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Más que un discurso

¿Ejemplaridad? No. Basta con que el Jefe del Estado se conduzca según la legislación vigente, y trate de no creerse ni ungido ni legitimado para hacer lo que quiera

Sábado, 26 de diciembre 2020, 09:45

El Rey Felipe VI fue todo lo críptico que podía ser. «Los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas... nos obligan a todos sin excepciones; y están por encima de cualquier consideración... incluso de las personales o familiares». La Nochebuena no ... es el mejor momento para que un hijo afee públicamente la conducta de su padre. Pero debió dejar más claro a quiénes se refería con lo de «nuestras conductas». Esas pocas líneas del discurso resultaron demasiado evasivas para aquellos que han tratado infructuosamente de constituir una comisión de investigación en el Congreso sobre Juan Carlos I, y es probable que para muchos ciudadanos fueron insuficientes, mientras que otros muchos percibirían en el entrelineado de las palabras del Rey todo y más de lo que esperaban. La gestión de las expectativas compromete a la Monarquía.

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