El fenómeno de Podemos en Euskadi ha encerrado desde su llegada una soterrada lucha de poder interna. El triunfo de los morados en las generales de 2015 y 2016 en el País Vasco fue arrollador, fue una gran sorpresa. Al poco tiempo comenzaron ... larvadas las hostilidades entre 'pablistas' y 'errejonistas' en la dirección vasca. La historia es elocuente: el primer secretario general, Roberto Uriarte, dimitió por verse torpedeado desde el 'aparato' de Iñigo Errejón. Los 'errejonistas' Nagua Alba y Eduardo Maura afianzan su peso como diputados en Madrid, hasta que la primera tomó las riendas. Después vino la época de transición de Lander Martínez. El último episodio, la llegada de Pilar Garrido, muy afín a Pablo Iglesias, al puesto de coordinadora. Todo ello después de procesos de primarias. Una historia pendular que ha llevado en su germen las intrigas que los promotores de la nueva política aspiraban a superar.
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Los dirigentes más afines a Iñigo Errejón se han ido descolgando de la política activa al desligarse de Podemos como organización, críticos con su funcionamiento interno y con algunas discrepancias ideológicas, que afloraron en una formación de nuevo cuño que nacía de los movimientos sociales y que tuvo que articularse como partido en un tiempo récord. El trasfondo de la pugna es conocido. El diputado de 'Más País' teme que el proyecto de Iglesias termine por convertir a Podemos en «una especie de IU grande, que no era para lo que nacimos tras el 15M». Desde Podemos se niega la mayor y se insinúa que Iñigo Errejón pretende, sobre todo, acaparar voto socialista, pero corre el peligro de verse atrapado por el PSOE.
Puede que resulten etiquetas simplificadoras. Iñigo Errejón intentó abrir un espacio al crear Más País, la formación electoral inspirada en el patrón original de Más Madrid. La sorpresa llegó con la candidatura por Bizkaia, único territorio por el que compitieron. La encabezaba el abogado Txema Urquijo, un histórico del pacifismo vasco, fundador en su día de Gesto por la Paz, estrecho colaborador de Maixabel Lasa al frente de la Dirección de Víctimas con Juan José Ibarretxe y Patxi López.
Los resultados de Más País fueron un jarro de agua fría: 8.542 papeletas -el 1,36% del censo-. Podemos se quedaba a las puertas de los cien mil votos en Bizkaia. Iñigo Errejón salía diputado por Madrid, pero la realidad quedó bastante por debajo de sus expectativas.
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A pesar del fiasco, la semilla estaba plantada. Desde entonces, medio centenar de personas «comprometidas» con las ideas de Errejón mantiene la llama de sus reflexiones en el País Vasco. Lo hace de una forma modesta, sobre todo a través de las redes sociales ahora que la pandemia limita las reuniones presenciales. El grupo ha creado una asociación política ciudadana llamada 'Euskadi Eraiki' que, con la marca 'Más Euskadi', incluye también en su debate la conveniencia, o no, de que este proceso desemboque en la creación de un partido. En la asociación -que tiene una coordinadora- existen dudas sobre la viabilidad de la iniciativa. En las próximas fechas se espera una visita del mismo Errejón al País Vasco para poner en común la discusión. Este colectivo ha abierto puentes de diálogo hacia Equo, que a nivel estatal se fue con los 'errejonistas', excepto en Euskadi, en donde su veterano dirigente Juantxo López Uralde se mantuvo leal a Iglesias. Es hoy diputado de Unidas Podemos por Álava.
El objetivo es la recomposición del 'quinto espacio', el que queda en una Euskadi fragmentada entre el PNV, la izquierda abertzale, los socialistas y la derecha. Desde la asociación se lanza un mensaje nítido: cualquier fórmula pasa por garantizar el máximo poder de decisión a la estructura territorial, en este caso la vasca. Se trata de evitar errores del pasado.
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Tres miembros de la coordinadora de Íñigo Errejón en Euskadi explican los motivos de su implicación en el proyecto. Cira Carbajo tiene 35 años, trabaja en una ambulancia de urgencias en Bizkaia y estudia Medicina en la UPV/EHU. Forma parte de la dirección de 'Euskadi Eraiki' y se muestra comprometida con la iniciativa. «Sentía que a los partidos convencionales les faltaba más contacto con la calle, un mayor acercamiento a la realidad del día a día. Cuando empecé a escuchar a Íñigo sentí que había coherencia en sus palabras, y aunque nunca he formado parte de Podemos, él, como político, siempre me ha gustado mucho. Es importante que los políticos entiendan la necesidades y preocupaciones de la personas a las que representan», dice.
La irunesa Nerea Gómez tampoco ha militado en Podemos ni en ningún otro partido. Tiene 35 años, es administrativa y se encarga del control y gestión de compras de una empresa. «Decidí implicarme en este proyecto porque hace tiempo que tenía ganas de dejar de quejarme desde el sofá de mi casa», afirma. Gómez sintió una gran complicidad con la gestión de Manuela Carmena en Madrid «y es algo que me gustaría trasladar aquí». Lo mismo que Félix Prior, cartero, licenciado en Derecho y de 41 años, que fue miembro de Podemos en Bizkaia, pero se desencantó del modelo. «Entonces nunca me consideré 'errejonista' ni 'pablista'», aclara. «La construcción de ese espacio plural y participativo que fue o quiso ser Podemos en sus inicios sigue siendo una tarea posible y necesaria», asegura.
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