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'Hasta que me mates. Memorias de Rafaela Romero Pozo' (Ed. Alberdania) es fruto de las conversaciones entre la escritora Ana Erostarbe y la política vasca de raíces extremeñas, hoy diputada foral de Movilidad y Ordenación del Territorio. El libro, que se presenta esta tarde ... en el Koldo Mitxelena de San Sebastián, narra algunos de los pasajes más íntimos y dolorosos de su vida personal y política, atravesada por la violencia machista y la del terrorismo de ETA, y marcada por el hecho de ser mujer. Romero desvela el encuentro que, junto con su marido, Jesús Eguiguren, mantuvo en 2020 con un arrepentido de ETA, Ibon Etxezarreta. «Quería vernos para pedirnos perdón, especialmente a Jesús», relata.
–Relata que su infancia fue «soledad, vergüenza, culpa y miedo» y que creció en un pueblo (Mondragón) «que no quería a su familia». ¿Cómo se soporta algo así?
–Se soporta haciendo un aprendizaje. Es una visión de la integración en Euskadi que no siempre ha sido idílica. Se agudiza sobre todo porque toda mi familia fuimos arrancados de Extremadura. Mi madre criaba sola a cuatro hijos con una persona violenta que le amarga la vida a ella y nos destroza a los cuatro hijos. Y sales fuera y tampoco sientes el acompañamiento de los que están fuera, sino que no eres de los nuestros, eres de los otros. Eso incrementa el sentimiento de soledad. Mi historia es la del horror que sufren tantas mujeres bajo el techo de su propio hogar.
–¿Cómo afrontó el apartamiento social y la violencia de persecución ejercida por ETA que llegó después?
–Se aprende a vivir con ello. No es lo mismo que el terrorismo golpee en San Sebastián que en Mondragón que en Eibar o en Eskoriatza o siendo guardia civil en Legutiano... Te siguen sin considerar del pueblo. Yo conozco un montón de compañeros a los que el final de ETA solo les ha traído dolor, muy pocos agradecimientos, muchas enfermedad psicológica, divorcios...
–Asegura que falta un reconocimiento político a tantos perseguidos y amenazados por ETA.
–Todos los partidos centrales deberían de consensuar qué importancia tenemos en su ideario político. Si fueran realmente respetuosos con las víctimas no habría ni media discusión política sobre quiénes han ganado esta batalla.
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–Cuenta que se compartieron en su familia más íntima detalles del proceso de paz que protagonizó su marido, Jesús Eguiguren.
–Se hablaba en la mesa con toda la familia. Era nuestro círculo de confianza y era esencial que todo avanzara con la máxima discreción, pero estábamos solos y nos hacía falta apoyo. Mi madre era quien le cogía el teléfono a Rubalcaba cuando llamaba y Jesús no estaba para nadie. Cuando la comunicación entre ETA y el Gobierno empezó a ser epistolar mi cuñado le acompañó a llevar y a traer cartas de ETA, que recogían en algún lugar del sur de Francia y escondían en la sillita de mi sobrino.
–¿Qué partes de su vida han sido lo más difíciles de contar?
–Si hay algo de lo que me ha costado es hablar del proceso y del post proceso y hablar de una persona fundamental que es Jesús Eguiguren y de lo injusto que fueron con él España y los españoles. Lo digo en el libro: «España es muy poca patria para un patriota de derechos como él». Pasó una depresión feroz tras el fin de ETA. En mi casa, suelo decirlo, en lugar del sol, tras años de dolor y lucha, llegaron las tinieblas. Que no me diga a mí nadie que la paz fue gratis. Este libro tiene que ir a la balda de los valores.
–En el libro desvela que hace dos años usted y su marido tuvieron un encuentro con un exetarra arrepentido.
–Sí. En 2020 vino a vernos un arrepentido de ETA, Ibon Etxezarreta, el asesino de Juan Mari Jáuregui. Fue a través de Josu Elespe. Quería vernos para pedirnos perdón, especialmente a Jesús, porque había pasado información suya en algún seguimiento que le había hecho hacía tiempo, y todavía le atormentaba la imagen de mi marido con nuestra hija en brazos, siendo ella muy niña. Tomamos algo debajo de casa, primero, y luego fuimos a comer al restaurante Haritza. Pidió perdón, y Jesús le dijo que él no era quién para conceder perdones. «Te has arrepentido, has pagado con años de cárcel, pues qué le vas a hacer. Sigue con tu vida e intenta llevar lo que has hecho como mejor puedas», le dijo.
Autora: Ana Erostarbe
Estilo: Memorias.
Editorial: Alberdania.
Páginas: 178.
Precio: 18,50 euros.
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