La proximidad de unas elecciones aconseja que quienes aspiran a obtener la representación ciudadana se centren más en evitar riesgos que en atribuirse aciertos. Más en atenuar sus propias flaquezas que en escarbar en las debilidades de los adversarios. Eso es lo conveniente cuando las ... previsiones demoscópicas apuntan a un escrutinio inalterable en el transcurso de una campaña electoral. Pero una recomendación que se desdeña cuando el resultado de las urnas parece incierto. En el oasis vasco, el horizonte del 28-M aparece tan previsible que los partidos en liza tratan de asegurar su respectiva posición intentando, si acaso, que las primeras fuerzas destaquen un poco más respecto a los grupos con menor representación. La continuidad anunciada de la entente entre el PNV y el PSE es la gran barrera que disuade de votar algo distinto a lo que ha sido la tónica previa. La que reduce también las posibilidades de que el caso De Miguel o la contestación profesional y social por la situación que atraviesa Osakidetza propicien sorpresas electorales.
Publicidad
El panorama en la política española es muy distinto. El ruido es constante, en gran medida, porque persiste la incógnita sobre si la balanza se inclinará hacia las izquierdas o hacia las derechas en la particular doble vuelta del año electoral. Como si Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo estuvieran combatiendo a puntos, cada jornada está trufada de noticias y declaraciones que hacen que se incline a favor o en contra de cada cual sin que pueda preverse qué deparará el día siguiente. La pulsión primaria de la política organizada es la supervivencia. La de cada formación parlamentaria, la de su líder de turno, o la de una determinada tradición.
El PNV cuenta con la inestimable ventaja de que la continuidad de sus siglas parece asegurada, después de la crisis que las partió a mediados de los 80. Pero más de cien años de existencia no aseguran la salvación de un partido. La impronta sanchista se ha hecho tan presente a partir de 2018 que añade un especial vértigo a la eventualidad de que, al final, acabe fuera de La Moncloa. Obligaría a volver tan del revés al PSOE que hoy es una hipótesis tabú para sus integrantes. Algo semejante ocurre con la llegada de Núñez Feijóo a la presidencia del PP para relevar a Pablo Casado. Si sus reajustes sobre el alambre no cuajan en un 2023 de victorias -lo ha anunciado él mismo- los populares están abocados a la orfandad para un tiempo.
El caso Mediador irá sumando imágenes, audios y revelaciones tan bochornosas que, frente a su impacto social, será irrelevante la valoración judicial que después de las elecciones se sustancie sobre la carga penal que pese sobre socialistas fichados como prescindibles. El voto de Unidas Podemos, ERC, EH Bildu y otros socios de investidura contra la toma en consideración de la proposición de ley socialista que pretende reformar la norma del 'sólo sí es sí' empantana al Gobierno porque está en entredicho que pueda seguir después de las generales. Mientras parece dudoso que pueda rescatar a su favor la lucha de clases contra Ferrovial.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.