El dedo en la llaga

Votar en contra de la condena a los 'ongi etorris' a los presos -en lo que incurrió la coalición soberanista la pasada semana en el Parlamento Vasco- o prestar cobertura municipal a la exposición artística del etarra Bienzobas en Galdakao son decisiones políticas que reflejan insensibilidad y nula empatía hacia las víctimas, quienes comprueban impotentes cómo una formación política sigue amparando que aquel macabro pasado vuelva a redoblar el daño moral que en su día les marcó de por vida.

Que un Ayuntamiento como el de Galdakao, gobernado por EH Bildu, Podemos y un grupo de independientes, abra las puertas de su casa de cultura a una exposición de un etarra bajo el título 'Desde la ventana de mi celda' muestra la limitada exigencia moral y ética de quienes han dado luz verde a esta muestra. Porque la ética, la moral y la humanidad serían suficientes argumentos para que vergonzantes actos como la exposición de Bienzobas no vieran nunca la luz pública. No se trata, como ayer sostuvo el presidente del Tribunal Superior vasco, Juan Luis Ibarra, de una cuestión de ley o de Código Penal. El sentido común y el sincero respeto hacia las víctimas del terrorismo merecen que todos los partidos estuvieran unidos en algo tan elemental en la convivencia de los vascos. Pero uno falla.