El Foro Social quiere reconocer la «deuda» de la sociedad a «todas las víctimas de todas las violencias»

Representantes del Foro Social han participado en un acto celebrado junto a la escultura de la Paloma de la Paz, de Nestor Basterretxea, instalada en el paseo de Sagüés de San Sebastián, con el que han recordado los 25 años de las denominadas «conversaciones de Maroño» .

En esos encuentros, que tuvieron lugar en Aranzazu el 15 de mayo de 1993, tomaron parte representantes de Elkarri, Gesto por la Paz, Gestoras Pro Amnistía, Gernika Batzordea, Herria 2000 Eliza, Denon Artean o Bakea Orain, entre otras organizaciones, con el objetivo de «tratar de consensuar un diagnóstico» de la situación de violencia «y elaborar una propuesta para una posible solución», según ha señalado el comunicado leído por Fernando Armendariz.

El Foro Social ha reconocido a las entidades que participaron en esas conversaciones y ha reivindicado el «diálogo entre diferentes» como «bandera para la paulatina resolución» y «mejor herramienta para hacer frente a los retos del futuro próximo».

El documento subraya que el Foro Social «quiere hacer un reconocimiento especial a todas las víctimas de todas las expresiones de violencia» hacia las que la sociedad tiene «una gran deuda» porque «han soportado con paciencia largos años de soledad y no reconocimiento» y sin embargo «nunca han pedido venganza o revancha sino respeto, convivencia y reconciliación».

Señala que «no se resigna a dejar que el paso del tiempo sea la única cura para los problemas que aún quedan pendientes por resolver» y asegura que «es la hora» de que «toda la sociedad civil dé de nuevo un paso adelante para construir la necesaria convivencia democrática».

Reclama verdad, justicia y reparación para «todas las víctimas» y que se aplique una «política penitenciara ordinaria» a los presos de ETA para que «ni un recluso más ni ningún familiar tenga que sufrir un castigo añadido».

El Foro Social ha defendido «la construcción de una memoria inclusiva en la que todos los relatos se sientan razonablemente representados» y en el que «nunca nadie debe sentir que sus ideas han sido derrotadas».