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«Decía a mis hijas que había un gato bajo el coche y buscaba la bomba»

Octavio Igea

ERMUA.

Domingo, 24 de junio 2018, 09:27

Lo tiene claro. Carlos Totorika, que ayer ofició su última boda como regidor antes de dejar el cargo, repite el lema cuatro veces. «Te quedas con lo que cuesta sacar adelante, eso es lo realmente satisfactorio». Solo hay un apartado de su carrera política en ... el que hubiese preferido que el esfuerzo personal hubiera sido menor: el precio que su familia ha tenido que pagar ante la permanente amenaza de ETA. «La angustia que sufría cada vez que mis hijas subían conmigo al coche es indescriptible».

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Las chicas tienen actualmente 26 y 28 años, prácticamente el mismo tiempo que su padre lleva ocupando la alcaldía de Ermua. Un cargo señalado desde el principio por los asesinos. «La Ertzaintza me enseñó dos veces mi 'ficha de cliente' de ETA: nombre, dirección, modelo de coche, mis horarios... un día decidí que no me rendía porque si empezabas a medir lo que decías por miedo no podías hacer nada», cuenta.

Escoltas «amigos»

La apuesta del regidor marcó a toda la familia. «Mis hijas no se enteraron de nada hasta los 14 años, decíamos que los escoltas eran amigos». Reconoce ahora Totorika con cierta pena que algo habrá quedado en las chicas de aquella infancia atípica en la que «ver una pistola les era familiar». Aunque el peor trago era el de arrancar el coche cada mañana, cada tarde o cada noche. «Les decía que había visto un gato debajo del coche o que se me había caído algo, que me tenía que agachar un momento». No suele ser un tema que se hable demasiado en la familia, liberada ya de todo eso hace tiempo. Pero Totorika reconoce que la inocencia infantil tiene límites. «Aquellas excusas para mirar los bajos valían un día, dos o cincuenta, pero las tuvimos que usar durante años».

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