![EH Bildu recibe una sonora bronca de la derecha por su crítica al Rey y la alusión a Otegi](https://s3.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202001/05/media/cortadas/bildu-batet-kZdG-U901136228179x9H-624x385@Diario%20Vasco.jpg)
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La madrugadora intervención de EH Bildu en la segunda sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez fue contestada con una sonora bronca desde los escaños de la derecha. No habían pasado diez minutos de las nueve de la mañana cuando las críticas ... de la portavoz de la coalición soberanista, Mertxe Aizpurua, al Rey y, poco después, las alusiones a Arnaldo Otegi despertaron las protestas de diputados de la derecha y las llamadas a la calma del PSOE y Unidas Podemos. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, tuvo que intervenir hasta en cuatro ocasiones. Aizpurua habló de los retos del Gobierno en materia territorial, pero fueron sus críticas al papel del Felipe VI como impulsor de la «contrarreforma» y a su discurso tras el 1-O, lo que levantó los gritos desde la bancada de la derecha, donde se llegaron a escuchar gritos de «asesinos» y «terroristas».
Aizpurua criticó la «tendencia» a aplicar «recetas autoritarias» para problemas políticos y dijo que el mensaje del Rey del 3 de octubre de 2017 fue «una de sus expresiones más evidentes» de esa actitud. «¡Qué vergüenza!», exclamó Casado, mientras miraba al candidato a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, y mediante gestos le pedía que escuchara con atención a la portavoz abertzale. Diputados como Santiago Abascal, Antonio Salvá o Teresa Jiménez Becerril abandonaron el hemiciclo cuando Aizpurua subió a la tribuna, mientras que Adolfo Suárez Illana se quedó en su escaño de la Mesa dando la espalda a la oradora.
El momento más tenso de la mañana llegó cuando Aizpurua citó que Otegi estuvo «más de seis injustos años en prisión» por intentar reconstruir la ilegalizada Batasuna. «¡Es apología del terrorismo!», protestó Casado, mientras se escuchaban gritos exigiendo a la representante de la coalición soberanista que pidiera perdón y condenara el terrorismo. Aizpurua ironizó diciendo que parecía que los diputados del PP, Vox y Cs no habían seguido el consejo de la víspera de Joan Baldoví de que tomaran una tila, «porque habrá Gobierno de coalición progresista».
La presidenta del Congreso pidió respeto para la oradora. Batet aseguró que en el Parlamento se defienden las posiciones políticas mediante la palabra «no mediante el grito y el insulto». Remarcó que se habían escuchado afirmaciones «absurdas», «execrables» y algunas «falsas» pero que su obligación es garantizar la libertad de expresión.
En su turno de palabra, Aizpurua le recordó a Sánchez que no puede formar gobierno progresista «sin atender las demandas de las naciones» y le advirtió de que «si no democratiza el Estado y respeta la plurinacionalidad y el derecho de autodeterminación», les tendrá «enfrente». Le remarcó que depende de sus votos, a partir de ahora, para sacar sus políticas adelante o para mantener al Gobierno de Navarra y le exigió «un cambio en profundidad» para contar con ellos. «Ustedes son el último tren hacia la última estación, no dejen pasar la última oportunidad», apostilló.
El candidato socialista le agradeció que facilite su investidura, defendió el Estado autonómico que recoge la Constitución y le dijo que es tiempo de «compartir soberanías» y no de fragmentarlas. «Esta puede ser una gran oportunidad si nos enfocamos en los elementos importantes para los problemas de la ciudadanía vasca. Si nos quedamos solo en el debate sobre el derecho a decidir, lo entenderemos como un fracaso», remarcó Sánchez. El candidato a la investidura no quiso entrar en la bronca y se limitó a a destacar la importancia de que haya una mayoría progresista en el Congreso.
Tras terminar el turno de EH Bildu, el líder del PP pidió la palabra para asegurar que había sido «la intervención más nauseabunda» y recriminó a Batet que no hubiera llamado al orden a Aizpurua por, a su juicio, verter «descalificaciones y conceptos injuriosos» contra el Rey. Consideró aún «más escandaloso» que Sánchez no saliera a «defender» la Constitución, ni las instituciones, ni a las víctimas del terrorismo. La intervención de Casado terminó con sus diputados en pie aplaudiendo y gritando «libertad, libertad». Edmundo Bal, de Cs, exigió a la presidenta del Congreso que pida a la diputada de EH Bildu que se retracte de sus manifestaciones y que se borren del diario de sesiones las alusiones al Rey.
Gabriel Rufián (ERC) advirtió de que «o se para institucionalmente este ambiente guerracivilista o llegará a la calle».
«Que pretenda usted alcanzar la investidura con la ayuda del fascismo que nos asesinó en el País Vasco produce una náusea infinita y un profundo desprecio», asegura José María Múgica, hijo del exdirigente socialista guipuzcoano asesinado por ETA, Fernando Múgica, en una carta enviada a Pedro Sánchez. A su vez, los hijos de los socialistas Juan María Jáuregui y Froilán Elespe, también asesinados por ETA, enviaron ayer sendos tuits en los que apoyan a Sánchez y aseguran que sus padres estarían «felices» por la desaparición de ETA y por la llegada de un gobierno de izquierdas en España.
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