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La imagen saltó a la primera plana de los periódicos y de los informativos de radio y televisión durante varios días consecutivos. El lehendakari y los integrantes de su Gobierno accedían al Parlamento Vasco entre insultos por el pequeño pasillo que les concedía un grupo ... de manifestantes. No es habitual ese nivel de presión a los miembros del Ejecutivo, y menos aún quién la realizó: ertzainas fuera de servicio protestando por sus condiciones laborales. Su hostigamiento provocó momentos de tensión y obligó a actuar a otros policías autonómicos que sí estaban trabajando.
El incidente ocurrió hace justo un año. Y pese al malestar que expresaron públicamente líderes del Ejecutivo vasco y del PNV, que anunciaron una respuesta contundente, la situación se ha solventado con una discreta sanción administrativa. El organizador de la concentración, un delegado del sindicato Erne en Álava, central mayoritaria en la Ertzaintza, ha sido multado con 300 euros por «invasión de carretera». Según ha podido saber este periódico, la infracción fue pagada hace meses y Erne, que asumió el abono, ha optado por no recurrir la decisión administrativa para que el proceso quede definitivamente archivado.
La relación de los principales sindicatos de la Ertzaintza y la cúpula del Gobierno Vasco se había ido enrareciendo durante los meses previos al incidente ocurrido el 1 de marzo del pasado año a las puertas del Parlamento. Las centrales reclamaban a Lakua que se sentara a negociar un nuevo modelo policial tras denunciar reiteradamente graves problemas de organización, recortes y fallos de seguridad en su día a día. «Es un caos», alertaban. La presencia de agentes protestando a las puertas de la Cámara autonómica cada vez que se convocaba un pleno -cada jueves y un viernes de cada dos- era habitual. El lehendakari llegó a encararse hasta dos veces con estos grupos que reclamaban su atención.
La gota que colmó el vaso fue la muerte de un agente durante la pelea entre ultras del Athletic y del CSKA de Moscú el 23 de febrero en los aledaños de San Mamés. Los sindicatos amenazaban ya con paros encubiertos -las fuerzas de seguridad no tienen derecho a la huelga-, así que la concentración del 1 de marzo fue multitudinaria. Si los meses precedentes se venían congregando frente al Parlamento no más de 50 agentes, aquel día fueron más de 200. Tras una pancarta en la que se podía leer 'Nahikoa da/Es suficiente'.
El lehendakari, que casi siempre llega al Parlamento andando por el paseo que conecta con Ajuria Enea, llegó esta vez acompañado por todo su equipo, estampa totalmente inusual. Guiño evidente a Beltrán de Heredia. Al llegar al acceso del Legislativo, los ertzainas concentrados cruzaron la calle y rodearon a los políticos durante unos tensos segundos. Otros agentes tuvieron que presionar para mantener un pasillo de seguridad. Paradójicamente, el Ejecutivo vasco presentó la denuncia correspondiente reclamando que a los autores del escrache se les aplicara la controvertida Ley de Seguridad Ciudadana ('ley mordaza'). Ocurrió mientras el PNV exigía en el Congreso cambios en la norma para atenuarla. Una reforma que lideró y llegó a acordar, pero que el adelanto electoral va a impedir que se aplique.
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