Le apasiona el ajedrez y entiende la política como una partida en la que la clave para dar el jaque mate es la estructura de peones. El donostiarra Iván Redondo, de 37 años, consultor político y asesor directo de Pedro Sánchez, ha sido ... uno de los principales inductores de la moción de censura que ha logrado, contra todo pronóstico, tumbar al Gobierno de Rajoy.
Publicidad
Cuando estudiaba en la Universidad de Deusto, una de sus profesoras, la periodista Rosa Díez Urrestarazu, le definió como un estudiante «brillante y discreto», que llegaba a clase 10 minutos antes y lo hacía después de haberse leído en profundidad los periódicos. Era el único que lo hacía. «Con 21 años, tenía muchos reflejos y las pillaba al vuelo», afirma Díez Urrestarazu, integrante de la Junta Directiva de la Academia de Televisión y que es categórica: «Ha sido uno de mis alumnos más inteligentes».
Redondo se dedica profesionalmente a la consultoría política y en los últimos años ha trabajado para relevantes dirigentes del PP como Xavier García-Albiol, como candidato a la Alcaldía de Badalona; José Antonio Monago, el expresidente de Extremadura, del que fue su director de gabinete; y para Antonio Basagoiti, exlíder de los populares vascos. De hecho, cuando Sánchez fichó a Redondo en septiembre de 2017 levantó ampollas en Ferraz y entre algunos dirigentes del PSOE.
El 'spin doctor' de Sánchez es un apasionado de las campañas electorales norteamericanas y siguió con fascinación la del demócrata Bernie Sanders en las primarias frente a Hillary Clinton. En una entrevista que concedió a Pablo Iglesias en 2016 en el programa 'La tuerka' , Redondo describió que el verdadero desafío de un buen liderazgo «es conectar con la gente, más que comunicar» y confesó su admiración por Bill Clinton. La esencia del éxito está en construir un relato épico.
El consejero de Sánchez -que tiene un excelente feeling con Iglesia- ha sido uno de los 'ideólogos' de la oportunidad de la moción. Una iniciativa que, de hecho, siempre estaba en la reserva a la espera, primero, de «ganar la calle». Un hecho que, según confesaba Redondo a este periódico horas después de que Sánchez la presentara, ya se había producido. La sentencia de Gürtel era la puntilla para esa desafección social y ahora lo que se trataba era de ganar una mayoría en el Congreso. Y, contra todo pronóstico, lo logró.
Publicidad
Redondo ha partido de la base que para que caiga un Gobierno primero debe perder a sus aliados. Y pensaba que la moción rompía el espinazo de Ciudadanos, partido que había esgrimido la bandera de la regeneración frente a la corrupción, y al que obligaba de nuevo a retratarse. También colocaba al PNV en una disyuntiva: o hacía presidente al candidato socialista u optaba por prolongar unos meses la legislatura de forma agónica, alentando la posibilidad de una victoria de Ciudadanos en unos comicios anticipados. Un escenario que el nacionalismo vasco detesta, entre otras cosas, porque los mensajes de Albert Rivera contra el Cupo vasco y a favor de la 'extensión' del artículo 155 de la Constitución habían encendido hace meses todas las alarmas en Sabin Etxea.
El consejero de Sánchez, que se considera «un simple ingeniero» de la operación, ha sido uno de los ideólogos de la última etapa del secretario general del PSOE. Después de ganar en las últimas primarias con un mensaje girado hacia la izquierda y de conexión emocional con unas bases del partido soliviantadas con su dirección, Sánchez necesitaba completar su perfil ofreciendo al mismo tiempo una imagen de hombre de Estado. El telón de fondo ha sido el proceso independentista desarrollado en Cataluña y el respaldo del PSOE a la aplicación del 155. El siguiente reto del nuevo presidente consiste en proyectar un discurso de solvencia ante el mundo económico.
Publicidad
La revolución en el tablero ha sido absoluta. El mismo Redondo ha llegado a comparar la moción de Sánchez con la presentada por Felipe González en 1980 contra Adolfo Suárez, en la medida en la que aquella simbolizaba el fin de la Transición y la de la semana pasada representaba el agotamiento del ciclo Rajoy. El antiguo alumno de La Salle había dado en el clavo.
Redondo no oculta su enorme satisfacción. «Estoy feliz por lograr un sueño», confiesa tras la victoria de la moción. Y recuerda que no ha sido una tarea fácil. «Creyeron que no podíamos hasta que lo conseguimos, pero siempre he pensado que el fracaso enseña lo que el éxito oculta», sostiene. «Yo he ganado y perdido elecciones y como me ha dicho mi ama Juana Mari siempre: uno no sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta». Y ahora lo que toca, recalca, es «modernizar una España plural y diversa». Y añade: «Y que Donosti ponga su sello».
Publicidad
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.