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El PSE irrumpió ayer en las negociaciones presupuestarias. La opinión de sus dirigentes suele quedar opacada habitualmente por la de los principales portavoces del Gobierno autonómico -todos del PNV-, pero también quieren marcar los límites de las conversaciones con la oposición, que acaban ... de arrancar. La línea roja en este caso afecta al PP, que pide una rebaja del IRPF como contrapartida para apoyar las Cuentas. La secretaria general de los socialistas vascos, Idoia Mendia, descartó cualquier reforma fiscal y reclamó a los populares «que no mezclen churras con merinas» en alusión a que los cambios impositivos los deciden las Juntas Generales de cada territorio y no el Gabinete Urkullu.
La tesis de Idoia Mendia la vienen sosteniendo también durante los últimos días portavoces jeltzales. Tampoco ven con buenos ojos aplicar una nueva reforma fiscal. «No toca», dicen. Ni por plazos, ni por competencias. Es cierto que, formalmente, cambios como los del IRPF se deben decidir en los parlamentos territoriales. Pero es igual de cierto que en 2017, cuando el gabinete Urkullu tuvo que negociar sus primeras Cuentas, consiguió el aval del PP tras comprometer una rebaja del Impuesto de Sociedades. Seguir esa senda es lo que reclaman ahora los conservadores para volver a acordar.
La secretaria general del PSE fijó posición en una rueda de prensa que ofreció ayer para hacer balance del curso político y analizar los meses venideros, en los que la negociación de las Cuentas va a marcar la agenda política. Mendia cerró la puerta a reformas fiscales -los socialistas ya eran reticentes en 2017- y dijo que las conversaciones presupuestarias están «abiertas a todos» los grupos de la oposición.
Esa es también la postura oficial del Gobierno Vasco. La va a volver a exponer este mediodía el consejero de Hacienda. Pedro Azpiazu comparecerá tras cerrar la primera ronda de contactos con la oposición para hablar de Presupuestos reuniéndose con la delegación de EH Bildu. El pasado miércoles hizo lo propio con representantes de PP y Elkarrekin Podemos. Salvo giros de guión muy poco probables, el consejero de Hacienda. Pedro Azpiazu, anunciará que las conversaciones se retomarán tras el verano, cuando ya exista un anteproyecto de las Cuentas concreto sobre el que negociar, con los tres grupos de la oposición, a los que se les ofrecerá incluir partidas económicas que les satisfagan. La misma estrategia que desarrolló el Departamento de Hacienda el ejercicio pasado.
Por intentarlo con toda la oposición que no quede, pero, aunque públicamente no se diga, lo cierto es que en el seno del Ejecutivo de Urkullu hace días que tienen bastante claro que su primera y única opción para sacar adelante los Presupuestos es el PP. No se descarta a EH Bildu y a Elkarrekin Podemos, pero se considera harto complicado que pueda registrarse una entente con alguno de esos grupos. Las razones son diferentes. La coalición soberanista es el principal rival político del PNV en Euskadi y en Lakua existen serias dudas de que vaya a facilitar las Cuentas pocos meses antes del inicio de la campaña electoral. Respecto a la formación que lidera Podemos, la sospecha es que sus peticiones superarán los límites que marca el Gobierno. De momento, Lander Martínez reclamó la semana pasada al lehendakari Iñigo Urkullu que «transforme» sus políticas sociales y medioambientales y pase «de poner tiritas a plantear terapias de choque».
Por eso los ojos están fijados sobre el PP. No le queda otra bala al Gobierno Vasco. También porque la relación de los conservadores con el PNV se ha engrasado durante los últimos días tras un año de turbulencias a cuenta del apoyo jeltzale a la moción de censura a Mariano Rajoy. Sigue habiendo recelos, pero las puertas para negociar están abiertas. Lo confirmó el pasado viernes Alfonso Alonso al ofrecer al lehendakari aprobar «leyes y Presupuestos».
Portavoces populares confirmaron ayer la disposición, pero advirtieron de que la desconfianza respecto al PNV no está zanjada y que sus exigencias son inamovibles. «Si no hay reforma fiscal igual no hay Presupuestos», advierten. Los conservadores también reclaman que se eleven las ayudas para la conciliación y que PNV y PSE se avengan a reformar la ley de la RGI que han presentado en el Parlamento autonómico. Y en una negociación tan larga como la de las Cuentas vascas de este año -si hay acuerdo, será en diciembre-, cualquier movimiento político puede provocar desaires que compliquen las conversaciones. Los populares ya señalan el primer escollo: el más que probable pacto de PSN y Geroa Bai (con otras fuerzas) en Navarra para hacer presidenta a María Chivite desbancando a Navarra Suma.
Además de hacer balance, la secretaria general del PSE dio ayer el pistoletazo de salida a la larga precampaña electoral en la que va a zambullirse la política vasca a partir de septiembre. Idoia Mendia fue designada el pasado viernes candidata de su formación a lehendakari y ayer defendió el valor «intangible» del pacto que mantiene el PSE con el PNV en las principales instituciones del territorio. «Somos una garantía de estabilidad, de que no ocurrirá lo mismo que en Cataluña», resumió tras reivindicar que los socialistas son «los únicos que sabemos gestionar la pluralidad y coser territorios presionados por los extremos».
En ese escenario Mendia considera que en Euskadi solo hay tres alternativas de voto para las próximas autonómicas: la del PSE, que definió como el voto «útil»; la del PNV, «que necesita superar sus tentaciones soberanistas para no ahuyentar a los votantes que le han llegado del PP»; y la de EH Bildu, «que quiere mantener los apoyos llegados de Podemos y por eso esconde sus planes soberanistas entre propuestas sociales».
En su repaso del curso, Mendia reclamó a EH Bildu, Elkarrekin Podemos y el PP que «tomen nota» de los últimos resultados electorales para que abandonen su bloqueo al Gobierno y que se sienten a negociar con el Gabinete de Urkullu durante los próximos meses. Para empezar, los Presupuestos.
También aludió al retraso que acumula la reforma del Estatuto, aunque la secretaria general del PSE pidió paciencia. Tras la prórroga ofrecida a los expertos que redactan el borrador de la nueva Carta de Gernika -el nuevo plazo para sus trabajos finaliza el 30 de noviembre-, ve «difícil» aprobar el nuevo marco legal esta legislatura -que acaba como muy tarde en junio de 2019-, pero pidió «que no haya prisa porque no es una ley más»
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