV porque su verdadera aspiración es romper la alianza entre jeltzales y socialistas que cortocircuita su aspiración de gobernar. La falta de aliados es la gran asignatura pendiente de la izquierda independentista vasca, que ahora se enfrenta a Podemos desde la convicción de que su debilidad progresiva no tiene vuelta atrás y de que el soberanismo aperturista puede atraer a ese espacio de izquierda comprometida.

Pese a que la formación soberanista se ha distanciado de Podemos en Madrid, su discurso ante el rearme tampoco va a desligarse de su histórica oposición a la OTAN. La coalición ha insistido en defender las «vías negociadas y diplomáticas para resolver los conflictos internacionales» pero es consciente de que entramos en una discusión «con muchas aristas». La revolución geopolítica que supone el descuelgue norteamericano del guion lo cambia todo, pero exige un análisis profundo que rebase el juego táctico del corto plazo.

Episodio de la Eurocámara

El giro de EH Bildu a la moderación con el Ejecutivo de Sánchez contrasta con el perfil más severo en Euskadi y su marcaje estrecho del PNV, con una apuesta por incidir en el desgaste por la gestión. La diferencia también se visualiza en Estrasburgo en donde el Parlamento europeo fue el escenario el pasado miércoles de una votación sobre el rearme que alineó a EH Bildu con otras formaciones populistas ultranacionalistas, Vox incluida, contrarias a la propuesta consensuada por populares, socialistas y liberales a favor de un mayor gasto militar.

La posición más pactista en el resto, en Navarra e incluso en los ayuntamientos en los que gobierna marca sus diferencias con el rol de firmeza más exigente en las instituciones en las que se sitúa expresamente en la oposición, sobre todo en el Parlamento Vasco y en las Juntas Generales de Gipuzkoa. En el primer caso, EH Bildu combina un discurso político basado en una oferta de 'pactos de país' con el ejercicio de la oposición firme con más o menos decibelios.

Pero la letra y la música de la línea de EH Bildu tiene un nexo común: el gradualismo. Esta es la aceptación ideológica de mayor calado porque coloca a la izquierda abertzale -denominación ya en desuso- ante el espejo de su pasado y de su propia historia al inicio de la Transición cuando apostó por la ruptura violenta con el sistema estatutario vasco. Ahora se admite que «el proceso hacia la soberanía y la transformación social deberá ser también gradual. Es decir, que el proceso político vasco está conformado por las condiciones políticas que surgen y se construyen en cada momento y en cada lugar. Esta cuestión tiene un claro paralelismo con el proceso de construcción de EH Bildu: es un sujeto en permanente y constante expansión y construcción».

«Somos una fuerza central en la sociedad vasca». Esta es una idea esencial de la formación que lidera Arnaldo Otegi en su último congreso. Esta estrategia transversal aboga por la 'geometría variable' de pactos y excluye en la práctica tanto el frente de izquierdas como el frente soberanista al apostar por acuerdos de contenidos que permitan «avances graduales tanto hacia la soberanía como hacia la transformación social».

Además, la predisposición a los acuerdos con Sánchez forma parte de la línea estratégica aprobada por el último congreso de EH Bildu. El objetivo pasa por superar el modelo autonómico y asumir un proyecto plurinacional de forma gradualista. «Tenemos que prepararnos para aprovechar las oportunidades que puedan surgir y que debemos generar en los próximos tiempos», considera,

En EH Bildu existe la convicción de que la política de alianzas en Euskadi debería ser flexible. Es decir, que podrá llegar a acuerdos con PNV, PSE y Elkarrekin Podemos. En teoría, el camino está trazado. EH Bildu, pese a que la falta de autocrítica sobre ETA en el pasado le impide aún llegar a acuerdos de gobierno con el PSE, ha entrado ya en la senda de la 'normalización'. Su encuentro mañana con Confebask, la cúpula empresarial vasca, es un nuevo paso en un proceso que se antoja irreversible.

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