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Debilidades de Gobierno

Sábado, 12 de septiembre 2020, 09:25

El nuevo Gobierno Vasco fue saludado, incluso antes de constituirse formalmente, como un Ejecutivo políticamente más fuerte que el anterior. Lo es sobre todo porque cuenta con la mayoría absoluta del Parlamento. Lo es también porque incorpora a la líder socialista al gabinete, como un ... grado mayor de implicación partidaria. Pero a partir de ahí, tras los primeros titulares de bienvenida, se abre paso el escepticismo sobre la posibilidad de que el recién estrenado Gobierno obre milagros que le estuvieran vedados a cualquier otro. Junto a la mayoría absoluta, la principal fortaleza política del nuevo Ejecutivo vasco es el propio lehendakari Urkullu. Independientemente de su personalidad o de su experiencia, representa un valor nada fácil de alcanzar: que muy pocos ciudadanos imaginan a otra persona presidiendo Euskadi hoy y en años venideros. Ventaja que en la política española solo comparte Núñez Feijóo. Todos los demás presidentes autonómicos y también Sánchez resultan prescindibles en el imaginario colectivo y en el de sus respectivos votantes. Mientras que Urkullu bien podría perpetuarse como una suerte de lehendakari perenne, dispuesto a cambiar los fusibles de sus consejeras y consejeros –como lo acaba de hacer con algunas de ellas– cual si presidiera la República francesa.

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