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Eguiguren, en la plaza de Aizarna, en la que está la antigua escuela en la que aprendió a leer y escribir. Foto: Lobo Altuna / Vídeo: Ainhoa Múgica

Memorias de Jesús Eguiguren

«La transición vasca fue para mí un verdadero infierno»

El expresidente del PSE escribe un libro que describe sus años bajo la presión de ETA, su compromiso socialista, su apuesta vasquista y su permanente curiosidad intelectual

Alberto Surio

San Sebastián

Domingo, 30 de abril 2023, 08:02

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urante años, Jesús Eguiguren visitaba Aizarna -donde nació en 1954- rodeado de escoltas. Apenas salía de su casa familiar en este bucólico corazón de Gipuzkoa. Lo relata en las memorias que ha escrito, a cuyo borrador ha tenido acceso El Diario Vasco, que ofrece algunos extractos. Entre otros, detalles sobre el diálogo que precipitó el final de ETA, de cuya disolución se cumplen cinco años el 2 de mayo.

  1. Imagen principal - «Mientras cuidaba a las vacas me leía todos los libros»
    El caserío de Aizarna

    «Mientras cuidaba a las vacas me leía todos los libros»

Nací en Aizarna, en el caserío Aginaga. De joven devoraba todos los libros. Mientras cuidaba a las vacas, que subían al prado, tenía todo el tiempo del mundo. Hasta leí 'Los Hermanos Karamazov'. Hoy no lo entendería. Hice el bachiller en Azpeitia. Venía de un caserío humilde y Azpeitia era casi Nueva York. Fui el único de 11 hermanos que estudió. Descubrí el psicoanálisis. Con 18 años, me fui a a París, milité en Bandeja Roja y en el PCE. Terminé en el PSOE, el partido de mi vida. Me estrené en un mitin de Felipe en Derecho, en Donostia.

Eguiguren explica cómo se inicio en el mundo literario. A.Múgica
  1. Imagen principal - «Era la primera vez que lloré con un atentado y la última»
    Enrique Casas

    «Era la primera vez que lloré con un atentado y la última»

El 24 de febrero de 1984 dos terroristas de los Comandos Autónomos asesinaban en su casa de San Sebastián a Enrique Casas, líder del PSE. Jesus Eguiguren lo recuerda con emoción. «Lloré con aquel asesinato, fue la primera vez que lo hice por un atentado. Y la última». Años antes, en otoño de 1979, los Comandos Autónomos asesinaron a Germán González, un fotógrafo de la UGT. Recuerdo el viaje a Urretxu, junto con Odón Elorza, en coche, aquel domingo para reconocer el cadáver. También las movilizaciones en Zumaia. Y el grito que resonaba: 'ETA traidores, mataís trabajadores'. Tras el funeral, en el restaurante Vallés de San Sebastián, los dirigentes del PSE compartimos una cena con Javier Solana, que vino al funeral y a la manifestación. Estábamos realmente desolados.

  1. Imagen principal - «Estuvimos muy solos en defensa de la Constitución»
    El referéndum del 78

    «Estuvimos muy solos en defensa de la Constitución»

Estuvimos muy solos. Éramos muy jóvenes muy ingenuos, y nos batimos el cobre en defensa de la Constitución en 1978 en la campaña del referéndum. Lo hicimos frente a todo el nacionalismo. Solos, junto con el PCE, porque UCD apenas tenía estructura en el País Vasco. Los resultados fueron un mazazo porque, aunque los votos a favor fueron claramente superiores a los noes, la abultada abstención en Gipuzkoa y en Bizkaia sirvió al nacionalismo de elemento deslegitimador del proceso y ganaron la batalla de la opinión. No nos lo esperábamos. Recuerdo también la campaña favorable al Estatuto, que culminaba la reivindicación del PSE por la autonomía quebrada en la Guerra Civil.

  1. Imagen principal - «El PNV nunca aceptó que Rubial fuera lehendakari»
    El Consejo General Vasco

    «El PNV nunca aceptó que Rubial fuera lehendakari»

La elección de su presidente fue rocambolesca. Finalmente, tras seis sucesivos empates, fue elegido el socialista Ramón Rubial frente al jeltzale Juan Ajuriaguerra. Eguiguren resalta que al PSE nunca se le pasó por la cabeza ceder la Presidencia, aunque, añade, Benegas decía que Felipe González era partidario de que la asumiera el PNV. Nosotros no lo entendíamos. 'Falta finezza', decía Andretotti. A nosotros nos faltaban nociones elementales de la política. UCD deshizo al final el empate. El nacionalismo siempre negó a Rubial la legitimidad de su condición de lehendakari. En todo caso, tampoco me duelen prendas en valorar el papel muy relevante y positivo de Carlos Garaikotxea en conseguir el acuerdo del Estatuto con el Gobierno de Suárez. Su negociación fue decisiva.

Eguiguren, con el borrador de sus memorias.

Una de las copia de las actas de ETA sobre la ruptura de las conversaciones interceptada por la Policía a ‘Thierry’.

Un cuaderno con sus notas sobre el diálogo con ETA.

Eguiguren, con el borrador de sus memorias.

Una de las copia de las actas de ETA sobre la ruptura de las conversaciones interceptada por la Policía a ‘Thierry’.

Un cuaderno con sus notas sobre el diálogo con ETA.

Eguiguren, con el borrador de sus memorias.

Una copia de las actas de ETA sobre la ruptura de las conversaciones interceptada por la Policía a ‘Thierry’.

Un cuaderno con sus notas sobre el diálogo con ETA.

Eguiguren, con el borrador de sus memorias.

Una copia de las actas de ETA sobre la ruptura de las conversaciones interceptada por la Policía a ‘Thierry’.

Un cuaderno con sus notas sobre el diálogo con ETA.

  1. Imagen principal - «Pasar de la dictadura a la democracia fue un milagro»
    La ilusión democrática

    «Pasar de la dictadura a la democracia fue un milagro»

No estoy de acuerdo con quienes ahora empiezan a criticar la Transición española. Creo que lo hacen así porque realmente no la vivieron. Sin embargo, yo sí la viví con emoción, con alegría, asombrado de aquella especie de milagro. Fue un modelo de pasar de la dictadura a la democracia y fue un modelo básicamente porque hubo consenso entre los grandes partidos, hubo consenso social y claridad en cuanto al objetivo: un sistema democrático con una Constitución consensuada. Nada de esto hubo en Euskadi, ni consenso entre partidos, ni un mínimo consenso social sobre cuál debía ser el resultado final de la Transición. Lo único que salva históricamente la Transición vasca es la autonomía que negoció Garaikoetxea. A lo largo de todo la Transición, hasta 2011, hubo más de 800 asesinatos. Este dato no admite discusión sobre el fracaso de nuestra Transición.

  1. Imagen principal - «Los discursos épicos de Ricardo me emocionaban»
    García Damborenea

    «Los discursos épicos de Ricardo me emocionaban»

Decía Rubalcaba que el PSOE nunca decepciona, que si no tenia problemas los inventaba. Algo de eso nos pasaba a los socialistas vascos. Como si no tuviéramos problemas fuera, dentro éramos un campo de batalla En el 88 nos tocaba el quinto Congreso y nos preparamos para otro combate. El congreso del PSE se celebró en junio de 1988 en San Sebastián. De nuevo, el secretario general de Bizkaia, Ricardo García Damborenea, era objeto de controversia. Las posibilidades de alcanzar un acuerdo para constituir una Ejecutiva consensuada parecían muy reducidas. El quinto congreso se celebró en una carpa colocada junto al hotel Costa Vasca. Unos cuantos guipuzcoanos se pasaron la noche haciendo guardia para evitar que Damborenea se adelantara y copase la comisión de credenciales. Lo intentó, pero se encontró con que ya estaban los gipuzcoanos allí. Con Ricardo discrepé mucho, pero sus discursos épicos me emocionaban. Como algunos de Indalecio Prieto.

  1. Imagen principal - La división interna del socialismo vasco
    Los congresos del PSE

    La división interna del socialismo vasco

El sector oficialista, integrado por Benegas, Ramón Jáuregui y Juan Manuel Eguiagaray y Maturana, consideraba al secretario general de Bizkaia como «el principal obstáculo para el presente y el futuro del partido», en palabras de Eguiagaray. Su marginación se había convertido en un objetivo prioritario del equipo de Benegas. Al aparato del PSE lo protegía Alfonso Guerra. Damborenea, no se oponía a colaborar con el nacionalismo vasco, pero sí a lo que él consideraba concesiones ideológicas que pusieran en entredicho la identidad del socialismo y la fidelidad a su electorado tradicional. También insistía en la necesidad de alcanzar un acuerdo entre los dos sectores del partido para no repetir los 'errores' del cuarto congreso. Sin embargo, el acuerdo no se logró y, finalmente, Jáuregui fue elegido secretario general al frente de una Ejecutiva que sólo recibió el apoyo del 53% de los delegados del Congreso del PSE. Ramón, al que le llamaban el 'pastelero', era más flexible que Eguiagaray.

  1. Imagen principal - «Eguiagaray era el héroe pero ganó Jáuregui»
    Relevos en el PSE

    «Eguiagaray era el héroe pero ganó Jáuregui»

Eso era lo previsto. El secretario general iba a ser otro. Eguiagaray era el destinado a ser el dirigente del PSE después de Benegas. Se le llamaba por eso 'el hereu', pero se optó por Jáuregui por una cuestión interna. Se pensó que sería más fácil ganar el Congreso a Damborenea con Ramón. La etapa de Eguiagaray como portavoz parlamentario fue brillante. No pensaba que me afectaron personalmente aquellas guerras. Salí elegido secretario general de Gipuzkoa en sustitución de Maturana. Los mismos que estaban en su ejecutiva empezaron a cuestionarle, y recurrieron a mí, que era presidente del Parlamento. Me utilizaron para sustituirle y me dejé utilizar. Me he arrepentido toda la vida. Cometí una injusticia, Maturana no se lo merecía. Forma parte de los peores momentos de mi vida política. Sufrí mucho.

Lo mismo que con las torturas, con el GAL se nos fueron cayendo las vendas. Jamás como militantes tuvimos nada que ver con el GAL. Lo montaron quienes lo montaron, pero nunca mezclaron al partido como tal, jamás nos informaron de nada y jamás utilizaron nuestras sedes o pidieron ayuda o colaboración.

Eguiguren, en la iglesia de Aizarna.

Eguiguren, en la iglesia de Aizarna.

Eguiguren, en la iglesia de Aizarna.

Eguiguren, en la iglesia de Aizarna.

  1. Imagen principal - Una vida 'atrapada' por el Partido Socialista
    En la dirección

    Una vida 'atrapada' por el Partido Socialista

Siempre tuve serios adversarios que discrepaban de mi política pero el apoyo de la gente de las agrupaciones fue masivo, aunque la operación de renovación lo hicimos entre muy poquitos, entre los que estaba como vicesecretario general Guillermo Echenique. Recuerdo también la mano que me echaron Odón Elorza o Manuel Huertas. Fue también el desembarco de los eibarreses. Estaba Miguel Angel Morales, hoy factotum del partido. Después compramos la Casa del Pueblo actual en Prim. Un día, me despisté y estando en el despacho, los de seguridad no se dieron cuenta y cerraron el edificio activando todas las medidas de seguridad. Me quedé encerrado y sin teléfono. Pasaban las horas me di cuenta de que lo que ocurría era un reflejo fiel de lo que había pasado con mi vida, estaba atrapado por el partido.

  1. Imagen principal - «Patxi me ha defendido en los peores momentos»
    Los dirigentes

    «Patxi me ha defendido en los peores momentos»

Txiki Benegas fue el padre del PSE y de la unidad democrática. Era el carisma, aunque nunca comprendió mis tesis vasquistas. Ramón Jáuregui, la persona más trabajadora que he conocido en mi vida, y gran forjador de acuerdos. Con Patxi López, mi lehendakari de la paz, he tenidos a veces diferencias, pero es amigo y cuando me ha hecho falta, siempre me ha defendido. Con Nicolás Redondo he mantenido el afecto personal a pesar de las crisis que sufrimos en el PSE. Es muy buena persona.

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