El homenaje pendiente a una familia rota
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Un monolito recordará desde este sábado en San Vicente de Alcántara, en Badajoz, a José María Piris, primer niño asesinado por una bomba de ETA hace 44 años en AzkoitiaCuatro amapolas blancas, símbolo de la paz, presidirán este sábado en San Vicente de Alcántara (Badajoz) un acto de reconocimiento y memoria del primer niño asesinado por ETA, el pequeño de 13 años José María Piris Carballo. La banda terrorista acabó con su vida en ... Azkoitia el 29 de marzo de 1980 al explotar un paquete con unos imanes abandonado en la calle que llamó su atención y resultó ser una bomba desprendida de los bajos del coche de un guardia civil al que los terroristas pretendían matar. 44 años después, en un homenaje inédito en el pueblo natal de José María, su madre, Carmen Carballo, acompañada de su marido, Antonio Piris, portará en sus manos las cuatro flores por cada uno de sus hijos, tres grandes y una de menor tamaño por el pequeño José María al que el horror de ETA impidió crecer. Antonio y Carmen, ambos nonagenarios, asistirán a la inauguración de un monolito en memoria de su pequeño José María, arropados por la Asociación Extremeña de Víctimas del Terrorismo, impulsora del acto. Al tributo asistirá también Fernando García el amigo azkoitiarra de José María, que a sus 11 años resultó herido en aquella explosión.
El monolito creado en pizarra, una piedra ornamental de la zona llevará un recuadro escrito en el que quedarán grabadas para siempre las palabras que Carmen Carballo pronunció tras el asesinato de su hijo. «Hemos querido que quede para la memoria el mensaje de una madre que perdió a su pequeño en esas circunstancias y que sacó fuerzas para decir que 'ojalá mi hijo fuera el último' y que 'si todos hubieran hablado y se hubieran entendido' no hubiera habido más muertes desde 1980. Es impresionante escucharla y eso que yo he vivido muchas cosas en mi trabajo en el País Vasco como tedax de la Policía Nacional», comparte José María Antón, presidente de la Asociación Extremeña de Víctimas del Terrorismo, empeñado desde hace tiempo en hacer realidad este homenaje. Antón, también víctima de ETA tras resultar herido cuando trataba de desactivar una bomba en Bilbao en 1989, asegura que ese mensaje de Carmen Carballo «sigue vigente porque aún queda mucho camino por andar».
El Ayuntamiento de San Vicente de Alcántara y la Asociación Extremeña de Víctimas del Terrorismo ultimaban estos días los detalles finales del homenaje al que además del alcalde de la localidad pacense, el socialista Andrés Hernáiz de Sixte, y de José María Antón, asistirán entre otros el presidente de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Juan Francisco Benito; el director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez; o el nuevo director de Derechos Humanos , Víctimas y Diversidad del Gobierno Vasco, Jagoba Álvarez Ereño. También se ha invitado a la presidenta de la Junta de Extremadura, la popular María Guardiola y otras autoridades extremeñas.
El tributo tendrá lugar a las 10.30 de la mañana en el Parque de Joaquín Sama, que se encuentra ubicado muy cerca del domicilio familiar de José María Piris. «A esa casa nunca había venido nadie a ver a esta familia hasta que llegamos nosotros como asociación», se lamenta el presidente de Asexvite que tuvo que tocar a la puerta de los Piris Carballo en San Vicente de Alcántara en varias ocasiones hasta que por fin pudo dar con ellos. «Tras el atentado en Azkoitia, no pasaron ni tres meses y esta familia se marchó rápidamente para su pueblo», relata Antón. «El caso de los Piris Carballo es muy triste», se emociona. «Por mi trabajo de desactivador de bombas en la Policía Nacional, he estado mucho tiempo allá arriba (Euskadi), sé lo que es trabajar allí y encontrarte personas destrozadas, familias destrozadas... Y la primera vez que fui a ver a esta familia se me cayó el alma a los pies. Me dijeron: 'no viene usted en un buen momento'. La familia lo ha pasado muy mal todos estos años. Perder a un hijo con 13 años de esa forma es terrible...». La suya es la muestra clara de «una familia rota, destrozada completamente» por el terrorismo de ETA, explica Antón.
Antonio Piris y Carmen Carballo llegaron a Euskadi a finales de los 70 para buscar un futuro mejor «y resulta que se tuvieron que volver con un futuro peor, con una mano delante y otra detrás, y un hijo menos, enterrado en un ataúd blanco», rememora. Hace dos años el Gobierno Vasco tributó a Piris, también por primera vez, un homenaje en Azkoitia. Al acto, en la plaza de los Atanos, el lugar de la explosión, acudió su hermano Juan Antonio, pudo encontrarse después de 42 años con el amigo de José María, Fernando García y se fundieron en un emotivo abrazo.
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