Ernesto Gasco trabaja como Alto Comisionado en el Palacio de la Moncloa, donde se cuece el poder en España. A caballo entre Madrid y San Sebastián -«nunca me he ido de la ciudad»- reflexiona sobre la desigualdad y la necesidad de que la socialdemocracia ofrezca ... un proyecto más atractivo a las nuevas generaciones.
-¿Cómo ha visto desde el corazón de la Moncloa el último cambio de Gobierno?
- Con ilusión. Y necesario. La gestión de una pandemia es muy compleja. En toda Europa es igual. En España la acción política ha tenido cosas positivas, pero tiene un desgaste y, después de la salida de Pablo Iglesias, era necesaria una revitalización del Gobierno en la línea de lo que ha señalado Pedro Sánchez: volver a conectar con las clases urbanas, hacer política más de proximidad, una apuesta por mujeres más jóvenes, la generación de las madres de 30 a 40 años. El nuevo Gobierno es fuerte y más socialdemócrata.
- Usted ha estado este tiempo en Moncloa. Ha conocido al ya exdirector de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, que ahora deja su puesto. ¿Cómo ve esta salida?
- Todos los que han estado en la etapa anterior, por ejemplo, Carmen Calvo, que es amiga y la conozco muy bien, Iván Redondo o Paco Salazar, han hecho un gran trabajo de apoyo al presidente durante este tiempo, pero ha habido un cambio de ciclo político que también requería un cambio de personas. Me consta que las relación de Iván y Carmen con el presidente son correctas y buenas.
La pobreza
«Desde el Alto Comisionado estoy viendo un problema de exclusión social y desigualdad que la pandemia ha visibilizado»
- Se hace leña del árbol caído...
- Eso lo hacen algunos, no es el estilo del presidente en absoluto. Iván Redondo ha sido un hombre que ha asesorado al presidente, y Sánchez ha tenido dos triunfos electorales importantes. Ha hecho bien su trabajo. Es cierto también que Óscar López, su sustituto, es un hombre muy querido en el partido. Pero más que nada es energía nueva.
- ¿Qué PSOE debe salir del 40º Congreso en octubre?
- Humildemente pienso, y no estoy juzgando en absoluto, que Pedro Sánchez acierta al apostar y al incluir a la cantera del PSOE, que es muy valiosa y está muy preparada, para jugar el partido crucial en un contexto de cambios muy vertiginosos. Y así poner en marcha un proyecto de un futuro ilusionante para España. Con el Covid está habiendo un cambio del paradigma social y económico. Nuestro proyecto debe ser socialmente avanzado y no dejar nadie atrás, pero no hay que perder este tren económico de progreso, innovación y modernidad que a veces hemos perdido. Por eso es tan importante el plan de recuperación europeo.
- Las encuestas muestran un PSOE a la baja después del triunfo de Ayuso. ¿Le sorprendió?
- El triunfo no, pero sí su amplitud. El PSC venía de ganar las elecciones en Cataluña, pero lo de Ayuso nos debe servir para reflexionar. Hay que construir un proyecto en el que los jóvenes tienen que identificarse. El presente pasa por consolidar las pensiones, la sanidad universal y la educación pública, pero además hay que construir un país de oportunidades para los jóvenes.
San Sebastián
«Un alcalde o alcaldesa socialista en Donostia levantaría muy bien la voz porque en el PNV la prioridad es aún Bilbao»
- ¿Qué experiencia saca de su trabajo como Alto Comisionado?
- Estoy conociendo una realidad que me está llamando la atención. Estaba acostumbrado a San Sebastián, con una cohesión social bastante homogénea. En Madrid se vive muy bien, pero hay una profunda desigualdad. Se acaba de publicar la geografía de la pobreza infantil en España, hay casi 2.400.000 niños o jóvenes en situación de pobreza o exclusión social, y de ellos 250.000 viven en la ciudad de Madrid, donde están los más ricos y los más pobres. Esa profunda brecha es lo que más preocupación me genera. Sin Europa no vamos a hacerlo.
- Los datos de la pobreza infantil siguen siendo muy duros...
- Cierto. En los últimos diez años la pobreza infantil se ha trasladado del campo a las grandes ciudades, por la precariedad laboral, por el precio de la vivienda, por la inestabilidad en el empleo... La pobreza infantil es un problema estructural, con una cifra del 26%, gobierne quien gobierne. Con la pandemia ha podido agravarse tres o cuatro puntos.
- ¿Sin Pablo Iglesias es mas fácil la coalición?
- Sinceramente, creo que sí, aunque yo siempre he trabajado muy bien con su equipo. Influyen los estilos, claro.
-En este contexto de renovación, ¿dónde está el PSE?
- El socialismo vasco tiene un valor intangible muy útil cuando Euskadi necesita estabilidad y entendimiento entre nacionalistas y no nacionalistas. Ahí está el trabajo, sin escaparates y discreto, en favor de a paz, con una labor como la de Jesús Eguiguren, que merecería el Premio Nobel de la Paz. Hoy vivimos mejor por él. Falta un homenaje a su figura.
- ¿Ve al PSE con voluntad de abrir el debate de sus liderazgos?
- Idoia Mendia lo está haciendo muy bien como vicelehendakari y los procesos de cambio llegarán con el consenso, como siempre, cuando tengan que llegar. Junto a Idoia, hay compañeros como Eneko Andueza y Denis Itxaso, y otros en otros territorios, que representan bien esa conexión con la sociedad vasca.
Alianzas
«Si EH Bildu sigue en un proceso de alejamiento de la violencia podrá haber campos de diálogo y quizá de entendimiento futuro»
- ¿Echa de menos San Sebastián?
- Es que yo no me he ido nunca.
- ¿La coalición con el PNV le lleva al PSE a perder punch en Donostia?
- Ese pacto ha sido muy bueno. Pero un alcalde o una alcaldesa socialista en San Sebastián levantaría muy bien la voz porque en el PNV la prioridad aún pasa por Bilbao. Los socialistas donostiarras tenemos ambición de ciudad.
- ¿El pacto PNV-PSE tiene aún recorrido?
- Ha consolidado la convivencia. Ha tenido su sentido y da sus frutos. Veremos si tiene sentido con la recuperación social y económica que hace falta ahora.
-¿Ve viable un pacto de izquierdas con Podemos y EH Bildu?
- Para que EH Bildu se incorpore depende de su recorrido, ha empezado a dar pasos muy interesantes, se ha alejado de la violencia de forma sensible. Pero aún no ha dado algunos pasos decisivos. Pero si siguen en la dirección actual se podrán ir recuperando campos de diálogo y quizá de entendimiento a largo plazo.