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En este sube y baja en el que se ha convertido la investidura de María Chivite ayer tocó enfriar los ánimos. De ello se encargó la parlamentaria de Geroa Bai María Solana, quien afirmó que el acuerdo con el PSN no es tan inminente, llegando ... a calificarlo como un «espejismo». La posibilidad de la 'fumata blanca', apagada por Solana, parecía cierta cuando el jueves se conoció la última propuesta de los socialistas para el reparto de los departamentos en el futuro Gobierno de la comunidad foral.
Esta oferta mantiene cuatro carteras para la formación de Uxue Barkos, lo que supone una modificación respecto al planteamiento inicial del PSN, que rebajaba a tres los departamentos para la coalición nacionalista. El número de consejerías es el mismo que en la pasada legislatura, pero con algún 'baile' de carteras. Así, por ejemplo, Geroa Bai pierde Vivienda y Ordenación del Territorio -se desgajan en dos departamentos a gestionar por PSN y Contigo-, pero asume Salud.
Esta propuesta parecía poner punto final a una polémica enquistada desde hace semanas, pero Solana se encargó de echar agua al vino. En unas declaraciones al inicio de las fiestas de Estella, advirtió de que una vez resuelto el reparto de consejerías, quedan todavía por acordar unas reglas de juego más estrictas. Estas normas deberán garantizar que ante incumplimientos, como los que según indicó se produjeron en la pasada legislatura, garanticen que habrá consecuencias.
La parlamentaria incidió en esta línea. Tras subrayar que todavía queda trabajo que hacer, pidió que «nadie se relaje porque» el acuerdo «no está cerrado». «Por mi parte no va a haber una respuesta de 'sí o no' a una estructura hasta que no la haya al 'todo'. Dijimos que no íbamos a trocear esta negociación y desde luego, si de mí depende, no se va a trocear», concluyó.
Solana también afeó que María Chivite no esté participando en las negociaciones cuando, según indicó, se trata de un proceso que está plagado de cuestiones pendientes y que está pasando por «momentos difíciles».
Lo cierto es que Chivite tiene casi garantizada su investidura incluso sin el voto de Geroa Bai, después de que EH Bildu anunciase el lunes que, si sus bases dan el visto bueno, la apoyarán sin condiciones para evitar que se repitan las elecciones. De esta manera, Chivite contaría con los once votos de su partido, nueve de la coalición independentista y tres de Contigo, un total de 23, frente a 20 del bloque formado por UPN, PP y Vox.
No obstante, el interés por llegar a un acuerdo con Geroa Bai para repetir el tripartito es evidente porque un Ejecutivo formado solo por el PSN y Contigo contaría solo con 14 escaños en un Parlamento formado por 50 diputados, una minoría muy exigua para aguantar toda una legislatura si contratiempos.
Tras el 28-M pocos ponían en duda que el tripartito se iba a reeditar y que seguiría contando con el apoyo de EH Bildu. Aquellos comicios dejaron a PSN, Geroa Bai y Podemos con 21 escaños, lejos de los 26 que suponen la mayoría absoluta y solo con uno más que el bloque UPN-PP-Vox. Por tanto, los 9 de EH Bildu vuelven a ser cruciales para la estabilidad del Ejecutivo.
El choque entre el PSN y Geroa Bai en las últimas semanas no se ha producido por diferencias ideológicas de calado. De hecho, en la pasada legislatura el Ejecutivo de coalición discurrió con relativa calma, alterado solo por cuestiones como el uso del euskera en la administración y en el sistema educativo. Otras tuvieron que ver más con las infraestructuras, como la conexión del TAV entre Euskadi y Navarra. El escollo ha radicado fundamentalmente en el reparto de consejerías pero, tal y como señaló Solana, todavía quedan otros temas pendientes antes de que se llegue a la firma del acuerdo.
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