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La investidura de Pedro Sánchez enfila horas claves en la recta final de negociaciones con un PNV que se mantiene firme en su reclamación ... de las transferencias pendientes antes de dar el 'sí', un apoyo que nadie pone en duda, pero que debe plasmarse ahora en compromisos más detallados. El equipo negociador de Sánchez ha superado los dos principales escollos para que éste continúe en la Moncloa: lograr el tácito visto bueno de Junts y el sí explícito de ERC tras concederles la amnistía. Al menos, este es el optimismo que se transmite desde el entorno del líder del PSOE. EH Bildu, por su parte, desde un principio dejó claro su voto a favor para evitar que el PP y Vox pudieran llegar al Gobierno español.
En el escenario actual, en el que también ha entrado escena el bloque conservador del Consejo General del Poder Judicial encontra de la ley de amnistía, los jeltzales se han quedado como la única pieza que resta por encajar en el puzle de apoyos políticos que necesita Sánchez.
El PNV mantiene un absoluto mutismo sobre las negociaciones. Las fuentes del partido consultadas ayer por este periódico solo indicaron que los contactos continúan y pueden fructificar de manera inminente.
Más allá de este apagón informativo, queda claro que jeltzales y socialistas se encuentran cerca del acuerdo, pero lo más difícil es hilvanar un pacto que no se limite a la investidura que garantice una estabilidad para la legislatura. El objetivo de Sánchez es convocar el pleno del Congreso la semana que viene, entre los días 8 y 10, de manera que pueda acudir el 11 a la reunión del partido de los socialdemócratas europeos en Málaga investido de nuevo como presidente.
Muy mal tendrían que ir las negociaciones con el PNV para que se frustrara este calendario y, algo todavía más impensable, para que los jeltzales no apoyaran a Sánchez y provocaran una repetición de las elecciones generales, con el riesgo de que se formara un gobierno del PP sostenido por Vox. Además, no hay que olvidar una cuestión esencial, los jeltzales necesitarán de los socialistas para reeditar un Ejecutivo liderado por el PNV tras las autonómicas del próximo año. Por tanto, el hecho de que el acuerdo vaya a ser una realidad nadie lo duda, pero la lista de competencias pendientes es larga y ahí es donde se está fajando el PNV. Solo falta por conocer cuan de llena traerá la faltriquera el PNV y si dentro de ella irá la 'reina' de las competencias por transferir, el régimen económico de la Seguridad Social.
Esta es una reclamación histórica del PNV y la han vuelto a poner sobre la mesa, aunque son conscientes de que acarrea problemas técnicos y políticos. Uno de los principales escollos radica en evitar el encontronazo que supondría cruzar la línea roja que supone la ruptura de la caja única de la Seguridad Social. Sin embargo, la reclamación no conlleva esta ruptura, sino que se ciñe a demandar la gestión del régimen económico, no el traspaso de la propia institución y de la capacidad normativa y decisoria sobre la misma. Otra de las transferencias más reclamada es la de Cercanías de Renfe.
Para el PNV tan importante es lograr las transferencias como asegurar su cumplimiento. Andoni Ortuzar ha sido taxativo. El presidente del EBB ha advertido de que si alguien quiere sus votos tendrá que «dar garantías». Todo un aviso a navegantes y que ahora forma parte del tuétano de las negociaciones.
Aunque todo parece encarrilado, pueden suceder descalabros de última hora. Recuérdese que Puigdemont se echó al monte en octubre de 2017 tras escuchar los gritos de 'botifler' (traidor) cuando fue convencido, entre otros por el lehendakari, para que en lugar de proclamar la independencia convocara elecciones autonómicas. La presión se recrudecerá ahora si pacta con Sánchez.
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